
POR:ARMANDO DURÁN.
Como señalábamos la semana pasada, a mediados de 2010, la situación del país era explosiva.
Desde este punto de vista, el régimen veía las elecciones parlamentarias de septiembre como una válvula de escape imprescindible para que la olla de presión política no reventara a Venezuela en pedazos. Sin embargo, en los cálculos de Hugo Chávez no se incluía la posibilidad de que su partido perdiera la mayoría calificada en la Asamblea Nacional, un contratiempo que requirió la inmediata promulgación de la Ley Habilitante y la rápida aprobación de un paquete de leyes “socialistas.” No obstante, para disimular la ilegitimidad de estas medidas, el régimen se ha visto obligado desde entonces a presentar un rostro mucho más humano y democrático. Buen ejemplo de esta necesidad táctica fue la visita del ministro Tareck el Aissami a los estudiantes en huelga de hambre a las puertas de la OEA, cuyo resultado, la libertad de siete presos políticos, puso en evidencia tres hechos relevantes: uno, Venezuela no está camino de llegar a ningún mar de la felicidad socialista, sino que a duras penas sólo trata de alcanzar una cierta y lánguida normalización política al estilo del antiguo régimen; dos, aunque lo hayan desmentido más de mil veces, en Venezuela sí hay presos políticos; tres, el Poder Judicial está sometido a la voluntad personal de Chávez. Exprópiese, métanmelo preso, suéltenlos, continúan siendo las órdenes de mando que los supuestamente autónomos poderes del Estado siguen cumpliendo al pie de la letra presidencial.
Otros tres hechos recientes indican que realmente nada ha cambiado en Venezuela.

Otros tres hechos recientes indican que realmente nada ha cambiado en Venezuela.
En primer lugar, demostración palpable del desprecio oficial por los valores reales de la democracia, Miraflores impuso al general Henry Rangel Silva para pronunciar el discurso de orden en el homenaje parlamentario al Simón Bolívar civilista por excelencia del 15 de febrero de 1819, cuando cedió a los legisladores de la Gran Colombia, reunidos en Angostura, el poder político absoluto que ostentaba en virtud de su condición de jefe supremo del Ejército. ¿Recuerdan al general Rangel Silva? El mismo capitán golpista del 4 de febrero elevado al grado de general en jefe por haberle advertido a los venezolanos que las tropas a su mando de ninguna manera permitirían una derrota electoral de Chávez en las elecciones del 2012.


Para infortunio suyo, no parece que vaya a ser así. La crisis interna y el creciente aislamiento internacional, sobre todo después de esta oleada de cambios en el universo islámico, le arrebata esta vez a Chávez su recurso habitual de la simulación democrática. Por otra parte, su solidaridad con Gadafi lo aísla aún más del mundo civilizado.
Después de esto, ¿qué le queda al comandante presidente? ¿Soledad al final del oscuro túnel del fracaso? Sobre las posibles opciones de Chávez para escapar de esta encerrona de la historia, hablaremos el próximo lunes.
1 comentario:
no solo es salir de los zátrapas si no de un modelo anti-social EL ESTADO
declarate autónomo
10.000 municipios autónomos
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