miércoles, abril 15, 2009

"El nuevo rostro de la dictadura" (¿Si las paredes hablaran?)


POR:ALEXANDER CAMBERO.

Son diez años con la máscara puesta. El pequeño hilo que sostiene el colorido antifaz de demócrata sea roto definitivamente. Hugo Chávez, representó en el baile de falsedades, al personaje central de la trama. Durante años engañó a millones de incautos, que creyeron que significaba el cambio en libertad. Nada más lejos de la realidad, sus propuestas son una extraña combinación de comunismo con militarismo. Es decir un cóctel explosivo en donde se fusionan el pensamiento de Alfredo Stroessner con las ideas de Fidel Castro. Por ser el Presidente un habilidoso militante de la incoherencia y la incapacidad. Nutre sus vacuos pensamientos, con el retortijón de otros, que como él piensan en el aniquilamiento del contrario.

Su estilo democrático es la supresión del oponente. Quien piensa de manera distinta es acusado de sospechoso, enemigo de la patria, o agente del imperio. Para encauzar su mortal veneno contra los verdaderos demócratas, utiliza una serie de poderes que complacen sus múltiples despropósitos. En el escenario de la desvergüenza mueve sus tentáculos, para construir evidencias falsas que buscan liquidar a quien ose pensar de manera libre.

La persecución de las autoridades legítimamente electas, en alcaldías y gobernaciones, refuerzan lo antes descrito. Casi todas sus competencias han sido transferidas al ineficiente y corrupto poder central. Se inventan juicios, se forjan expedientes y hasta se utilizan testigos falsos, para presentarlos como enemigos del pueblo. Nunca el Estado de Derecho ha tenido una situación tan calamitosa como ahora. La dama ciega que supuestamente toma sus decisiones con equilibrio. Tiene como verdadero inspirador de jurisprudencia al corazón resentido de Hugo Chávez. No existe ninguna posibilidad de una victoria del derecho frente al odio de Miraflores. Los jueces callan y se arrodillan ante su amo; él representa la Constitución y el caudillismo. Los administradores de justicia sólo son peones que se mueven como frágiles marionetas. Si algo resulta incómodo en las desquiciantes decisiones, aparece el último recurso: La inmensa red de medios de comunicación adscritas al Gobierno, para que se encarguen de enlodar la honorabilidad de las personas. Desde las profundidades del submundo del albañal, aparecen los tétricos personajes que dictan la política informativa del Gobierno. Sus espacios escritos, radioeléctricos, y audiovisuales son la coronación del insulto frente al sano juicio; es el estiércol convertido en suculento alimento para la ciudadanía. Muchos de estos espacios representan la degradación del ejercicio periodístico. Labor que ejercer individuos con el hacha de la guerra en cada mano. En este ajedrez del diablo, tienen la preeminencia de socavar las bases de la moralidad pública. Ellos acusan a los demás de sus propios defectos.

Otra muestra del malandraje dictatorial, fue la terrible condena contra los comisarios: Lázaro Forero, Henry Vivas e Iván Simonovis, al igual que ocho policías del cuerpo de seguridad capitalino. Todo un paredón de fusilamiento en donde una agente fanática del régimen, la juez Marjorie Calderón, se emocionaba al mandar a la cárcel a ciudadanos inocentes. Qué distinto cuando se juzgó a los alzados el 4 de febrero del año 1992. Muchos de aquellos sujetos asesinaron a humildes soldados venezolanos; acabaron con los sueños de hombres que le servían con lealtad a la nación. Ahora quieren dictar cátedras de moral. Ser ejemplo de rectitud, aparecen en la opinión pública queriendo enjuiciar a los inocentes. Cuando muchos de ellos tienen las manos llenas de sangre.

Estamos en dictadura. Se persigue a Manuel Rosales, se encarcela al general Raúl Baduel. Toda una carnicería para tratar de liquidar cualquier signo de oposición.

En la noche del 4 de febrero de 1992. Hugo Chávez, lloraba como una magdalena en el museo militar. Mientras los soldados bajo su mando exponían la vida, él se rendía de manera vergonzante.

Años después la sotana del monseñor Velasco recibió los primeros mocos del Presidente renunciante. Pidió perdón y siguió mostrando su miedo. Quizás su mejor disfraz es querer demostrarles a todos que es un hombre inexpugnable… ¿si las paredes hablaran?

No hay comentarios.: