POR: GEN CARLOS PEÑALOZA.
*** En las explosiones de Maracay hubo negligencia en el cumplimiento de normas internacionales, por parte de quienes manejaron municiones de alto poder explosivo con la misma ligereza con que manejan los pollos de Pudreval.
MILAGROSAMENTE, la explosión en varios depósitos de municiones de artillería ubicados en el sector de El Rincón, en Maracay, sólo causó un muerto. Un caso similar ocurrido en Lagos, Nigeria, el 27 de enero del 2002, ocasionó más de mil muertos, 5 mil heridos y 20 mil quedaron sin hogar -por cierto, es deplorable que ahora las analogías sean con los países más atrasados del planeta.
Sobre lo ocurrido en Maracay hay muchas interrogantes: 1)¿Cuáles fueron las causas de la explosión? 2) ¿Por qué se almacenaron granadas de alto poder explosivo en un área poblada? 3) ¿Por qué los depósitos no cumplían con los requisitos mínimos de seguridad? 4) ¿Por qué no se cumplieron las normas internacionales de la ONU para el manejo de munición vencida? 5) ¿Qué departamento o personas son responsables de lo ocurrido?
Violación de las normas
Sobre estas interrogantes no hay información oficial y tal vez nunca la tendremos. El secreto militar será invocado. Ya vimos al Presidente de la República muy sonriente al visitar el sitio de los acontecimientos, doce horas después de la explosión. Allí dijo que le parecía raro que la explosión hubiese ocurrido a las 4 a.m. ¿Ordenará a la Fiscalía sancionar a las tragedias por incumplimiento del horario?
El Vicepresidente, por su parte, enarboló la sempiterna teoría del sabotaje causado por sectores enloquecidos de la Oposición. Se supone que tiene pruebas para ese señalamiento. O será que aún no ha entendido la diferencia entre lanzar bombas molotov encapuchado a las puertas de la UCV y manejar asuntos de Estado.
A falta de datos oficiales, emitiré opiniones basadas en mis conocimientos profesionales sobre la materia.
Es altamente probable que la munición almacenada en lugar inapropiado y en edificaciones que no cumplen con las normas mínimas de seguridad, estuviera vencida. Por eso las explosiones no tuvieron la intensidad de municiones útiles y no todas las granadas detonaron. Las imágenes muestran carcasas rajadas, propio de municiones que no detonaron.
Los explosivos usados en las granadas de artillería contienen elementos químicos que con el tiempo se van descomponiendo. Se sabe que este proceso puede producir una reacción térmica, originando fuego. Esto puede causar la explosión de una granada e iniciar una cadena de explosiones en el resto de la munición. La sumatoria de estallidos puede producir una detonación enorme, como ocurrió en Nigeria.
La munición de alto poder explosivo debe ser destruida en su fecha de vencimiento, porque su utilización, transporte y almacenaje constituyen un riesgo elevado. Cabe pensar que en Maracay ocurrió el fenómeno de combustión espontánea en una granada vencida. Esta granada explotó sirviendo de detonador para las otras.
También pudo ocurrir un cortocircuito que generó suficiente calor, pero no se detectó un incendio previo a la explosión. También es baja la posibilidad de que un centinela fumando dentro de los galpones ocasionara la explosión, pues los centinelas no deben tener acceso al interior de esos galpones. En caso de sabotaje, los mecanismos de seguridad han debido detectar la presencia de personal no autorizado en las instalaciones y encender una alarma, de manera que si hubo sabotaje la responsabilidad más bien aumenta.
Hay otras hipótesis más difíciles de creer. No es lógico un incendio causado por un intento de robo de granadas para venderlas a las FARC a fin de ser usadas como bombas anti tanques. Se supone que hay un control de inventarios estricto. Además sabemos que las granadas son pesadas. Se requiere mucho personal y vehículos para acarrearlas y esa actividad a las 4 de la madrugada hubiera sido evidente.
Finalmente queda la “Teoría Jaua” del sabotaje ejecutado por la “oposición enloquecida”. Para ello se necesitarían suicidas. Me pregunto si en la Oposición habrá siquiera un kamikaze dispuesto a volar en pedazos con buena parte de Maracay.
La existencia de depósitos de explosivos de alta peligrosidad en una zona poblada indica desidia gubernamental y bajo profesionalismo de los militares encargados custodiar ese material. Uniformados convertidos en vendedores de pollo y verduras no tienen tiempo para ocuparse de esos detalles de la profesión militar.
No debe sorprender que manejaran las granadas como si fueran pollos congelados. En lugar de mudar el arsenal fuera de la ciudad, alguien decidió olímpicamente dejar allí munición vencida de artillería. Peor aún, las granadas de obús fueron almacenadas en viejos galpones de uso general que por supuesto no cumplen con las especificaciones mínimas exigidas para almacenar este peligroso material. La munición de alto poder explosivo debe ser almacenada en subterráneos provistos de equipos para controlar el nivel de humedad, sistemas automatizados contra incendio y estrictas medidas de seguridad incluyendo circuito cerrado de TV para evitar el acceso de personas no autorizadas. De no haber instalaciones bajo tierra, al menos el almacenamiento debería haber sido hecho en galpones especiales tipo Iglú, con paredes de concreto armado rodeadas por un terraplén. Los galpones afectados por la explosión eran galpones de bloque, comunes y corrientes, buenos para almacenar pollos de Pudreval pero no material de alto explosivo.
CAVIM y los rusos
En los años setenta se creó la Compañía Anónima de Industrias Militares (CAVIM), como una empresa autónoma del Estado, adscrita al Ministerio de la Defensa pero no dependiente del ministro. Esta industria ligera estaba destinada a fabricar munición de pequeño calibre para los viejos FAL y para ensamblar dichos fusiles. Para ello fabricaba piezas menores e importaba las piezas principales. Luego se dedicó a la comercialización de pistolas y revólveres.
La fábrica de armas de CAVIM fue ubicada en el área de El Rincón junto a unos galpones pertenecientes al arsenal del Ministerio de la Defensa. Todo indica que estos depósitos del Ministerio fueron los que explotaron. CAVIM no fabrica ni almacena munición de artillería del tipo de la que explotó. Por tanto la responsabilidad del hecho no es de CAVIM sino del Ministerio de la Defensa y en particular del servicio de armamento.
En los últimos años CAVIM ha estado de capa caída a la espera que lleguen los rusos. Venezuela y Rusia firmaron hace más de 4 años varios contratos de compra de armas. Uno de ellos incluía la instalación de una fábrica de fusiles Kalashnikov. De ese contrato sólo Chávez conoce el monto. El mismo incluyó un importante adelanto y después de largos años no ha llegado un tornillo.
Hace algún tiempo estuvieron inspeccionando el sitio técnicos bielorrusos que luego desaparecieron. Las comisiones sí debieron ser pagadas religiosamente, con dinero del adelanto. El “chino de Recadi” de este caso estuvo detenido unos días y anda por ahí muy campante. Junto con el general Santeliz acompañó a Chávez en la “heroica” acción del Museo Militar.
Aparentemente, su papel en este affaire fue menor. Hizo un trabajo para los rusos, quienes luego se negaron a pagarle y lo denunciaron. Lo usaron para distraer la atención cuando el tema de estas comisiones saltó a la opinión pública.
Uno se pregunta en quién estarán pensando para ser “El chino de Recadi” en este caso.
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3 comentarios:
Gen Carlos Peñaloza
El peligroso Comandante Fausto
*** Alí Rodríguez Araque, fiel y disciplinado, probado en su lealtad absoluta, es la carta de Fidel Castro para el caso de que a Chávez su incapacidad lo conduzca al colapso.
En un libro sobre la integración hispanoamericana que estoy escribiendo, junto a Miranda, Bolívar, Martí, Betancourt y Fidel Castro aparecen personajes de relleno, como el obvio Hugo Chávez y Ali Rodríguez Araque (a) Comandante Fausto, un humilde merideño de Ejido que al tomar Chávez el poder adquirió un poder extraordinario. ¿Por qué esa transformación de oruga en mariposa? ¿Qué se mueve detrás de esta historia?
La vida de Alí Rodríguez Araque es un verdadero misterio. Poco se sabe de sus pininos en Ejido y luego en la UCV. Menos de su desempeño como guerrillero explosivista. Se dice que fue herido cuando uno de sus artefactos estalló a su lado. El incidente lo sacó de la línea de combate y lo dejó cojo para toda la vida. Así debió dedicarse a lo que probablemente hace mejor, la dirección política.
Enfrenté a Fausto operando en la Sierra de Falcón en 1963. Los resúmenes de inteligencia del Ejército indicaban que teníamos al frente una fuerza de entre 60 y 100 insurgentes bien armados. Entre ellos, un combatiente mediocre: el llamado Comandante Fausto. La fuerza enemiga estaba integrada mayoritariamente por comunistas criollos pero contaba con el apoyo de unos 20 cubanos fogueados en la Sierra Maestra. La información indicaba que entre ellos estaba la flor y nata militar castrista, incluyendo a su estrella en ascenso, el entonces capitán Arnoldo Ochoa.
Para mí, modesto subteniente, el enfrentamiento contra los invasores a la patria fue una experiencia militar maravillosa. Me sentía feliz cumpliendo una misión patriótica. Para hacer corta una historia diré que los enfrentamos y derrotamos. Cuando la Sierra de Falcón se consideró segura me enviaron de regreso, junto con otros oficiales y tropas, a nuestros cuarteles. Habíamos derrotado al enemigo y eso me llenó de orgullo. Había cumplido la misión encomendada. A los 22 años fui un soldado feliz.
Gen Carlos Peñaloza
No tenía por qué recordar al Comandante Fausto, hasta que por los años setenta me enteré que se había acogido a la política de pacificación de Caldera y se había reintegrado a la vida civil como un ciudadano pacífico. Esto me pareció lógico hasta que lo vi reaparecer fundando la Liga Socialista junto con un ex guerrillero del Bachiller acusado de cometer varios asesinatos, el comandante «Ramírez» o «Ramiro». Este personaje se desempeña hoy en día como presidente de la Asamblea Nacional. Ramiro venía de combatir en Palestina contra los israelíes y en aquel momento dudé que en realidad se hubiera pacificado.
Confieso que Fausto se me convirtió en un personaje interesante. Hemos sabido que en 1958 dirigió la campaña de recolección de fondos denominada «Un bolívar para la Sierra Maestra». Para entonces era un estudiante comunista recién graduado o a punto de graduarse como abogado, en la UCV. Para entonces era amigo de Fabricio Ojeda, un urredista más cercano al PCV que a Jóvito.
Antes de la caída de Pérez Jiménez y debido, entre otras cosas, a que Acción Democrática fue el principal blanco de la dictadura, la minoría comunista controlaba mucho del esfuerzo clandestino contra el dictador. La tan mentada Junta Patriótica estaba minada de izquierdistas radicales o simpatizantes de esa corriente política. Fabricio Ojeda se hacía pasar como un militante de URD, pero en realidad ya era ficha del Partido Comunista, que aprovechaba su acceso al palacio de Miraflores como reportero de “El Nacional”. El nunca fue el presidente de la Junta Patriótica, una entelequia creada por los comunistas para tomar el poder cuando cayera Pérez Jiménez. Ni siquiera era miembro de ese aparato. Era el asistente de Amílcar Gómez, un prestigioso locutor nacionalista afiliado a URD, quien sí era miembro de
la Junta. Amílcar estaba supuesto a leer en su programa de radio la proclama de la resistencia a la salida de Pérez Jiménez. Se excusó por enfermedad y lo reemplazó su asistente, Fabricio Ojeda, quien así apareció como jerarca del movimiento.
La huida de Pérez sorprendió a los comunistas, dándole una oportunidad de oro a las fuerzas democráticas para tomar el control. Esto trajo al poder en la Junta de Gobierno al almirante Larrazábal, un izquierdista liviano que simpatizaba ingenua y superficialmente con la guerrilla castrista que luchaba en la Sierra Maestra. Esta inclinación hacia la izquierda era conocida por Fidel, quien la aprovechó para solicitar apoyo del gobierno venezolano a su guerrilla. Según mis informantes, el encargado de esta operación fue el ahora famoso Fabricio Ojeda, y uno de sus asistentes fue Ali Rodríguez Araque. Lo demás es Historia.
Al triunfar su revolución, Fidel viajó a Caracas a pedir el apoyo de Betancourt, para entonces presidente electo, para su proyecto, que en realidad era apoderarse de Hispanoamérica. Betancourt, que conocía al personaje y olió sus propósitos, rechazó la propuesta. Durante esa visita Fidel estrechó relaciones con Fabricio y conoció a Alí. Luego que fracasó en engañar a Betancourt, Fidel llamó a Fabricio y Alí a Cuba y los entrenó como guerrilleros para invadir a Venezuela. Los dos fueron a Cuba encabezando un contingente de alrededor de 100 voluntarios. Luego del entrenamiento, Fabricio y Ali regresaron a Venezuela y el resto de los voluntarios fueron enviados a una invasión a República Dominicana, donde fueron masacrados. Fabricio y Ali se integraron a las guerrillas en Venezuela. Fabricio fue capturado posteriormente y apareció muerto en un calabozo de la DIM, probablemente asesinado.
Tengo testimonios que sustentan la teoría de que Alí a través de Fabricio se hizo amigo de Fidel. Luego del ascenso al poder de Hugo Chávez, la relación entre Fidel y Ali se ha hecho más estrecha, al punto de considerarse que hoy en dia “Fausto” es para Fidel «Nuestro hombre en Venezuela».
Gen Carlos Peñaloza
Chávez manda, pero no gobierna. Fausto gobierna, pero no tiene liderazgo. En Venezuela, el poder detrás del trono es Fidel. Alí no es una crisálida convertida en mariposa, sino un correcto «aparatchnick» comunista que ha sido leal, serio y obediente a Fidel ante el derrape de Hugo Rafael. Fausto es ahora la carta en la manga de Fidel ante una posible salida intempestiva de Chávez.
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