
Es fácil gritar a los cuatro vientos cada vez que le provoque: Nacionalícese o exprópiese y luego enviar a la guardia nacional o al ejército, a ocupar instalaciones privadas de los mataderos y frigoríficos, pero contando con el dinero del fisco que irónicamente es de todos los venezolanos, para indemnizar cuanta empresa se le ocurra que debe acaparar para el estado todopoderoso que no produce caraotas, azúcar, carne, leche ni pollo, ni absolutamente ningún rubro alimenticio, sino que lo importa a los países vecinos con los dólares que obtiene facilito de la venta del petróleo, convirtiéndose simplemente en un estado fenicio comerciante, que solo sabe comprar y poner a circular la riqueza que no le pertenece.
Venezuela está viviendo una gran tragedia, y se dirige hacia un gran abismo económico si el gobierno no rectifica sus erradas políticas económicas, que desestimulan, estrangulan, asfixian y liquidan a la empresa privada.
En los últimos días se han desatado toda clase de protestas y movilizaciones que preocupan a todo el conglomerado nacional. Nadie desea la inestabilidad económica, es un suicidio colectivo lo que aquí se esta auspiciando.
Resulta inaudito, casi increíble que un país como el nuestro con sus arcas fiscales repletas de dinero, con un ingreso petrolero astronómico, los venezolanos estemos padeciendo escasez, desempleo, y vivamos amenazados con que se produzca una explosión social; resulta contradictorio que mientras el gobierno vive invirtiendo nuestras reservas en dólares en proyectos de ayuda y asistencia a países extranjeros como Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Argentina y muchos otros países del Caribe, aquí en Venezuela la gran mayoría de los venezolanos pertenecientes a las clases populares tengan que padecer grandes carencias y necesidades.
No es justo que todos los venezolanos tengamos que contemplar inmóviles como se derrocha a manos llenas nuestra abundante riqueza financiando un proyecto político seudo revolucionario continental, ideado, planificado, dirigido seguramente entre Castro y Chávez desde Cuba, pero ejecutado con nuestros recursos petroleros por un presidente desfasado, desconectado de la realidad, presa de un extraño delirio de grandeza, que lo precipitan a cometer toda clase de disparates y a tomar decisiones económicas erradas, que nos afectan y amenazan seriamente a todos los venezolanos, por precipitarnos hacia el más terrible desastre económico.
Mientras todos los días en nuestro país muere cada media hora un venezolano, víctima de la violencia desatada por el hampa desbordada e incontrolada; mientras examinamos los partes de guerra de los fines de semana que dan cuenta de decenas de muertos, así como también, observamos que en los Centros de salud pública se mueren de mengua los pacientes en los hospitales, que carecen de los insumos indispensables;y miramos que en los portones de las instalaciones de PDVSA, LA CVG y empresas del estado, se arremolinan los desempleados suplicando humillados un empleo; como millones de buhoneros en todas las ciudades del país se reúnen apiñados forcejeando para que les otorguen un pequeño espacio en la calle, para poder trabajar y ganarse el pan para su familia; existen cientos de miles de venezolanos de los sectores más pobres en los barrios, suplicando por el suministro regular y eficaz de servicios públicos colapsados e insuficientes como el agua y luz, que fallan a diario y a veces durante semanas; se observa que en las calles pululan los niños abandonados, se colman de indigentes y mendigos; se abarrotan las aceras de basura; campea el hambre, la miseria, la delincuencia, el crimen, la ociosidad, la prostitución, la desocupación, los vicios, el juego, la marginalidad, el hacinamiento familiar, la drogadicción; reaparecen las enfermedades endémicas; como el dengue, el paludismo, la malaria, la tuberculosis, etc; vemos como campea y avanza la corrupción; encima de todo eso y para colmo de males comienzan a proliferar con mayor auge las colas de los pobres en los mercados de Mercal para poder comprar carne, pollo, azúcar leche y lo que puedan encontrar, porque están desabastecidos. Los pequeños comerciantes víctimas de la persecución y las amenazas del gobierno comienzan a bajar las santa marías de sus establecimientos porque simplemente no pueden vender ni comerciar sus productos asumiendo pérdidas, van a la quiebra.
Mientras todas estas calamidades acogotan a la población, el líder del mal llamado proceso revolucionario se regodea jactancioso de su poder, flanqueado por sus serviles partidarios, pronunciando discursos incendiarios y amenazantes, que solo ahuyentan más a los inversionistas nacionales y extranjeros; lo único que hace es hablar y hablar, pura demagogia, solo lanza promesas de redención social; nos prometió el mar de la felicidad pero nos ha metido en un pantano; nos ofreció el paraíso socialista pero nos conduce como un ciego dando bastonazos a las paredes, a un terrible desastre económico, es el hundimiento económico chavista.