domingo, febrero 04, 2007

JESUCRISTO VENCE EL DESASOSIEGO

No nos corresponde, ni queremos, asumir atribuciones políticas que son propias de los políticos y no nuestras. Pero Venezuela está viviendo horas tensas. De júbilo y esperanza para unos, de temor y de angustia para otros. Es por eso que debemos expresar nuestra opinión sobre la actualidad nacional, opinión que sea inspirada por un verdadero espíritu cristiano de reconciliación.

Quienes creemos en Jesucristo estamos confiados en que Dios dirige la historia, con la colaboración de todos los seres humanos. La dirige hacia “el completo desarrollo de todos los hombres y de todo el hombre” (Pablo VI), liberándolo de cuanto los limita y los deforma, y haciéndoles crecer en la verdad y en el bien, sin excluir el sufrimiento y el error. Nuestra posición esencial es, en tal virtud, la confianza, la serenidad. Permanecemos unidos a Dios en la oración y, obligados a la vez con nuestros congéneres en la realidad y cotidianidad de la vida, en la que todos colaboramos en la medida de nuestras posibilidades en la consecución del plan de Dios para la humanidad.

Las circunstancias más recientes en nuestro país no son sino un episodio o una etapa de este proceso, y deben ser evaluados como consecuencia del proceso total.

Nos encontramos en el umbral de una nueva época histórica de nuestro continente, colmada de una aspiración de cambios profundos y de emancipación total, de liberación de toda servidumbre, de maduración personal y de integración colectiva. No podemos dejar de interpretar esta notoria tendencia, por una consecución expedita de transformación y desarrollo como un obvio signo del Espíritu, que dirige la historia de los hombres y de los pueblos hacia su vocación.

Los cristianos deseamos y debemos contribuir con los cambios, pero advirtiendo siempre las deformaciones y abusos de los regímenes, que suelen desviarse para defender sus intereses, obviando sus deberes para con el colectivo, prevaleciendo sólo la defensa de sus intereses grupales. Por eso participaremos en la búsqueda y consecución de los indispensable y necesarios cambios, pero siempre basándonos en los valores del Evangelio en la formación del “hombre nuevo”, auténticamente libre, capaz de construir un mundo nuevo, mejor para todos, no para unos pocos, grupos o facciones.

Todos los ciudadanos de buena voluntad deseamos y debemos cooperar con los cambios, particularmente con los que favorezcan a los más pobres. Estamos conscientes que son a veces traumáticos y suponen casi siempre un gran riesgo para todos. Entendemos que es difícil renunciar a algunos privilegios. De allí que es oportuno no olvidar las enseñanzas de Cristo referidas a la necesidad de la fraternidad entre los hombres, que reclama solidaridad, desprendimiento y una mejor distribución de los bienes necesarios e indispensables para una vida digna entre todos.

El pueblo venezolano necesita proseguir en el camino democrático, en el sistema de libertades por el cual ha venido bregando desde hace cientos de años. Desea que se mantenga y se defienda lo ya conquistado, sus derechos democráticos irrenunciables, los cuales no puede ni debe ceder bajo ningún pretexto o circunstancia: Su derecho a pensar y difundir a los demás sus ideas, a organizarse; pero paralelamente a que se amplíe y se mejore esa libertad. Que alcance a ser igual y plena para todos, sin discriminaciones, con idénticas oportunidades, asimilada a la dignidad y la creatividad del ser humano.

Los cristianos debemos buscar y encontrar, junto a los demás, soluciones justas, originales y creativas. Es algo real que el miedo de buena parte de la colectividad venezolana los paraliza. Muchos se atemorizan por los cambios atropellados, abusivos, equivocados. Se le teme a la probabilidad cada vez más amenazante de la cesantía, el desempleo, a la confiscación de los bienes propios, la persecución política, a la escasez, la inflación, la inseguridad personal, la insalubridad, las enfermedades endémicas, la perdida de la libertad, la crisis económica. Se teme que se instale una dictadura militarista totalitaria y autocrática, muy represiva y conculcadora, que ejecute un descarado proceso de adoctrinamiento compulsivo, se teme la pérdida del patrimonio espiritual del país.

Por su parte algunos, por el contrario, ni temen ni advierten esas latentes y potenciales asechanzas, las asumen o aceptan. Están poseídos y motivados por una gran esperanza y una voluntad constructiva. Los cristianos auténticamente practicantes del mensaje dignificante de Jesucristo debemos tratar de ser orientadores e inspiradores de unos y otros a la vez. Conscientes de que existen creyentes en ambos sectores. Y deseamos expresarles nuestro mensaje a todos ellos sin excepción, sin importarnos ideologías o tendencias políticas, sociales, culturales y religiosas de distinto signo y condición.

Preguntamos ante tanto temor, desasosiego, intranquilidad, ansiedad y angustia que muchos expresan de distinta manera: ¿Cuál debe ser la correcta actitud de un verdadero cristiano hoy en Venezuela? ¿Evadirse, escapar de los problemas? Adoptar esa indigna actitud, jamás ha sido la enseñanza de Jesucristo. ¿Mantenerse miedoso y estancado aguardando resignado lo que ocurrirá cuando se presenten los acontecimientos temidos? Tampoco. ¿Apelar a la violencia? Para nada, de ninguna forma. El sendero auténticamente cristiano definitivamente no es ese, sin duda que es otro muchísimo más edificante, vivificante y moralizador. Buscar, encontrar y construir junto a los demás, una solución justa, original y creativa, a la compleja, diversa y difícil problemática venezolana.

Debemos antes convertirnos a Dios, unirnos a él en la oración, con un corazón purificado y sereno. Eliminar de nosotros todo signo o partícula nociva de odio, todo rencor, colmar nuestras almas y consciencias de los sentimientos de Cristo: rectitud, coraje, autenticidad, bondad. Y accionar. Obligados con la vida, en el estudio, en el trabajo creador, en nuestras labores habituales, estando siempre dispuestos en defensa de la verdad, de la justicia, junto al pueblo, con la familia, con los jóvenes, y con todas las organizaciones civiles, la sociedad civil, con nuestra Iglesia, con las reservas morales de la nación, actuar permanentemente con adecuada comprensión, con generosidad hacia todos e inteligente vigilancia como nos muestra el Evangelio.

El trabajo no es fácil, ni sencillo, no es nada simple, es infinitamente desafiante, muy cuesta arriba, el camino es largo y pedregoso, colmado de obstáculos y hondas depresiones, pero tenemos absoluta y plena confianza en las inmensas reservas morales y espirituales de nuestra población, de la gente en su mayoría noble, e inmensamente trabajadora, de nuestro glorioso y libertario pueblo. Pero estamos conscientes claro está, que requerimos, y necesitamos el auxilio y la ayuda de Dios, pero siempre será indispensable cultivar y materializar nuestros sueños, mediante la aplicación decidida y firme de nuestra indoblegable voluntad y espíritu de lucha.

En el actual proceso de incertidumbre que vivimos en Venezuela, recurramos más que nunca a la oración, “orad, orad sin cesar” nos dijo el Apóstol Pablo. Difundamos en nuestro entorno la serenidad, la fortaleza y la esperanza, en el diálogo, la búsqueda y la colaboración con todos.

7 comentarios:

EBE dijo...

Amén

EBE dijo...

Dura tarea la que tenemos..pero "el hombre es del tamaño del compromiso que se le presenta"...el que dijo eso, sabio es.
Besos

EBE dijo...

...gracias por postear algo que mitiga mi desasociego.

steppenwolf dijo...

quien sera autenticamente cristiano debe hacer suyo el adagio popular "a dios rogando y con el mazo dando"... o mejor: laborar para construir la obra de dios en el mundo (San Jose MAria Escrivá dixit)

Arcangel Vulcano dijo...

Cabina,¡gracias!. Es cierto,muy sabio es; los seres humanos debemos crecernos,llenarnos de fe,optimismo y esperanza, ante los desafíos por difíciles que sean, para lograr mejorar en colectivo.Tu "desasosiego" es perfectamente lógico, natural y comprensible, pero puedes vencerlo con inspiración en tus creencias y tu propia voluntad.Besos.

"Steppenwolf,en efecto así mismo es,inspirados en Dios y su palabra,pero trabajando duro y con constancia unidos (dar con el maso) para ser más todos juntos,y así encontar soluciones justas,originales y creativas.

Un respetuoso saludo.

Cruz J. Saubidet dijo...

Y... vienen tiempos complicados. Desde lejos se deben ver diferentes, no me gusta que un presidente tenga tanto poder, menos me gusta que tantas personas estén maravilladas con que así sea. Soy anti-lideres, incluso religiosos, pero admito que la fe es de gran ayuda para quienes la tienen.
Un gran saludo y suerte.
Cruz

Arcangel Vulcano dijo...

Cruz,nos complace muchísimo tu visita,gracias por tus aleccionadores comentarios.Siempre es interesante leer tus análisis en tus post.Igualmente, te deseamos mucha buena suerte, éxitos y salud.

Un gran saludo.