POR:MARTA COLOMINA.
La “justicia” chavista es para premiar a quienes están a favor de la enmienda.
Obviaremos hoy el terrorismo de la criminalidad impune causante de casi 14 mil muertes en 2008, la misma que cada día asesina a un motorizado en Caracas o que exhibe en el 23 de Enero y en El Valle armas de guerra superiores a las de la policía sin que Chávez, ni su ministro del Interior se dignen detener un minuto su campaña por el “Sí” para atender el clamor del pueblo ante el acoso del hampa homicida.Desde que Chávez ordenase lanzar “gas del bueno” a los estudiantes partidarios del “No” a la reelección indefinida, la violencia oficial contra las manifestaciones pacíficas de los estudiantes ha sido constante y cada vez más intensa. Cuando la agresión no es policial o militar -esta semana la GN y policías reprimieron a estudiantes en cinco Estados, muchos de ellos detenidos y fichados- mandan a paramilitares chavistas para que golpeen (o disparen) a los jóvenes demócratas o les impidan llevar a cabo sus foros pacíficos, como el frustrado esta semana en la UCV. La salvaje agresión oficial contra quienes manifiestan su rechazo a los intentos de Chávez por eternizarse en la Presidencia, se lleva a cabo desde varios frentes. En Aragua, por ejemplo, fueron detenidos 12 jóvenes solo por llevar franelas alusivas al “No” mientras entregaban volantes; en Mérida la GN lanzó bombas lacrimógenas y perdigones a los manifestantes pacíficos, en tanto que la Universidad Experimental del Táchira fue allanada por la GN y heridos varios estudiantes. También en la ULA-San Cristóbal hubo heridos y en Monagas varios jóvenes fueron brutalmente golpeados por la policía y detenidos. Los cargos imputados a 12 estudiantes de Aragua para “justificar” su detención (”por poseer y lanzar sustancias explosivas”) son falsos. Tan grave es la represión que la Conferencia Episcopal Venezolana exige al Gobierno proteger y respetar a los ciudadanos “sin importar su inclinación política” y recuerda que la protesta cívica y pacífica está garantizada en la Constitución, y los acuerdos internacionales firmados por Venezuela prohiben disolver las manifestaciones con gases”.La violencia oficial se hace pública para que el elector medio se asuste y no vaya a votar. Cuando Chávez grita que aquí va a haber guerra si él no es elegido eternamente y cuando los paramilitares chavistas (con antecedentes penales en su mayoría) ocupan la sede de la Alcaldía Metropolitana para que Ledezma no gobierne, pretenden convencernos de que si votamos por la oposición, ellos no van a dejarnos en paz. Por eso los cobardes encapuchados que en Carabobo lanzaron bombas molotov a la cara del general Baduel y dispararon repetidamente contra su vehículo, lo hacen para que ningún otro militar se sume a las filas de la disidencia. La respuesta oficial ante esa agresión fue cínica e instigadora del delito: El ministro Chacón expresó “!Qué causalidad que donde asiste Baduel siempre hay un atentado!” y el de Interior, a quien el presidente Chávez debe su regreso al poder en 2002, le dijo “que se dejara de payasadas. Debería cambiarse la chuleta y hacer un nuevo circo”. Toda una invitación para que los delincuentes oficialistas sigan disparando impunemente contra el general o contra cualquier otro disidente. Víctor Carrillo, director de Cultura de la Alcaldía Mayor, fue secuestrado en su oficina por los malandros de la esquina caliente, golpeado y luego hecho preso por la PM. ¿Lectura? No importa cuantos delitos hayan cometido, la “justicia” chavista es para premiar a quienes están a favor de la enmienda y castigar a quienes se niegan a la reelección indefinida.
Todos los cuerpos de seguridad y de justicia del Estado están dedicados a espiar, reprimir y condenar a la disidencia, para lo cual sembrarán e inventarán cualquier cosa para imputar a quienes se resisten a decir “sí”. El Gobierno intenta extender la guerra y la violencia al campo de las encuestas. De aquí al 15F serán muchos los piratas o ávidos de los $12.500 millones que repartirá Chávez estos días, que nos dirán que el “Sí” está arrasando. Nada más falso. El viernes Hinterlaces dio a conocer un sondeo realizado en enero, en el cual el “No” aventaja al “Sí” por nueve puntos entre quienes manifiestan intención de votar (55% a 46%). Registra también un amplio rechazo popular a la violencia gubernamental, a su negligencia en la lucha contra el hampa y a la pretensión de eternizarse en el poder. A través de los focus group se infiere que, como ocurriera en Nicaragua cuando Ortega perdió ante Violeta Chamorro y en la derrota de Pinochet en Chile, en los venezolanos existe un sentimiento escondido (como respuesta a la violencia oficial) que se manifestaría el 15F en una votación masiva a favor del “No”, convencidos como están de que el voto es secreto. Sería la respuesta de los empleados públicos a la humillación del disfraz rojo y de la obligatoriedad de marchar.
2 comentarios:
Diego Arria: Hugo Chávez y las Fuerzas Armadas son los responsables por los actos de vandalismo en la Sinagoga de Maripérez
Responsabilizar a malandros tarifados es distraer la atención a donde corresponde
El Presidente Chávez por su permanente predica publica del odio y de la violencia, y las Fuerzas Armadas por hacerse eco y respaldar esta campaña permanente de incitación al delito que lleva a grupos de maleantes tarifados por el régimen a cometer desmanes como este al igual que contra medios de comunicación y el Ateneo de Caracas.
El Presidente Chávez no entiende que el uso y el abuso que el hace de los medios de comunicación masivos para promover en incitar la violencia , el odio y el crimen son considerados por los tribunales penales internacionales como los delitos mas graves. En Ruanda los que utilizaban la estación Mil Colinas fueron condenados a cadena perpetua-una pena incluso superior a la que recibieron algunos de los que participaron en la masacre de la etnia Tutsi.
Por su parte la Fuerza Armada no acaba tampoco de entender que dada la desviación que han hecho de los fines y responsabilidades de la institución que han convertido en la base real de sustentación del régimen venezolano en lugar de la institución central que vele por la soberanía y el respeto a la constitución que son igualmente culpables por los delitos que se cometen al amparo de esta predica del odio y de la violencia que lideriza su comandante en jefe. El Estatuto de Roma del Tribunal Penal Internacional no puede ser mas claro al destacar que ningún jefe militar-ni policial- puede alegar el cumplimiento de ordenes superiores para excusar la comisión de delitos o la falta de acción para que no se comentan.
Evidentemente que si en Venezuela funcionara la justicia estos delitos serían igualmente castigados. Y si la Fuerza Armada cumpliera con su rol principal que es la defensa de los derechos de los ciudadanos establecidos en la constitución no estaríamos presenciando con vergüenza y con tristeza como en un país abierto y generoso como el nuestro se registren estos hechos bochornosos bajo el amparo y la incitación de los poderes del Estado. Actos sin precedente en nuestra historia y que desdicen del gentilicio venezolano.
Antonio Sánchez García: ¡HEIL, HUGO!
No aguantó más: ya asoma sus pezuñas el monstruo fascista escondido en los pliegues de la revolución bonita. Bastaron dos derrotas al hilo y la clara percepción que el carro de la historia lo dejó varado en la Estación Fracaso, para que tirara todas las caretas humanistas y dejara ver su más profunda verdad: Chávez fue, es y será un fascista hasta que la historia termine por enterrarlo en el basurero de la historia.
Lo fue cuando acunó los sueños golpistas en la academia militar; lo fue cuando ordenó asesinar a modestos soldados y ciudadanos que se le cruzaron en el camino en aquellos aciagos días de febrero y noviembre de 1992; lo fue cuando ocultó sus garras disfrazado de demócrata ejemplar.
Mientras contó con la suerte del destino y el carnaval del petróleo, pudo escudarse en su constitución. Eran otros tiempos. Y esos tiempos terminaron. Se agotó el demócrata. Ahora, cuando la historia le da la espalda y todo le señala la puerta de salida, muestra la inmundicia y la maldad que guarda en su corazón. Y pretende darle el palo a la lámpara para entronizarse dictatorialmente en el Poder. Para lograrlo, ordena gasificar al estudiantado. Ya tiene un muerto más a su haber. Él fue quien ordenó asesinar al estudiante de la UDO, gasificado por su guardia pretoriana. Él, quien armó a las tropas de choque de Lina Ron para que asaltaron a la Prefectura de la Alcaldía Metropolitana. Él quien ordenó entregarle armamento de guerra y bombas lacrimógenas a los SS de la Piedrita. Él quien mueve a los títeres rojo rojitos que hacen vida en los escondrijos del extremismo universitario y asaltan asambleas estudiantiles para impedir el debate y el diálogo.
Basta de tratarlo como a un demócrata. Que se tutee con Lula da Silva y reciba la bendición de Michelle Bachelet - ¡qué insólita ceguera! - no le quita un ápice del militar fascista que siempre fue. Que todas las naciones de la región, con la honrosa excepción de los Estados Unidos y el Canadá, miren de soslayo y practiquen la misma política de apaciguamiento que practicaran las potencias europeas frente a la prepotencia de Adolfo Hitler, no lo hace menos abominable. Es una cría de Fidel, un remedo de Perón pero sobre todo un lejano epígono de Hitler y de Mussolini. Basura nazi-fascista.
Que sus SS y sus SA invadan los espacios de nuestros gobiernos e impidan el funcionamiento de nuestros funcionarios en Miranda, en Táchira o en Caracas no se debe al espontaneismo de la zarrapastrosa barbarie de Lina Ron, los Tupamaros o los secuaces de Juan Barreto. Tampoco a la ignominia de un generalato cómplice del asalto a nuestras instituciones y segundones de un dictadorzuelo para vergüenza y deshonra de la institución militar. Se debe a quien usurpa la presidencia de la república y gobierna de facto sobre un país atropellado, aplastado y anonadado ante tanta iniquidad.
El secuestro a un funcionario de la Alcaldía Metropolitana, el atropello de sus analfabetas universitarios y el asesinato de jóvenes estudiantes corresponde a una política largamente planificada en Miraflores, preparada en complicidad con los esbirros del castrismo y la canalla izquierdista que sobrevive en los viejos e insignificantes partidos del estalinismo venezolano.
El sacrilegio cometido por sus bandas armadas contra la Sinagoga de Caracas pone la guinda sobre la pestilente torta de su castro fascismo. Pero se equivocan quienes le temen: esos desmanes son los estertores de un régimen que boquea y comienza a entrar en la agonía. Chávez perdió el tren de la historia. Sus gritos y obscenidades son reclamos de paralítico. Le espera el abismo.
sanchez2000@cantv.net
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