POR:ROBERTO GIUSTI.
La Concertación fue derrotada porque se dividió al negar el surgimiento de nuevos liderazgos.
Parece mentira que un país como Chile, hasta hace dos décadas sometido a una dictadura militar, nos esté dando lecciones de democracia a los venezolanos. Proceso electoral manual rápido, efectivo e incuestionable, a pesar de una diferencia inferior a los cuatro puntos porcentuales. Reconocimiento inmediato del perdedor, quien, lejos de señalar como una “victoria de mierda” el triunfo de su oponente, lo felicita y se apresura a expresar su deseo que “prevalezca el diálogo”.
Pero el cambio político en Chile, otra lección que hemos olvidado en el otrora reino de la alternabilidad, no debe representar modificaciones estructurales a un sistema económico, de libre mercado, heredado de la dictadura de Pinochet y sus “Chicago boys”. Contra todo pronóstico los gobiernos de La Concertación dejaron seguir fluyendo la política económica del pinochetismo pero con sustanciales adiciones de políticas sociales que han permitido a Chile disminuir progresivamente unos altos niveles de pobreza, convertirse en el país del continente con el más alto Indice de Desarrollo Humano de la ONU, presentar un PIB per cápita que para el 2014 se calcula en 18 mil dólares e ingresar este año a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, organismo conformado por las primeras treinta economías en el mundo.
Pero el cambio político en Chile, otra lección que hemos olvidado en el otrora reino de la alternabilidad, no debe representar modificaciones estructurales a un sistema económico, de libre mercado, heredado de la dictadura de Pinochet y sus “Chicago boys”. Contra todo pronóstico los gobiernos de La Concertación dejaron seguir fluyendo la política económica del pinochetismo pero con sustanciales adiciones de políticas sociales que han permitido a Chile disminuir progresivamente unos altos niveles de pobreza, convertirse en el país del continente con el más alto Indice de Desarrollo Humano de la ONU, presentar un PIB per cápita que para el 2014 se calcula en 18 mil dólares e ingresar este año a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, organismo conformado por las primeras treinta economías en el mundo.
Ya superada definitivamente la democracia tutelada y consolidadas las instituciones después de veinte años de gobiernos de concertación, Chile está ante un cambio cuya significación política resulta más relevante que la económica. Y eso es así porque más allá de las etiquetas convencionales, la derecha que representa el presidente electo Sebastián Piñera (quien promovió el NO contra Pinochet en 1988) no es la misma del militarismo o de lo que en Chile se conoce como los “momios” (ultraderechistas con inclinaciones fascistas”).
Piñera proviene de una familia demócrata cristiana, su campaña estuvo volcada hacia los pobres, ha señalado que pondrá énfasis en las políticas sociales y por eso, si bien Chile puede estar ante un cambio de estilo y un cambio de la vieja clase dirigente, lo más probable es que de continuidad a unas políticas que ya constituyen un sistema prácticamente inmodificable. De manera que así como la concertación hizo, en democracia, lo que Pinochet impuso en dictadura, él deberá ajustarse a un cauce preestablecido, dentro de una evolución acorde a la coyuntura. Algo que Chávez está muy lejos de tomar en cuenta y mucho menos de comprender .
Pero también hay una enseñanza para la oposición venezolana: la derrota de La Concertación, cuyo fracaso, además del desgaste natural en el ejercicio del poder, se debe su división antes del proceso electoral por negarse a reconocer el peso político de figuras emergentes como la de Marco Enríquez Ominami, a quien le impidieron medir su liderazgo en unas elecciones primarias.
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