miércoles, junio 18, 2008

"El último revolucionario" ("Chávez...anda buscando votos como un desesperado...")


POR: ELIDES J.ROJAS L.

Los socialistas se acabaron. Ni siquiera aquí, a pesar de la habladera, queda alguno

Ahora sí es verdad que se terminó de enredar el papagayo. Ya ni siquiera Chávez quiere ser socialista. Una cosa es que a cada rato encadene para repetir el cuento de que vamos al socialismo, que la mayoría votó por el proyecto, que el capitalismo es basura o que ama a los pobres, y otra la comiquita que chavistas, ninis y antichavistas observan de los héroes que conducen la patria.

Y es que el papelón continuado del antes aguerrido y radical líder de la izquierda galáctica, deja en la superficie una simpleza: está pelando en las encuestas, anda buscando votos como un desesperado y, para variar, su única aspiración es quedarse en el poder hasta que alguna bronquitis crónica lo permita. Es pragmatismo puro y simple. No hay la más mínima intención de defender con la vida ningún socialismo ni nada. No hay el más pequeño ánimo de combatir con el imperio para imponer ese socialismo ramplón. Y eso del amor por los pobres y los desamparados no es más que la misma consigna cazabobos de los viejos populistas.

¿Quién le recomendó al líder cósmico, guía de lo perfecto y genio de la estrategia, este camino tan manoseado, básico, primario, primitivo y terriblemente delator? No parecen cosas de Fidel, quien moribundo, pasado de moda y pronto a convertirse en desecho tóxico y futuro combustible fósil, lo menos que haría sería impulsar a su fuente de ingresos más segura a la autodestrucción a consecuencia del violento cambio de ramo: de irreductible socialista redentor de almas y pueblos a simple mercader electoral.

No. No parecen cosas de Fidel. Estas son cosas criollas, autóctonas, mañas de la vieja Venezuela. Táctica de jefe de partido de los años 50 y de jefe civil de pueblo. Discurso de políticos decadentes y de ningún respeto por su propia historia. Ese movimiento que suena a vengan para acá que es donde hay, a péguense aquí que es donde está el billete, a si quieres el trabajo inscríbete en el partido, a saquito de cemento y latas de zinc. A voten por mi. A charrasqueo social del tipo bilateral. Es decir aquel que es definido por la mejor doctrina como la operación donde es necesario que el charrasqueado se deje raspar con el mayor gusto y por pleno y sano interés de ambas partes. Reciprocidad, dirían los diplomáticos.

No hay moral ni dignidad de ninguna naturaleza. Es pragmatismo del más brutal. Se puede pactar con el diablo de ser necesario. Se puede cambiar el discurso. Se puede repudiar al hermano. Se pueden borrar miles de minutos de silencio. Se puede dejar como perfectos estúpidos a emblemáticos camaradas socialistas, aduladores por adelantado, que jugaron a emitir opinión hablada y escrita en respaldo incondicional al líder. ¡Qué pena! Se puede abrazar a Bush si de eso depende quedarse allá, allá arriba, en la cima de esa montaña de dólares.

Es tarde. La jugada ya no funciona.



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