sábado, febrero 26, 2011

"La crisis del Medio Oriente y Venezuela"("... la subida de precios es una noticia que no perjudica los afanes continuistas del jeque venezolano...")


POR:FERNANDO lUIS EGAÑA.

En relación con nuestro país, la oleada de conflictos que sacude al mundo árabe y también a Irán, tiene por lo menos dos dimensiones básicas: una política, referida al efecto demostración de la lucha contra las autocracias continuistas; y otra económica, asociada al aumento de los precios petroleros que se está produciendo por la insurgencia en Libia, y el potencial de inestabilidad en otros países exportadores de crudo, como Argelia o Irán y, en especial, Arabia Saudita.


En cuanto a la primera dimensión, la política, el régimen de Chavez no ha podido escaparse a las respectivas analogías, y sobre todo con el más que nunca impresentable Gaddafi; “el Simón Bolívar de Libia”, según afirmara no hace mucho su colega y camarada miraflorino. No han faltado los comentaristas venezolanos que atisban la reproducción venezolana de la masiva rebelión ciudadana en Túnez, Egipto, Bahrein o la patria de Gaddafi. Quizás una consideración aventurada, y no tanto por la falta de despotismo vernáculo sino por la habilidad es empaquetarlo de democracia.

Al respecto, el señor Chávez había tratado de colocarse en la acera de las rebeliones, hasta que le tocó el turno al “hermano Gaddafi”, y se le descolocó tanto el discurso que aún no ha salido a quebrar lanzas a su favor, como sí lo han hecho Fidel Castro y Daniel Ortega. Y de hacerlo, es probable que el tono no sea tan exultante como cuándo le obsequiara la réplica de la espada del Libertador.


Pero lo ominoso del frente político se compensa, y con creces, frente a lo auspicioso del efecto económico. Nada más grato para la voracidad fiscal de un sistema mono-dependiente de los precios petroleros, que éstos se eleven en los mercados internacionales. Y están subiendo gracias a la incertidumbre generada por los acontecimientos revolucionarios del norte de África y de la península Arábiga.
Lo que supone, al menos a corto plazo, una suerte de “bonanza en la bonanza”, porque si ya la vecindad de los 80 ó 90 dólares por barril representaba una cotización estupenda para la cesta petrolera venezolana, el incremento en pleno desarrollo produce un estimable “windfall” o una ganancia inesperada para las apretadas arcas del fisco bolivarista. Variable que contribuye a surtir las taquillas de la revolución, sobre todo cuando comienza una nueva temporada electoral.

Como Venezuela no se encuentra en el Mediterráneo ni en el Golfo Pérsico sino en la Cuenca del Caribe, las crisis políticas de los países petroleros de aquella región tienden a beneficiar las expectativas fiscales de nuestro petro-estado, así sea que la “conducción económica” esté en manos de Giordani y compañía, acaso el peor equipo económico gubernamental de los 192 Estados que integran a las Naciones Unidas.

No obstante, el revolcón de satrapías que acontece en esa parte del planeta, bien podría tener consecuencias expansivas hacia destinos lejanos en la geografía, pero cercanos en naturaleza despótica. Sólo el paso de tiempo podrá confirmarlo, pero en cambio ya se verifica que la subida de precios es una noticia que no perjudica los afanes continuistas del jeque venezolano.


1 comentario:

ACISOI dijo...

no solo es salir de los zátrapas si no de un modelo anti-social EL ESTADO


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