POR:LUIS FERNÁNDEZ MOYANO.
A Mubarak se le acabó la cuerda. Puedo asegurarle que ese estremecimiento que reventara en la Plaza Tahrir y lo aventara del Poder se está gestando en el seno de nuestro pueblo. Y de todos los pueblos gobernados por tiranos. A Mubarak no lo sacaron los partidos. Lo sacó el pueblo. Es el inexorable destino que a usted le espera. Para poner fin a este atropello de doce años que ya parecen 12 siglos.
Cree el teniente coronel Hugo Chávez que cuando está ante una cámara – como esta mañana con quien fuera su correveidile – le sigue hablando a sus conscriptos, y que quienes se ven en la obligación de escucharlo somos imbéciles. Que sin que nos demos cuenta puede sacar de su boca la palabra blanco cuando su lengua pronuncia la palabra negro.
Se pavonea proclamando su infinita generosidad ante una oposición a la que persigue, acorrala, encarcela y empuja al destierro. Si es que no ha ordenado liquidarla y condenarla a muerte, como a los comisarios, a Peña Esclusa, a Pillieri y a la cincuentena de presos políticos que se hacinan en nuestras inmundas cárceles. Asegura, con su rostro a punta de reventársele de tanto hartarse de Poder – cada día más parecido a Mubarak – que en el colmo de su grandeza ha defendido a Manuel Rosales y ha exigido a sus seguidores que no toquen a las autoridades opositoras ni con el pétalo de una rosa. Como si no supiéramos que el mismo Rosales ha debido asilarse en Lima, que ha pretendido aplastar con su despótica prepotencia a Antonio Ledezma, a quien en el colmo de la crueldad le ha quitado el presupuesto con que pagar y mantener a las seis mil familias que dependen de sus salarios. Como si no supiéramos que usa a sus sigüises de la asamblea para convertir a nuestros diputados, expresión de la mayoría ciudadana, en títeres al servicio de su bochornosa tragicomedia. Y luego de jurar por su madre que respeta a la oposición considera que no tienen nada, que no tienen moral, que no tienen principios. Lo dice un traidor a la patria, un golpista, un magnicida. La razón es clara: la democracia a la que aspiramos le parece ñoña. Sólo su tiranía le merece respeto. Se consume en su megalomanía, su egolatría, su narcisismo, su psicopática patología.
A usted le parecerán doce días. Como a Mubarak sus treinta años le parecían un mes. Es el particular calendario de los tiranos: aquellos a quienes usted obedece llevan cincuenta y dos años torturando a los cubanos, empujados al hambre y la miseria. Castro considera que no sólo son apenas cinco años, sino que debiera ser eterno para cumplir el sueño de Matusalem. Gobernar bíblicamente por los siglos de los siglos.
A usted le parecerán doce días. Como a Mubarak sus treinta años le parecían un mes. Es el particular calendario de los tiranos: aquellos a quienes usted obedece llevan cincuenta y dos años torturando a los cubanos, empujados al hambre y la miseria. Castro considera que no sólo son apenas cinco años, sino que debiera ser eterno para cumplir el sueño de Matusalem. Gobernar bíblicamente por los siglos de los siglos.
Ya quisiera poder entrevistarlo para no permitirle, como lo ha hecho el baboso y desgastado cortesano que le sirve de pisapapeles, ni una sola falacia, ni una sola mentira, ni un solo engaño. Para que respondiera punto a punto, hecho a hecho, acto de corrupción tras acto de corrupción, fraude tras fraude a la verdadera verdad que pretende tapar con su lengua. No escapará de ello: lo espera la Corte Internacional de la Haya. Allí tendrá que cantar sus verdades.
A Mubarak se le acabó la cuerda. Puedo asegurarle que ese estremecimiento que reventara en la Plaza Tahrir y lo aventara del Poder se está gestando en el seno de nuestro pueblo. Y de todos los pueblos gobernados por tiranos. A Mubarak no lo sacaron los partidos. Lo sacó el pueblo. Es el inexorable destino que a usted le espera. Para poner fin a este atropello de doce años que ya parecen 12 siglos.
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