domingo, diciembre 13, 2009

Tsunami económico en Venezuela.



POR:ARCANGEL VULCANO.


Publicado el lunes 15 de enero del 2.007.
Lo que vemos que se producirá en Venezuela es un verdadero tsunami económico. Vivimos tiempos únicos, en los que se hace realidad aquella repetitiva frase de Jóvito Villalba: “yo y mi partido mi partido y yo”. Tiempos de líder único, de pensamiento único, de ideología política única, de partido político único, de Asamblea Nacional única, de PDVSA única, de CANTV única; de empresa de energía eléctrica única, de canales de televisión y radioemisoras del estado únicos, de línea editorial única, de proceso revolucionario único, de consciencia única, de estilos únicos, de moral única, de visión de país única, de educación única, de estrategia colectiva única, de escuelas, colegios y liceos únicos, de universidades únicas, de una particular y excluyente manera de ver el mundo con un cristal único, desde un solo punto de vista único, el de un hombre que se cree único, todopoderoso único, dictador único, oráculo único, sabio único, inteligente único, su excelencia única y majestad única, en fin, de economía única, que traerán como consecuencia un desastroso tsunami económico único, con un culpable único.
Seguramente, quienes conducen y dirigen desde el estado venezolano las políticas económicas de tendencia socialistas, rentistas, totalitaristas atrasadas y obsoletas no han advertido, que también tal exclusividad y uniformidad producirán a futuro responsables y culpables únicos, a la hora de identificar a los “geniales ideólogos” que se les ocurrió la suicida y peregrina idea de desmontar, desarticular y desmantelar en pleno siglo 21 el sistema económico previsto en la Constitución Nacional vigente, basado en la libre iniciativa privada, en el ejercicio de las libertades económicas, en la libre competencia, en principios fundamentales inspirados en las más modernas tendencias económicas, que se sustentan y orientan hacia la apertura económica, el libre comercio, la integración, y la globalización de la economía mundial.


Terrible y desalentador resulta para los inversionistas extranjeros y nacionales, observar como en un país en donde sus mejores Economistas expertos alertan casi que con alarma, que el barco de la economía se hundirá, que vamos directo a un gran abismo, porque el líder único del proceso empuja la locomotora de la economía nacional por un riel único, y que se dirige a toda velocidad hacia un profundo barranco, camino a un gran desastre económico, que nos producirá hiperinflación, desempleo, recesión, quiebra de empresas, devaluación de la moneda, pérdida del poder adquisitivo, empobrecimiento de la clase media, escasez, miseria, hambre, corrupción, crisis financiera y económica, por causa de la destrucción del aparato productivo nacional que provocará la implementación de políticas de estado colectivistas de corte comunistas, probadamente fracasadas en otras latitudes, mediante el desmantelamiento del sistema de libertades económicas y libre competencia previsto en la Constitución Nacional vigente.


Por culpa de un presidente engolosinado con el poder político acumulado, que ejerce con una obsesión delirante, preso de su confeso odio y resentimiento hacia la denominada oligarquía nacional; un líder seudo democrático endiosado, obsesionado en llevar adelante un proceso revolucionario socialista no previsto legalmente en la Constitución, para imponer un sistema económico y político que sería el “nuevo y remozado” socialismo colectivista, con matices cristianos, inspirado en un Cristo convenientemente desformado a su antojo, autoproclamándolo como, “su comandante revolucionario primer comunista mundial, redentor de los pobres y excluidos”. Premeditadamente elaborado por su aparato de propaganda, torpemente ejecutado, porque la ciencia económica no perdona errores, ni sus axiomas permiten actitudes suicidas, ni experimentos sociológicos; con la economía no se juega, sin pagar las consecuencias.


Socialismo pregonado por el líder providencial y único, transfigurado en el nuevo adalid de los pueblos latinoamericanos, heredero de las “glorias” de Fidel Castro y el Che Guevara, iconos del comunismo más decadente y retrogrado aún expresado en el reducto cubano, y que se parece muchísimo al mostrado por las recetas estalinistas leninistas comunistas aplicadas en otros países que lo implementaron, y fracasaron estrepitosamente sumergiendo a sus pueblos en la más espantosa miseria y decadencia política, que impuso la filosofía del odio clasista y social entre ricos y pobres, que inevitablemente los precipitó a desafortunadas guerras fraticidas, que costaron a la humanidad millones de vidas.
Millones de muertos que cayeron víctimas de la violencia engendrada en las mentes de los "carniceros del odio", y en nombre de sus más nobles ideales revolucionarios, de redención y reivindicación social, porque “el fin justificaba los medios”.En Venezuela se engendró este nuevo gendarme liberador del capitalismo salvaje, so pretexto de haber tenido muy malos gobiernos en el pasado, en los cuales las grandes mayorías nacionales no tuvimos ni participación ni culpa, pero que produjeron y facilitaron el advenimiento de un régimen opresor y conculcador de las libertades económicas como el que sufrimos actualmente, definitivamente muchísimo peor, y aún más engañoso que los anteriores.


Basta para corroborarlo sencillamente intentar salir a la calle a hacer el mercado a adquirir los alimentos cotidianos para nuestras familias, y sentir el alto costo que ahora experimentan. Tratar de conseguir azúcar, leche, pollo, en cualquier mercado en donde no aumenten los precios; o tal vez, realizar acrobacias para adquirir cualquier bien o servicio con precio inflado. Estamos de hecho sufriendo el impacto negativo que han tenido en la economía nacional, los más resientes anuncios del gobierno, de nacionalizar a la compañía telefónica CANTV, así como a las compañías de energía eléctrica. El dólar paralelo simplemente se disparó por esos anuncios presidenciales tan irresponsables. Impera una gran incertidumbre, gracias a la actitud incontrolable del presidente, que está ahuyentado a los inversionistas nacionales y extranjeros de Venezuela.


La política económica más decadente del régimen, parece ser la de estrangular sin ningún pudor a las empresas privadas, privilegiando a las cooperativas integradas exclusivamente por partidarios del proyecto político personalista. Igualmente orientada a reducir la inversión privada nacional y extranjera, para monopolizar el mercado accionario y facilitar la adquisición de activos para así desmantelar progresivamente la actividad económica privada. Desmontando así por fases, el sistema económico capitalista, e instaurar un sistema socialista comunista.


Lo riesgos de estas políticas están precisamente, en que con su implementación, podrían asegurarse el financiamiento de las actividades económicas nacionales básicas, por el tiempo en que permanezcan altos los precios del petróleo, pero no sería sustentable a largo plazo, si no se construye paralelamente un poderoso aparato productivo nacional manufacturero de toda clase de bienes. Si ocurriera una súbita caída de los precios del crudo el déficit fiscal ahogaría a la nación, nos enfrentaríamos a una terrible hiperinflación por los escasos productos fabricados en el país. Tendríamos mucho dinero circulando y pocos bienes ofertados.


El gobierno hace alarde de que en el mercado interno hay abundante dinero, es una riqueza aparente, "porque la clase media ha podido comprar vehículos como nunca". Lo que ha ocurrido es que el estado se ha visto obligado a inundar el mercado con dinero inorgánico, para mantener el tipo de cambio del dólar ante una economía mono productora rentista petrolera; pero el dólar llamado paralelo que se adquiere en el mercado negro se ha disparado a niveles insospechadamente altos, en los más recientes días, como consecuencia de las medidas anunciadas. Esto se explica porque existe realmente y funciona ya de hecho lo que los economistas llaman una “economía de puertos”, es decir, en la que prevalece la importación de productos, pero el aparato productivo nacional, las principales industrias, las fábricas, las empresas privadas en general, no están produciendo en lo máximo de su capacidad instalada, y muchas de ellas se han declarado en cesación de sus pagos, en quiebra, o han anunciado pérdidas.

Muchísimas empresas privadas se encuentran seriamente afectadas por la crisis que genera la actitud de inseguridad jurídica, y la inestabilidad política que produce el incendiario y clasista discurso presidencial, quien sistemáticamente dirige todo su odio y ataque hacia los sectores opulentos y acaudalados del país, quienes realmente pueden invertir en Venezuela, que parecieran estar inmovilizados ante el vendaval de incertidumbre económica que les lanza a diario el caudillo en cadenas de radio y televisión, cada vez que le provoca saciar su ya narcisista actitud de lucir como un justiciero revolucionario, que necesita expeler sus consignas redentoras y liberadoras irónicamente contra "el imperio norteamericano capitalista salvaje" verdadero sostenedor de la montaña de petrodólares que le paga diariamente al caudillo y que le sirven cómodamente, para financiar su proyecto político seudo revolucionario continental, y que según él oprime al pueblo.

Es el discurso ideológico más ambiguo y contradictorio el del líder político más populista y demagógico jamás visto en Venezuela, quien insultante, emprende su voz disociadora contra los empresarios en general, y contra todos a quienes considere "lacayos del imperio" que lo financia con sus dólares, sin reparar en el grave daño que causa a la economía nacional. Por eso es que muchas industrias y fábricas no sólo no realizan nuevas inversiones, ni producen nuevos bienes y servicios, sino que tampoco contratan nuevos trabajadores, no crean empleos, y menos producirán riqueza; ¡que tragedia nos calló encima! Parece un Karma.


Han cerrado miles de empresas, otras están a la expectativa aguardando reglas claras y que el gobierno generé confianza, la que no se producirá; lo que podría aproximarse es una fuerte recesión económica, por la paralización de la industria nacional, y que se disparara una hiperinflación, porque aquí lo que hay en exceso son ciudadanos empujados a ser y convertirse en buhoneros intentando sobrevivir en la economía informal, tratando de negociar sus mercancías traídas muchas de ellas de contrabando por vía de Maicao o Cúcuta por la frontera, así como aprovechando el aún denominado puerto libre que se practica en la península de Paraguaná, así como en la isla de Margarita; igualmente toda clase de mercancías que entran por diferentes puertos del país (Puerto Cabello; La Guaira; Guanta; La Ceiba; Maracaibo etc) importada principalmente de Asia (China, Taiwán, Corea) y de nuestros países vecinos, como Brasil, Argentina, Colombia, Perú, Ecuador; Bolivia, Panamá etc.


Prácticamente Venezuela en vez de ser el granero de América Latina, se ha convertido en un mercader comprador, en importador por excelencia, somos los nuevos comerciantes fenicios ricos de Sudamérica; no estamos produciendo la comida suficiente que podríamos y deberíamos; no producimos suficientes alimentos, ni pollos, ni leche, ni carne, ni el azúcar que necesitamos, sino compramos productos importados con el dinero que nos da el petróleo; entre otros, traemos carne de Argentina; pollos de Brasil; porque el régimen engañoso, es propietario absoluto ahora, de casi todas las tierras agrarias.


Chávez que se ofreció como liberador esclaviza, porque el estado se reserva la propiedad de la tierra, otorgando solo títulos de posesión precaria que impide el ejercicio del derecho a disponer de ella, esclavizando a los campesinos en el campo a ser unos simples poseedores, usados para ser explotados por el estado socialista, dizque liberador.


La aplicación discrecional de la ley de tierras por el estado, ha producido perniciosos efectos en la industria agrícola y pecuaria; entre otros, aparte del miedo a los secuestros y a la impunidad de los delitos, hay ausencia de inversiones y abandono del campo, y por ende, una brusca caída de la producción agrícola nacional en algunos rubros tradicionales, se ha provocado un desastre económico, porque los productores pecuarios e industriales ya no pueden competir con el precio que ofrecen los exportadores extranjeros; nadie quiere producir para perder, amen de que el gobierno ha implementado una política agraria, de expropiación de la tierra, dirigida deliberadamente para perseguir y invadir selectivamente fincas emblemáticas en plena producción, considerados discrecionalmente por funcionarios "revolucionarios" como latifundios, etiquetando políticamente a sus ocupantes por el régimen, como terratenientes oligarcas, quienes estarían sujetos a graves riesgos y pérdidas, provocando un caos por la inseguridad jurídica, pero obviamente generando una lamentable disminución de las indispensables inversiones privadas que se requerirían para hacer crecer la producción de alimentos, crear empleos y generar riqueza.


Pareciera que lo que se estaría implementando desde el gobierno, sería una venganza histórica contra la oligarquía conservadora, como política de estado; diera la impresión que se intentara hacer realidad la maldición lanzada por el caudillo llanero General Ezequiel Zamora, quien condenó a los oligarcas y terratenientes venezolanos eternamente con aquella frase lapidaria: “Oligarcas temblad”; y que hoy ha desenterrado el nuevo caudillo Chávez, desde la máxima magistratura del estado, cuando vocifera repetidas veces : “Oligarcas temblad; esa mal oliente y rancia oligarquía que traicionó a Bolívar; patria, socialismo o muerte”.

Que un dirigente político haga y diga eso en una campaña electoral es casi que comprensible; pero que un presidente de la república lo repita constantemente en el ejercicio de su cargo, no presagia nada positivo para un país democrático. Tal conducta ya reiterativa no augura nada bueno para la estabilidad de la nación, y mucho menos para la economía nacional que clama por la indispensable confianza que no llega. Por eso da la impresión que el presidente emulara a Zamora y pensara que gobierna únicamente para sus fanatizados partidarios, y no para todos sus conciudadanos, lo cual es muy lamentable. Chávez pareciera estarnos diciendo siempre como dijo Villalba: "Yo y mi partido mi partido y yo". Si persisten en esa equivocada y errónea actitud las inexorables leyes de la economía podrían desatar una fuerza telúrica peor que la de un tsunami, se produciría todo un desastre, sería como un tsunami económico que impactaría negativamente a la economía nacional de impredecibles consecuencias para toda la nación.

1 comentario:

Anónimo dijo...

por lo visto eres la típica persona que solo sabe criticar y nunca hizo nada para que esto no suceda, es fácil hablar, conozco gente como tu, que dice ser venezolano por que nació en este país, como los hombres dicen ser padres solo por el hecho de haber engendrado un hijo, trata de ganarte esa nacionalidad, conozco gente que no nació en esta tierra que es mas venezolano que tu eso te lo puedo asegurar....