viernes, febrero 20, 2009

"Luz verde" ("...Chávez ha sido autorizado por el voto popular para avanzar en su proyecto totalitario...")


POR:MANUEL FELIPE SIERRA.

Hay dos maneras de analizar los resultados del reciente referéndum. Hasta ahora se ha escrito y dicho lo suficiente sobre los números arrojados por el CNE, que aseguran la victoria del Sí.
Los votos opositores, ciertamente, se incrementaron en relación con consultas anteriores. ¿Pero que se jugaba el 15-F? No se propuso una votación para elegir Presidente de la República o renovar los poderes públicos.
De allí que no tiene mucho sentido la expectativa creada por algunos partidos y medios de comunicación sobre cambios en la conducta del oficialismo y un eventual nuevo escenario favorable para la sociedad democrática. Lo que buscaba el régimen lo logró al despejar el camino para reelecciones vitalicias, las cuales en el caso presidencial se celebrarán dentro de cuatro años.
Pero el verdadero trasfondo de la emboscada concebida con ventajismo y alevosía por Chávez después de los comicios del 23-N del año pasado, era revertir el efecto provocado por la derrota de la reforma constitucional el 2-D de 2007. Ya en julio de 2008 había promulgado 26 decretos leyes por la vía habilitante que reproducen el articulado de la propuesta negada por la mayoría.

Es decir, mediante la manipulación y el uso desenfrenado de cuantiosos recursos económicos, Chávez ha sido autorizado por el voto popular (y esa será su argumentación) para avanzar en el proyecto totalitario. Los más de 5 millones de votos obtenidos por el No suponen un músculo suficientemente robusto para enfrentar lo que viene en el corto plazo y revela, además, una sociedad dividida en 2 pedazos. Pero no es una polarización convencional del juego democrático entre 2 bloques políticos que actúan en igualdad de condiciones. No es la disputa histórica entre republicanos y demócratas de Estados Unidos ni tampoco, en el caso venezolano, la puja quinquenal entre adecos y copeyanos. Ahora se trata de una confrontación entre factores abiertamente antagónicos e irreconciliables.
La resultante obvia es que al país le espera un nuevo tiempo de severa conflictividad política aderezada con el malestar social y un cuadro de complicaciones económicas. Es previsible por eso el regreso a los días tensos de 2002, 2003 y 2004. Ello le conviene y lo quiere Chávez.
La oposición no puede entonces sentarse plácidamente a esperar que maduren los mangos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Simón Boccanegra: El “puente” del Presidente


El Presidente dijo que está dispuesto a recibir a la oposición en las puertas de Miraflores. Pero las condiciones que estableció, simultáneamente, para adelantar ese gesto, parecen más bien colocarnos ante uno de sus habituales ejercicios de simulación.

“Bájense de esa nube del fascismo”; “Subordínense a la Constitución bolivariana”; “Reconozcan con humildad que aquí hay un jefe de Estado que merece respeto”. ¿Son fascistas los partidos democráticos que participaron en el reciente referéndum? ¿Desconocen estos partidos la Constitución? ¿Desconocen esos partidos la autoridad del jefe de Estado? Si este lenguaje es el de tender puentes entonces yo soy el Papa.

Si a la gente a la que se invita a cruzar el “puente” se la acusa, en el mismo acto, de “fascista”, de “desconocer la Constitución” y de “no reconocer que aquí hay un jefe de Estado”, es evidente que el Presidente busca una excusa para no cruzar el puente que dice estar tendiendo. En verdad, quien debe “vestirse de humildad” y bajarse de esa nube fascistoide que ha sido la ocupación de la Alcaldía Metropolitana y de la Gobernación de Táchira, es el Presidente, y ordenar la devolución de ambas sedes a quienes se ganaron limpiamente el derecho a ocuparlas el 23N. Subordinarse a la Constitución
significa dejar de lanzar toneladas de mentiras sobre la oposición, como esa de que esta debe “dejar de atropellar a las misiones y a los cubanos”, y hacer de esa falsedad de falsedades la coartada perfecta para desconocer los derechos constitucionales de gobernadores y alcaldes opositores. Partidos democráticos de oposición que han asumido los procesos electorales como momentos estelares de una estrategia democrática están lejos de irrespetar la Constitución. ¿Valoró alguna vez el Presidente el gesto de Manuel Rosales de reconocer su triunfo en 2006? Todo lo contrario; inició contra Rosales
una persecución implacable que no cesa. ¿Se puso en cuestión en el reciente referéndum el mandato del Presidente? Evidentemente que no. Para contribuir a crear un clima político menos conflictivo y tenso estoy seguro de que habría interlocutores en la oposición, sólo que el Presidente insiste en desconocerlos, atribuyéndoles rasgos políticos que no poseen. Aquí hay una oposición democrática cuyas credenciales el Presidente insiste en negar. Colocó un taco de dinamita en las bases de un puente que en verdad no ha lanzado. El Presidente pide hechos y no palabras. En verdad, en verdad, es a él a quien corresponde convertir sus contradictorias palabras en hechos.