POR:PABLO AURE.
Mientras la economía de nuestro país se va al subsuelo o se pudren millones de kilos de alimentos por la ineptitud y corrupción de Pdval, mientras el número de muertes violentas todos los días aumenta quedando impune la mayoría de esos crímenes; y los hospitales continúan sin medicamentos; y habiendo una carencia palmaria en el suministro de los servicios de electricidad y de agua potable; a este disparatado Gobierno se le ocurre exhumar los restos de Bolívar para exhibirlos. Me tildarán de antibolivariano, pero antes de andar averiguando cuál fue la causa de la muerte del Libertador, deberíamos preocuparnos en resolver problemas más importantes.
¿Apátrida yo? ¡Apátrida tu!
Naturalmente, el chavismo saltará a acusar a todos los que critiquen su postura: de nuevo nos tildarán de apátridas y traidores, pero nada más lejos de la realidad. Son precisamente los intereses venezolanos los que priman en nuestra mente, lo cual dudamos de Chávez y su séquito. Me atrevo a decir que no hay mayor apátrida que aquel que expone a su pueblo a una guerra por andar buscando apoyo para su proyecto político que, vale recordarlo, nos ha puesto muchas veces bajo el dominio de la dictadura cubana. Al decir cosas como que Venezuela no tiene frontera con Colombia sino con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), o al comprometernos en conflictos ajenos (como fue en el caso del incidente diplomático entre Ecuador y Colombia, donde, como dice el argot popular, Venezuela no tenía vela en ese entierro.) Si Chávez no se hubiera permitido un romance extraño con la guerrilla, la acusación de Colombia en la OEA no hubiera tenido sindéresis y el mundo se hubiera reído de ella, pero por su proceder ahora todos los venezolanos, inocentes de las ansias de poder del Presidente, estamos en peligro.
El único que ha comprometido la seguridad y estabilidad de nuestro país – lo que lo hace un verdadero apátrida – ha sido Hugo Rafael Chávez Frías.
¿Cuántas familias están pasando trabajo en este momento?
Irresponsabilidad histórica
El gobierno actúa irresponsablemente y con alevosía cuando opta por romper relaciones con el país vecino, lo hace con el fin de llamar al arraigo patriótico de los venezolanos ofreciéndoles un enemigo externo para que la población le preste atención a cualquier cosa menos a los problemas internos del país.
Pero si bien es una peligrosa táctica para distraernos, el asunto merece exhaustiva atención. El rompimiento con Colombia es más dramático que la exhumación de Bolívar, naturalmente, pues tiene efectos políticos y económicos graves y reales.
Chávez sacrifica nuestra economía y la calidad de vida de los venezolanos (especialmente los de la frontera) por una supuesta defensa de la dignidad de la nación, cuando todos sabemos que ha sido él quien ha dado motivos para que las acusaciones de Colombia tengan asidero y fuerza. ¿O es que no fue Hugo Chávez quien pidió que la FARC estuviera fuera de la lista de terroristas y dijo que Venezuela limitaba por el oeste con las FARC? ¿No fue quien pidió le dieran la categoría de beligerantes? ¿O es que acaso no tiene Chávez precedentes como el caso de Rodrigo Granda? La pregunta es: ¿quién, en realidad, ha puesto en entredicho la reputación e integridad de Venezuela?
Parlanchín colorado
El presidente Hugo Chávez anunció ayer que suspendió su viaje a Cuba porque teme una posible agresión armada a Venezuela por parte de Colombia. “He decidido suspender el viaje a Cuba porque la posibilidad de una agresión armada contra territorio venezolano desde Colombia tiene una probabilidad como nunca la tuvo”, dijo. Tales declaraciones en lugar de causar alarma, deberían tranquilizar a los que hoy se preocupan por un eventual enfrentamiento bélico entre ambas naciones; ya que si Esteban sospecha que en realidad Colombia tiene dentro de sus planes atacarnos, no tengo ninguna duda que más rápido se escaparía para Cuba. Recordemos que el comandante presidente en las chiquiticas y con un fusil en el hombro (o en la espalda) no es tan valiente como cuando tiene en sus manos un micrófono y al mismo tiempo está custodiado por varios anillos de gorilas. Ese Chávez que hoy quiere hacer ver que se quedará para defender a la patria, ha reculado muchas veces. Empezando el 4 de febrero de 1992 que no logró alcanzar sus objetivos, mientras sus compañeros en la madrugada de aquel sangriento golpe le ponían corazón y coraje a la encomienda, el valiente de hoy se rendía en el museo militar. La misma historia se repite el 11 de abril de 2002, cuando pedía a gritos que lo llevaran a Cuba, porque aquí corría peligro ¿o no?; por cierto, refugiado detrás de la sotana de un representante de la misma Iglesia Católica que hoy insulta. Por eso: yo te aviso chirulí que se va a querer quedar aquí dizque para enfrentarse a los colombianos que supuestamente vendrán a atacarnos. Nada que ver. El ejército que hoy nos ataca es otro: el de los malandros que están enquistados en el gobierno, los delincuentes que asesinan, los jueces y fiscales encubridores de la “boliburguesia”, la ineptitud del régimen; y sobre todo en estos últimos meses los escuadrones de moscas y gusanos que brotan de Pudreval.
Vota para alejar la pudrición
No hay otro camino que ir a votar el 26 de septiembre. Al pueblo hay que decirle que nos la estamos jugando ya en las chiquiticas. Votar es lo único que nos permitirá decirle al mundo entero que los venezolanos rechazamos el autoritarismo militarista. Que somos demócratas por convicción, y que por más que los recursos del Estado se dilapiden impunemente al inescrupuloso servicio de mantener en el poder a una logia militar fascista y corrupta, la inquebrantable voluntad de los hombres y mujeres decentes de Venezuela se va a imponer. Hay que decirle al ciudadano común que salga a votar y no se amilane.
Twitter: @pabloaure
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