domingo, julio 25, 2010

"¡A votar!.Sentido de las elecciones.Signos de desesperación"


POR:CARLOS BLANCO/TIEMPO DE PALABRA.


“Votar hoy, en el marco plebiscitario generado, es un acto de rebelión cívica”.

¡A votar!

Hoy la mejor estrategia es acudir a votar masivamente en las elecciones del 26-S porque será un punto de inflexión en la pavorosa crisis política que antes de esa fecha ha agarrado al régimen por el pescuezo. Desde estas líneas se ha insistido en que para derrotar electoralmente a Chávez hay que derrotarlo políticamente primero, lo cual parece posible pues ahora se le ha vuelto inmanejable la situación. El símbolo del desastre actual es la podredumbre de Pdvsa en la cual se sintetizan incapacidad, ineficiencia, corrupción, desprecio a los pobres, autoritarismo, centralismo, militarismo y, al final, la arrogancia de los que creen nunca les tocará rendir cuentas. La ruptura con Colombia es una pieza para intentar aglutinar cierto apoyo interno cuando queda desnuda la presencia de las FARC-ELN en Venezuela. Mientras, el respaldo se desvanece y el fantasma del 26-S lo devora.

Sentido de las Elecciones. Muchos dicen que hay que votar con el pañuelo en la nariz por la forma altanera en la que los partidos se repartieron las candidaturas y por las insuficiencias que ha tenido la Mesa de la Unidad. Desde esta esquina de la palabra se han levantado ésas y otras críticas, las fundamentales de las cuales son las deficiencias de representatividad en muchas de las candidaturas, el soslayo a ratos suicida en confrontar con Chávez, y el silencio en torno a las fullerías del Ministerio para las Elecciones que es el CNE. Sin embargo, aquí se argumentará que hay que votar con decisión, sin el pañuelo en la nariz, porque se trata de un plebiscito en el cual es factible completar esta fase de la derrota política.
Votar hoy, en el marco plebiscitario generado, es un acto de rebelión cívica. Se emplea un camino que está allí. No ocurre como en un país democrático que las elecciones son instrumento del relevo institucional normal para escoger a unos que se suponen mejores que otros; sino de emplear el instrumento a la mano para propinar una derrota contundente al bochinche bolivariano y, para estos efectos, todos los candidatos opositores son buenos. Es verdad que la oposición está financieramente arruinada debido al cerco creado por el régimen, lo cual tiene su efecto maligno, pero una buena porción de candidatos ha comenzado a transmitir mística cuando se saben medios para derrotar a los profanadores de tumbas y autores de PUDREVAL.
Habría que añadir que en buena medida la Mesa y otros sectores disidentes no agrupados en ella, por designio o por casualidad han focalizado su atención en el tema central de este momento, que es el de los contenedores de comida y medicinas podridas. Ese caso es el que ha corroído con más fuerza a un régimen que solía ufanarse de su preocupación por los pobres; allí se contrasta cómo la corrupción se ha comido el sueño revolucionario y sobre las promesas lo que queda es el mosquero.

En una democracia, las elecciones son mecanismo que renueva y vivifica el sistema político mediante la puesta al día de representación popular. En un régimen autoritario las elecciones sirven dependiendo de las circunstancias, lo cual explica que los dirigentes opositores como Antonio Ledezma, Manuel Rosales, Henry Ramos, Leopoldo López hayan apoyado la abstención en 2005 y hayan llamado a votar en otros momentos, sin lágrimas ni arrepentimientos bobos. Recuérdese muy bien que los dirigentes que hoy promueven las elecciones, salvo Julio Borges, fueron los mismos que apoyaron la abstención de 2005 y ninguno -óigase, ninguno- se ha arrepentido, que se sepa.
En 2005 el acto electoral sirvió para que 83% de los electores corroyera la legitimidad del régimen mediante la abstención, sólo que al poco tiempo quedó huérfana esa mayoría por parte de la dirección política. En 2007 la combinación de los dirigentes apersonados en el CNE, el general Baduel y un grupo de militares activos, junto al movimiento estudiantil, determinó que el fraude electoral habido no llevara a la derrota; hubo atronadora victoria, rebanada por el CNE y aceptada por los dirigentes y al poco tiempo también huérfana por parte de la dirección opositora. Ahora todo parece haber cambiado. Se ha ido logrando llenar de significado real al 26-S con la idea básica -que ojalá no se abandone bajo la presión de algunas encuestadoras- de que la disidencia es mayoría. Tesis enarbolada desde hace tiempo por personalidades públicas como María Corina Machado y más recientemente por Teodoro Petkoff. La unificación opositora como mayoría permitirá -y obligará a- reclamar la victoria e impedir fraude.

Signos de Desesperación. Esta crisis política que carcome al régimen lo lleva a acciones desesperadas que combinan la represión, la distracción, el intento de deslegitimación de sus oponentes, el abuso sostenido, el coqueteo con el fraude y la profanación. El Gobierno está hundido en un tremedal y no sabe cómo salir de él. El fundamentalismo ideológico para manejar la economía se expresa en un colapso masivo. Pensaba que un torniquete aquí y otro más allá iba a permitirle controlar todos los flujos sin darse cuenta que lo que ha provocado es un infarto económico. También creía que le iba a ser fácil cargarse a Globovisión y a la prensa independiente sin advertir que la importancia de los medios no deriva de su tamaño o influencia sino de su significación. No dudó en insultar al cardenal Urosa y a la jerarquía eclesiástica para apocarlos y han encontrado en ellos una firme respuesta.

Suponía que la operación sicalíptica cuando la corte de astronautas de blanco hacía sus operaciones con los restos de Bolívar iba a contribuir a la gloria del caudillo, sin considerar que lo que ha ocurrido es un repudio masivo por convertir al Libertador en un amasijo de huesos toqueteados por los predicadores del rito pagano chavista. Imaginaba que el flirteo con las FARC carecería de consecuencias debido a la prudencia tradicional de los dirigentes colombianos, y ahora es una evidencia internacional.


No está amarrado de manos. Tiene poder para reprimir y hacer que los altos directivos del Estado hagan lo que quiere. Por eso hay enjuiciados, perseguidos, presos y exiliados. Sin embargo parece ser que es lo que le queda. Reprime porque está débil y no porque está fuerte. Los conflictos entre sus partidarios se acrecientan, muchos estiman que la cordura se le extravió; los civiles lo dejan al descampado, los militares también. Reprime y mientras más lo hace más se hunde.

Pareciera que ahora la transición hilvanada entre chavistas y antichavistas se vuelve a plantear. Los que quieren cambiar esta situación son mayoría; si esta convicción prevalece, el asunto es cómo defender la voluntad de esa mayoría. Para que el 26-S funcione hay que ponerle el ojo al 27-S…

http://www.tiempodepalabra.com/

twitter @carlosblancog


Fuente:http://www.noticierodigital.com/2010/07/tiempo-de-palabra-87/

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pedro Lastra

¿Y ahora qué?
Julio 25, 2010
Meter a Gary Cooper, a Grace Kelly y a Katty Jurado en el drama que se desarrollaba en el principal foro de las Américas es prueba de una frivolidad verdaderamente lamentable y de una franciscana pobreza intelectual y moral. Señal inequívoca de que el equipo cancilleresco del teniente coronel, su gobierno entero y el coronel mismo, llegaron a la cúspide del Principio de Peter: todo lo que les podía salir mal, les está saliendo mal. Y apenas estamos en el comienzo de la pendiente.

En una de sus más patéticas y lamentables intervenciones, nuestro embajador ante la OEA consideró que mostrar una hora de videos, fotografías, coordenadas y testimonios, absolutamente demoledores y que terminaran por arrastrar por el piso ante quinientos millones de telespectadores la honra y credibilidad del gobierno que representa, era un simple parto de los montes. Salvo una observación sobre el color de la arena y la marca de una cerveza, ambos absolutamente falsos, inapropiados y fuera de lugar, nuestro bipolar ex canciller no tuvo un segundo de lucidez como para echar por tierra con hechos y no con viscosidades y referencias dignas de un presentador de Miss Venezuela – con perdón de Gilberto Correa y César Miguel Rondón, que lo hacían con altísima dignidad – las muy graves acusaciones de su par, el embajador de Colombia.

Meter a Gary Cooper y a Fred Zinnemann, a Grace Kelly y a Katty Jurado en el drama que se desarrollaba en el principal foro de las Américas ante los desorbitados ojos de los países de nuestra región es prueba de una frivolidad verdaderamente lamentable y de una franciscana pobreza intelectual y moral. Señal inequívoca de que el equipo cancilleresco del teniente coronel, su gobierno entero y el coronel mismo, llegaron a la cúspide del Principio de Peter: todo lo que les podía salir mal, les está saliendo mal. Y recién es el comienzo de la pendiente.

Nada, ni una mínima noticia agradable con que apaciguar los ánimos y dormir unas horitas de reparador descanso. Se hunde la plataforma, se contamina el Lago – ¿qué diría el primo de la canoa del inolvidable Alí Primera? – se descubre el monumental guiso del alquiler de esa chatarra inservible a millón de dólares el suspiro, se asoman las torres gemelas de los alimentos podridos, pierde el Brasil, pierde Chile, pierde la Argentina, pierde el Uruguay y va y gana el mundial la enseña del único mortal que se ha atrevido a gritarle frente a su bocota: ¿¿¡¡POR QUÉ NO TE CALLAS!!??

En medio de ese auténtico carnaval de desastres, montado en ciento sesenta mil toneladas de comidas y medicamentos podridos – ya se anuncian otras cien toneladas de azúcar descompuesta –, con los senadores chilenos alebrestados contra el olor a quemado que sale del despacho de la Sra. Tibisay Lucena y cuando el Vaticano decide preparar su excomunión, hete aquí al saliente presidente de Colombia pasándole la pesadísima factura de ocho años de sufrimientos y caladera al por mayor. ¿O creía Chávez que podría ofender y barrer el piso con un cachaco sin que éste acumulara suficiente sangre en el ojo como para enterrarle un alfiler de platino en el mero centro del corazón cuando menos se lo esperara y más le doliera?

Matonzuelo de barrio responde con un portazo. Rompe las relaciones. Se sienta en sus bayonetas. ¿Y ahora, qué? ¿O cree que los millones de colombo-venezolanos saldrán a la calle a desfilar como los alemanes en el 14? ¿O espera que la comunidad internacional se rendirá a sus pies y lo defenderá ante los cuatrocientos mil soldados profesionales colombianos? ¿O cree que trancando la puerta desaparecerán como por arte de magia los campamentos, los narcoguerrilleros, los comandantes de las FARC?

Anónimo dijo...

Pedro Lastra

Que se baje de esa nube. Los venezolanos y los colombianos que hacen vida en Venezuela están hartos de la payasería, los atropellos, la inseguridad, la inflación, el desabastecimiento, los asesinatos, los cortes de electricidad, los abusos policiales, la falta de agua, la insalubridad, la miseria hospitalaria. El desempleo y la persecución. No logrará enrolarnos para una aventura fronteriza ni que les prometa el cielo. Están muy claros: saben que su cielo está en La Habana. Y allí como que la gente se muere de mengua. El tiempo se le acaba. Fue la imagen que nos dejó su discurso en el Panteón. Vaya preparando sus maletas.