lunes, diciembre 23, 2013

"El diálogo"



POR ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA.
Aparece el “diálogo” como un intento por desarmar una bomba de tiempo del que sólo el delirio puede esperar algún fruto. Un atajo que la racionalidad pareciera estar dispuesta a conjurar. Si a ese fin coadyuva el diálogo que apenas se asoma, bienvenido sea. El tiempo, el implacable, terminará por ser juez y parte de un conflicto que sigue arrastrándonos por la calle de la amargura. Y al que hay que ponerle fin cuanto antes.
“Honi soit qui mal y pense”
1
Hace ocho meses, cuando poco después de las elecciones del 14 de abril desde las filas de AD y de COPEI se adelantaran las propuestas de avanzar hacia un diálogo con el oficialismo, incluso del reconocimiento a la legitimidad de Nicolás Maduro al frente del gobierno, escribí un artículo – El Diálogo – y junto a algunos colaboradores del suplemento DEBATE FINAL, que entonces dirigía para ser encartado en Sexto Poder, editamos un número dedicado in extenso al tema. Fue el número 2, editado en mayo de 2013, en el que presentaran sus opiniones al respecto José Vicente Carrasquero, Alexis Alzuru, Trino Márquez y Asdrúbal Aguiar. Anticipándonos al período de turbulencias que se abría tras las cuestionadas elecciones presidenciales, escribí entonces: “Se cierra así todo un ciclo de nuestra historia – la llamada VRepública -, entramos a una suerte de interregno en que la Patria navega, acéfala, a la deriva. Y se abre el escenario a un desenlace por ahora oscuro y brumoso. De la sabiduría de la oposición depende que el país no se despeñe a los abismos. Y se abra a los luminosos senderos de un futuro que hoy, por primera vez en 14 años, se avizora. Dios nos asista.”

En cuanto al diálogo mismo, de cuyos presupuestos y buenas intenciones de una de las partes dudaba entonces y continúo dudando hoy, de no mediar una auténtica disposición al entendimiento por imperativo de las circunstancias, escribí:” Acorralados en un mismo espacio, saben ambas partes de esta crisis de excepción que el diálogo sólo es posible – pero entonces deja de serlo – luego de la rendición y el sometimiento de uno de ellos. O cuando menos, cuando medie el reconocimiento a la impotencia de la pretendida imposición totalitaria. Y ni siquiera entonces. Cuenta Norberto Fuentes en su Autobiografía de Fidel Castro que en sus riñas adolescentes libradas en el Colegio Jesuita de La Habana, desoyendo los gritos de rendición de su vencido adversario, seguía golpeándolo con mayor ferocidad. Ante el reclamo de un testigo, que le preguntó por qué seguía golpeándolo con saña si el vencido se había rendido, le habría replicado: “Por eso. Porque ahí es que hay que darles con todo. Cuando se han rendido”. Luego de lo cual me preguntaba: “¿Será posible el diálogo con sus aventajados aunque nada talentosos discípulos venezolanos? La pregunta es pertinente. El diálogo, si no es tramposo y fraudulento como las elecciones, no le hace mal a nadie. Se hará inevitable si queremos evitar una tragedia”. Particularmente si no hay un solo indicio de capitulación. Y no lo hay.


2
En cualquier caso: un diálogo empeñado en pleno desarrollo del conflicto, como es del caso, ni supone ni requiere de una tregua o de la suspensión de las hostilidades. Se dialoga, como lo demostrara el diálogo entre norteamericanos y vietnamitas en las postrimerías de la guerra de Vietnam, mientras las partes aceleran y profundizan su intervención para mejorar su punto de arranque en una eventual y posiblemente inevitable negociación. Como se observa en el diálogo entre el gobierno colombiano y la FARC, que tiene lugar en La Habana. Se puede – y se debe – dialogar sin renunciar a ningún esfuerzo por desalojar al contrario. En nuestro caso: reafirmarnos en nuestras convicciones democráticas y exigir el cumplimiento irrestricto de la Constitución. He considerado, pues, que entre los posibles escenarios del desenlace de esta tragedia que hoy sufrimos los venezolanos uno de ellos e incluso el más probable de entre los que rondan los espíritus – una derrota electoral fulminante de uno de los adversarios, una rebelión popular que ponga en jaque al ejecutivo y/o la resolución del empate de fuerzas mediante la intervención de las fuerzas armadas y un golpe militar o cívico militar, incluso la combinatoria de cualesquiera de ellos – sería un desgaste de los contendores que lleve a la mesa de negociaciones y al diálogo para ponerle freno a una sangría que carcome por igual a los dos bandos en conflicto. Y del que nuestras futuras generaciones terminarán pagando los platos rotos.

En condiciones de crisis de excepción y abrumados por la naturaleza cuasi bélica del conflicto extremo que vivimos, dicho diálogo se hace extremadamente complejo y difícil de llevar a cabo. Pero ello no obsta para que se le pueda considerar más necesario que nunca. Y se le impulse. La primera gran dificultad radica en que los protagonistas sustenta sus exigencias en un perverso escenario del todo o nada, con argumentos y principios meta históricos, por no decir irracionales: unos, porque se creen con derecho a hacer tabula rasa de la realidad – nada más y nada menos que una forma de existencia, la república liberal, que ya tiene mal que bien doscientos años de historia asentados en los usos, hábitos y costumbres de millones y millones de ciudadanos, seres de carne y hueso de toda edad, sexo, edad, clase y condición – para construir en cambio su forma antagónica, una dictadura totalitaria de signo castrista. Aunque poco importa su adjetivación. En los hechos, la imposición totalitaria y violenta de una parte de la sociedad sobre la otra. Aquella que resiste el embate porque en la pérdida de la institucionalidad democrática y todos los deberes y derechos concomitantes, de entre los cuales la propiedad privada y la libertad individual, son perfectamente capaces de promover su defensa a sangre y fuego.

Una segunda razón que hace extremadamente difícil arribar a una concertación de voluntades luego de un diálogo honesto, sin trampas ni celadas tiene que ver con los reconocimientos de las reales fuerzas que sustentan las pretensiones de las partes. Mientras la oposición no acepte los métodos y medios empleados por el oficialismo para aparecer como un adversario en igualdad de condiciones, valga decir: un adversario que no es mayoritario a pesar de haber secuestrado todos los poderes y detentar el control absoluto de las mediciones de fuerza – por ahora electorales, gracias a la prudencia de las partes – de una parte; y el gobierno no reconozca la hasta ahora invencible fuerza democrática que exhibe la oposición, a la que no ha logrado vencer a pesar de los severos obstáculos que le ha puestos en su camino, oposición y gobierno estarán acorralados en un callejón sin salida. Tú no me reconoces, yo no te reconozco. Yo dispongo de todos los derechos. Tú no dispones de ninguno. Primera víctima: la sensatez.


3
¿Es imaginable un desbloqueo de ese callejón aparentemente sin salida y el encuentro de una suerte de tercera vía, favorecido por el diálogo de las partes? Dicho sin melindres: ¿tiene sentido dialogar cuando sus frutos se ven tan lejanos e inalcanzables? Lo que puede ser expresado en términos propiamente ideológicos: ¿es posible insuflar racionalidad en el discurso del poder en la Venezuela sumida en esta auténtica crisis de excepción?

La muerte de Hugo Chávez y la grave crisis socioeconómica que deja en herencia y cuyos efectos eventualmente devastadores todos prevén para el año entrante, permiten establecer como meridiana una verdad ineludible, que ni la sordera ni la ceguera de las partes pueden ni deben escamotear: el régimen socialista, bolivariano, chavista o como quiera llamárselo es completa y absolutamente inviable en esta Venezuela y en este mundo de hoy. Las elecciones han venido a demostrar de una vez por todas que sin artilugios de eficacia en el corto plazo – como la promoción del saqueo – pero desastrosos luego de los resultados inmediatos, el gobierno está condenado a ir perdiendo sistemáticamente su base social de apoyo. Ha llegado a un punto en que su única puerta de escape es la violencia desatada, la represión totalitaria y el intento por imponerse a través de una dictadura militar de sesgo castrocomunista abierta y sin enmascaramientos. O ceder al imperativo de la realidad. Ayer el truco para aparentar poder fue legitimar el recurso gansteril al saqueo. Mañana, ¿lo será liquidar la propiedad privada no sólo de los medios de producción, sino de las viviendas, los pequeños comercios, los automóviles, los ahorros y cuentas bancarias?

En otras palabras: el gobierno y su régimen han llegado a un punto en el que sus opciones existenciales se estrechan hasta un grado de suicidio. Dado el tamaño de la crisis, la sistemática pérdida de ingresos y el aumento exponencial de los requerimientos y deseos de su masa social de apoyo, el desvanecimiento del llamado socialismo del siglo XXI es un hecho, como lo han puesto de manifiestos sus intelectuales orgánicos más consecuentes. De entre los cuales el más lúcido y valiente, Heinz Dieterich. La única opción real del Poder es negociar para preservar las conquistas de toda índole que lo sustentan. Y poner sobre la mesa de discusiones una arquitectura de poder alternativo. De allí la necesidad del diálogo.

Por parte de la oposición, la misma radicalidad suicida que exhiben quienes promueven el enfrentamiento desde los cafetines del delirio, o el entendimiento, para conjurar salidas de fuerza que por ahora lucen distantes, brumosas y carentes de garantías de futuro. Su opción al diálogo surge del convencimiento de que apostar al desgaste del gobierno, a la profundización de la crisis y a una salida violenta puede ser mucho más gravosa e impracticable de lo que creen sus impulsores.

Aparece el “diálogo” como un intento por desarmar una bomba de tiempo del que sólo el delirio puede esperar algún fruto. Un atajo que la racionalidad pareciera estar dispuesta a conjurar. Si a ese fin coadyuva el diálogo que apenas se asoma, bienvenido sea. El tiempo, el implacable, terminará por ser juez y parte de un conflicto que sigue arrastrándonos por la calle de la amargura. Y al que hay que ponerle fin cuanto antes.

@sangarccs

Fuente: http://www.noticierodigital.com/2013/12/el-dialogo-2/

6 comentarios:

Anónimo dijo...

"PARA MIS AMIGOS"

"¡Que los muertos entierren a sus muertos!"

Varios temas íntimamente ligados ocupan a la opinión pública: el precio de la gasolina, el estado comatoso de PDVSA, la reunión de Maduro con los alcaldes de oposición y que como consecuencia de esta reunión se esté especulando sobre el inicio una supuesta intención del régimen de “dialogar” con la oposición. Las declaraciones de diversos voceros del oficialismo dejan ver que la decisión de aumentar drásticamente el precio de la gasolina está tomada. El gobierno se ha trazado una meta con una estrategia definida: que la oposición, el sector empresarial y los trabajadores organizados compartan con él el costo político de la medida. En el frente opositor no parece que haya aún una estrategia definida y da la impresión de que algunos de sus más connotados dirigentes no tienen clara la jugada política del régimen.

El último aumento del precio de la gasolina, cuando el barril de petróleo se cotizaba en el mercado internacional a diez dólares, fue decretado por el Presidente Caldera y cubría sus costos de producción. Pero desde la fatídica llegada de Hugo Chávez al poder, el régimen se negó a decretar cualquier aumento del precio de la gasolina. Según la camarilla gobernante, en su ignorancia y demagogia, la gasolina casi gratis era la forma directa de participación de los venezolanos en la riqueza petrolera.

Pero el desastre de la finanzas públicas nacionales y el estado comatoso en que se encuentra PDVSA, producto de la ineptitud y la corrupción, ha obligado al régimen, que busca fondos desesperadamente, a ajustar el precio de la gasolina.

Es así como en días recientes diversos voceros del régimen comenzaron a referirse al tema, hasta entonces tabú, del precio de la gasolina. El primero fue Arreaza, quien el 10 de diciembre declaró: “En Venezuela ha habido muchos debates acerca del precio de la gasolina y estamos dispuestos a abrir una discusión con el país entero, incluyendo la empresa privada” Esta declaración debió ser un alerta claro sobre la estrategia del régimen: aumentar el precio de la gasolina y que dicho aumento aparezca ante la opinión pública no como una decisión gobierno sino como una decisión “consensuada” producto del diálogo con todos los sectores de la vida nacional, incluidas la empresa privada ¡y la oposición hasta ahora fascista, golpista, desestabilizadora y vende-patria, a la que hasta hace tres días Maduro llamaba a pulverizar!

Ramírez, en tono trágico, como si no fuese responsabilidad suya, dijo que PDVSA “paga a las estaciones de servicio para que echen gasolina”, que “era más la propina que se le daba a los bomberos que lo que se paga por un tanque de gasolina”, que el precio actual “…no permite cubrir sino una mínima fracción del costo de producción…”, que el precio subsidiado de la gasolina representa “… pérdidas para PDVSA de 12.592 millones de dólares al año…” Después de casi 15 años de gobierno de Chávez y su “hijo”, el régimen se da cuenta del desaguisado. La decisión de aumentar el precio de la gasolina está tomada, solamente falta encontrar quienes estén dispuestos a compartir con el gobierno su costo político.

JOAQUIN F. CHAFFARDET
jchaffardet@gmail.com
@jchaffardet

Anónimo dijo...

"PARA MIS AMIGOS"

"¡Que los muertos entierren a sus muertos!"

En entrevista con Vanessa Davies, Alí Rodríguez Araque, experto en dar certeros tiros de gracia en sus años de guerrillero y secuestrador, le da sendos tiros de gracia a la vieja tesis de la “izquierda” venezolana para la que el tema del precio doméstico de la gasolina siempre ha sido un tabú y a la política de Chávez de regalar la gasolina. En la entrevista Rodríguez Araque dijo “…EI término de justo [precio] es muy relativo, lo mínimo que debe garantizarse en el precio es Ia recuperación de Ia inversión que hace Ia industria para llevar el litro de gasolina a Ia estación de servicio…EI ministro Rafael Ramirez creo que dio abundantes argumentos para demostrar que es necesario y que ya no se puede continuar retardando un ajuste en el precio de Ia gasolina. Hay una pérdida de 12.500 millones de dó1ares según Ia exposición del ministro Ramirez, y esta es una pérdida doble porque eso es calculando lo que se deja de exportar, y no lo que se pierde en costas de producción…''

Y agregó Rodríguez Araque, poniendo al descubierto la estrategia gubernamental, “…El diálogo con la oposición planteado por el presidente Nicolás Maduro (¿?) es una iniciativa correcta...Si la oposici6n está dispuesta a un sincero juego democrático las condiciones están dadas…”

Maduro escogió la reunión con alcaldes de la oposición para referirse al aumento de la gasolina y para dar, ante el grupo de líderes, la sensación de una disposición oficialista al dialogo. En efecto, entre otras cosas Maduro dijo en esa reunión:

“Por primera vez voy a hablar de este tema, usted lo ha tocado [Ledezma], que es el tema de los hidrocarburos internos… vamos a hacerlo de la mejor forma, un debate justo, esclarecimiento de posiciones y vayamos a cobrar los hidrocarburos internos, porque ahorita estamos pagando porque se le eche gasolina a la gente o sea no se está cobrando ese servicio. Primero vamos a cobrar, yo creo, es una convicción, que Venezuela por ser país petrolero debe tener la ventaja de tener hidrocarburos a precios especiales en relación al mercado internacional. Creo que estaríamos de acuerdo todos… Un plan nacional progresivo, consensuado, nacional…el debate es cómo hacerlo y que sea beneficioso para el país y qué hacer con los recursos. ¡se escuchan propuestas pues!… Este es un elemento que debería ser producto de un debate de altura. Ojalá, ojalá. Y en el momento en que nos sintamos, preparados, bueno lo tomamos… Así de cara al país en el momento, explicando razones, madurando razones, dando datos, debatiendo, escuchando al país, a los trabajadores, a todo el país y bueno en el momento oportuno tomar la decisión correcta..." ( Ver http://www.youtube.com/watch?v=1nnCkDLSPKo )

Es por demás capcioso el hecho de que un régimen que durante quince años ha declarado que no tiene nada que hablar con la oposición y el sector privado, a quienes sistemáticamente epítetos insultantes, que en la Asamblea Nacional nunca ha aceptado oír iniciativa alguna de la bancada democrática, sea ahora en estos momentos cuando considere que “…el diálogo con la oposición planteado por el presidente Nicolás Maduro es una iniciativa correcta…” y que Maduro, uno de los más vitriólicos en sus agresiones verbales, en la reunión con los alcaldes, como lobo con piel de oveja, los invite a “presentar propuestas”, pida que la decisión del aumento de precio de los combustibles sea un “plan consensuado”, que se elabore “…escuchando al país, a los trabajadores, a todo el país…”





JOAQUIN F. CHAFFARDET
jchaffardet@gmail.com
@jchaffardet

Anónimo dijo...

"PARA MIS AMIGOS"

"¡Que los muertos entierren a sus muertos!"


Se necesita ser muy ingenuo para tragarse ese anzuelo. ¿Cuándo este régimen totalitario ha escuchado a ningún sector de la población. La finalidad que persigue el régimen en esta etapa de Caperucita Roja, es evadir o diluir el daño político que la medida le ocasionará y de allí que, un gobierno sectario y excluyente, trate ahora de que todos los sectores de la vida nacional se hagan corresponsables de la medida y de su irresponsabilidad en el manejo de la industria petrolera y las finanzas públicas.

Algunos voceros de la oposición parecen haberse tragado el anzuelo de que se trata de una apertura del régimen, de una disposición a dialogar, y podrían caer en la celada del gobierno: hacerse corresponsables de una medida que tendrá un elevado costo político. Quien crea que con un gobierno comunista hay posibilidad de diálogo está apuntando fuera del perol.

Sobre el tema del aumento de precio de los combustibles, estimado 3.000% por PDVSA, se pronunció Gente del Petróleo, con una argumentación irrebatible:

“… no procede realizar un aumento de los combustibles mientras estemos regalando petróleo a Cuba y a otros países. En el último informe de PDVSA, esta empresa refleja que había enviado 266.000 barriles por día a países que integran los convenios de Petrocaribe y del Acuerdo Energético de Caracas. Las condiciones de estos despachos son lesivas a los intereses de PDVSA y por lo tanto de Venezuela, ya que el 60% de Ia factura es financiado a 23 años, con dos años de gracia y al 1% de interés, lo cual calculado a valor presente significa gratis… no es posible abrir un debate sobre el tema mientras no se eliminen los regalos a otros países con el objeto de lograr influencia política y no dejen de utilizarse los recursos del Estado para realizar campañas políticas...”

La posición de Gente del Petróleo debe ser tomada por los sectores democráticos como bandera frente a las pretensiones del régimen de hacer a todos los venezolanos corresponsables de una medida odiosa para la población. ¡Que los muertos entierren a sus muertos!

JOAQUIN F. CHAFFARDET
jchaffardet@gmail.com
@jchaffardet

Anónimo dijo...

Ledezma: Ahora Miraflores tiene que cumplir su palabra

El alcalde Metropolitano, Antonio Ledezma, dice que los burgomaestres que asistieron a Miraflores, para la reunión que convocó el presidente Nicolás Maduro, lo hicieron motivados por la necesidad de un diálogo.
opinan los foristas
“Nosotros fuimos a defender la dignidad de los venezolanos, y eso quedó evidenciado en cada una de nuestras intervenciones”, manifiesta Ledezma, quien asegura, además, que durante su intervención él se ocupó de solicitar que les fueran devueltas las competencias a la alcaldía Metropolitana, y las que les fueron arrebatas durante el gobierno de Hugo Chávez.Algunos sectores de la oposición han considerado que la presencia de los alcaldes de la oposición en el encuentro con el presidente Nicolás Maduro en Miraflores, no hizo más que legitimar a un presidente a quien se denunció que había ganado por un fraude; luego, porque hasta su nacionalidad ha estado en tela de juicio toda vez que no ha presentado su partida de nacimiento. ¿Qué responde usted?

- Nosotros fuimos a Miraflores, altivamente, motivados por la necesidad de un diálogo, pero sin claudicaciones de ningún tipo. Nosotros fuimos a defender la dignidad de los venezolanos, y eso quedó evidenciado en cada una de nuestras intervenciones.

Ahora, ¿qué garantías hay para que Nicolás Maduro, un hombre que se caracteriza por ser bipolar, como Chávez, en el sentido de que hoy dice una cosa, y mañana dispone de otra pueda mantener este clima de diálogo como el que se sostuvo en dicha reunión?

- Siempre se corren riesgos, cuando se dan estos pasos. Pero esos riesgos nunca se pueden esquivar. Hay que asumirlos con entereza. La única seguridad que tenemos es nuestra voluntad de seguir luchando. Yo no soy, irracionalmente, optimista. Pero tampoco un pesimista intransigente.

- Nosotros dijimos lo que teníamos que decir, y ahora Miraflores tiene la palabra. Como dice la gente en la calle: ver para creer. Ellos están comprometidos a respetar la Constitución. La Constitución define muy bien en su artículo 4º nuestro Estado, como un Estado federal, descentralizado. Somos un Estado democrático, no comunista ni socialista ni revolucionario.

- Los principios que defendimos tienen que ver con lo que caracteriza a los municipios, como la unidad política primaria del Estado; que no son las comunas; donde se establece el principio de la corresponsabilidad, de la concurrencia, de la solidaridad. Por lo tanto, a lo que nosotros no renunciamos es a trabajar de una manera coordinada. Porque, al fin y al cabo, el pueblo lo que quiere es ver que los gobernantes resuelvan el problema de las escuelas, de la seguridad, de los hospitales. No importa el nivel de gobierno que sea.

- El gobierno tiene la responsabilidad ahora se cumplir su palabra; de no seguir instalando parapetos paralelos a los alcaldes legítimamente designados el pasado 8 de diciembre. También dejamos planteado la posibilidad de que se dicte una ley de amnistía; para liberar a los presos políticos.

Ahora que se anuncia la decisión de reestablecer las competencias a algunas alcaldías, como la de Barquisimeto, ¿está a la expectativa la alcaldía Metropolitana, con respecto a la devolución de algunas competencias que también les fueron arrebatadas en un momento determinado?

-Eso lo solicité en un tono claro y firme, en la reunión del miércoles, y tenía que hacerlo ahí, desde Miraflores; precisamente, el lugar donde llevó a cabo esa acción. Porque yo tengo que exigir que me devuelvan las competencias a la alcaldía; que le retornen los recursos que le han sido arrebatados a la institución, especialmente, a quienes tienen la obligación de rectificar. Podemos demostrar que esos recursos, esas competencias en nuestras manos serán manejados de acuerdo a la ejecución que tenemos planificado desarrollar.

Anónimo dijo...

Ledezma: Ahora Miraflores tiene que cumplir su palabra

Hay en la opinión pública la presunción de que este puente, que ha lanzado Maduro hacia la oposición, en la persona de sus alcaldes, no es más que el preparativo para la aplicación de un programa de ajustes económico que será aplicado en enero. ¿Qué sabe usted de esto?

-Ahí también, si tú buscas, te encontrarás con lo que le dije al presidente; con lo que le dije a Maduro en una forma muy respetuosa, pero muy firme, mientras a su lado estaba el ministro Rafael Ramírez, cuyas declaraciones cité; lo mismo que de Rodríguez Torres, quien también estaba a su lado. Les dije:

-Primero, no podemos esperar que los municipios soportemos esta situación; tomando en cuenta que muchas veces los municipios no tenemos ni para pagar la nómina; en muchos municipios no hay como reparar un hospital o una escuela.

-Segundo, que el gobierno, después de mantener por quince años el tema del precio de gasolina como en un santuario; sin permitir que se tocara para nada, ahora pretende subirlo y sin antes reparar que se le están entregando diariamente más de 100 mil barriles de petróleo a Cuba. ¿Por qué le exige sacrificios al pueblo, en ese sentido?

- Tercero, que Pdvsa, siendo una empresa que, a pesar de que tiene una nómina de 95 mil trabajadores, ahora produce un millón de barriles menos que antes de 1999.

- Cuarto, que el Plan de la Patria está contenido en la Constitución, y no representa más que los ideales que proclamamos los venezolanos que creemos en un Estado de Derecho.

- Quinto, que aspirábamos al restablecimiento pleno institucional del país, y con ello a la separación de los poderes, a la descentralización administrativa, acompañado de un proceso de transferencias de competencias, como las que aspiramos en el caso de la alcaldía Metropolitana.

- Sexto, que reclamábamos el respeto al derecho a la propiedad privada; además de la garantía de la seguridad ciudadana: como aspirábamos a contar con una estabilidad, y, por encima de todas las cosas, el respeto a la libertad de expresión, y la que cada día se ve más amenazada.

- A nuestro juicio, todo esto configura la gobernabilidad, que es lo que ha faltado en estos años.

Anónimo dijo...

Luis José Semprum
ND
En el 2013 se hundió la falsa oposición

26 Diciembre, 2013

Durante el año 2013 se produjeron al menos cuatro oportunidades para lograr un cambio de gobierno en Venezuela. La primera fue cuando el oficialismo mintió descaradamente sobre las circunstancias de la muerte de Hugo Chávez. La segunda, cuando el TSJ dio un golpe de Estado, aprobando la tesis de la “continuidad administrativa”, que le permitió a Maduro lanzar ilegalmente su candidatura a la presidencia de la República. La tercera fue el 14 de abril, cuando se perpetró un masivo fraude electoral. Y finalmente, cuando Raymond Orta, Walter Márquez, Abelardo Díaz y Nelson Ramírez Torres, entre otros, descubrieron la nacionalidad colombiana de Maduro.

opinan los foristas

Capriles y la MUD desaprovecharon miserablemente cada una de estas oportunidades, argumentando que no querían confrontación, que nadie los iba a sacar de la “ruta democrática”, y que los atajos eran perjudiciales.

En resumen, no quisieron defender ni la Constitución, ni los derechos de los venezolanos, para no provocar una crisis. Para ellos era preferible mantener a Maduro en el poder –y con junto con él la dominación cubana– antes que provocar una acción militar que reponga el orden constitucional, que según Capriles “es lo peor que pudiera pasar en Venezuela”.

El pueblo opositor perdonó a la MUD sus errores y su blandenguería, considerando que era indispensable mantener la unidad, aunque fuese una coalición de eternos derrotados.

Sin embargo, la indulgencia se terminó cuando se produjo la capitulación del 8 de diciembre; porque, luego de afirmar que el CNE hacía trampa y que Maduro era ilegítimo, los dirigentes de la MUD no solo mandaron a votar en las municipales, sino que aceptaron los resultados y, para colmo, fueron hasta Miraflores a reconocer a Maduro como Presidente de la República.

Por muy duro que sea este divorcio entre el pueblo opositor y sus dirigentes, era un trámite necesario, porque bajo el liderazgo de la MUD los venezolanos jamás íbamos a lograr un cambio de gobierno. Ahora hace falta crear otra instancia opositora, compuesta por individuos cuyo objetivo no sea ocupar espacios minoritarios dentro de la dictadura, sino liberar a nuestro país del dominio cubano.

Pese a todas las decepciones y fracasos, el 2013 nos trae un balance positivo. A veces se requiere de un diagnóstico crudo, para poder curar realmente al enfermo. Los venezolanos hemos concluido que Capriles y la MUD pueden servir para llevar a cabo campañas electorales, pero no para enfrentar a una dictadura castro-comunista.

@LuisSemprumH