POR:JOSÉ GUERRA.
Venezuela sufre una crisis económica sin precedentes. Pero no es una
crisis cualquiera sino la de un modelo socio político que hace aguas por
todos lados. Lo aparente de la crisis es la elevada inflación, una
escasez desatada, pérdida de reservas internacionales y declinación de
la producción. Ese modelo socio político quiso hacer de la acción del
Estado en la economía el centro alrededor del cual giren todas las
actividades económicas. De esta manera, el Estado se ha venido
transformado en el propietario fundamental de los medios de producción
ahogando la iniciativa privada y restringiéndola hasta la asfixia.
Sin estos elementos arriba esbozados, muchas veces resulta difícil
entender la paradoja de un país que con el potencial energético de
Venezuela y con su nivel de exportaciones de petróleo, sus ciudadanos no
puedan adquirir alimentos esenciales ni productos de cuidado personal,
indispensables en la sociedad moderna. Resulta fundamental determinar
los factores que explican cómo ha llegado Venezuela a esta situación.
Apartando un instante las responsabilidades que pudo haber tenido
Hugo Chávez y la que ahora tiene Maduro, resulta pertinente valorar la
acción de tres personas sobre cuyos hombros ha descansado la política
económica en Venezuela. Ellos son Rafael Ramírez, Jorge Giordani y
Nelson Merentes. Ramírez ha batido una marca mundial con el manejo de la
industria petrolera a la cual ha llevado a una decadencia solamente
comparable a la de un país exterminado por una guerra. Rafael Ramírez
hizo que la producción petrolera disminuyera desde el umbral de los
3.300.000 barriles diarios en 1998, a un entorno cercano a los 2.800.000
barriles, durante el lapso en que ha sido presidente de PDVSA y
ministro de Energía y Petróleo. Esa declinación vertical de la
producción ha ocurrido en un contexto de precios siderales del petróleo
que le proporcionaron a Venezuela recursos suficientes para haber
aumentado su nivel de producción. Pero no, Ramírez dilapidó buena parte
de esos ingresos. Además, la caída de la producción de crudos y
derivados ha coincido con la triplicación de la nomina de empleados y
obreros de PDVSA. Sin embargo, faltan elementos para el record de
Ramírez. De US$ 3.700 millones que debía PDVSA en 2005, Ramírez montó la
deuda en US$ 78.000 millones, si se toma en cuenta lo adeudado al BCV,
la nueva caja chica de Ramírez. Ahora PDVSA debe mucho más y produce
menos. También, bajo su gestión tiene PDVSA un conjunto de juicios
pendientes en tribunales internacionales por expropiaciones arbitrarias
que van a implicar erogaciones de centenares de millones de dólares.
No ha habido en la historia de Venezuela, desde Páez hasta Chávez,
quien haya tenido más poder para dirigir la economía que Jorge Giordani.
Sin embargo, su balance es mediocre. Ha sido Giordani el cerebro detrás
de esta estrategia de hacer del Estado venezolano un mamotreto
infuncional. Su tesis esencial puede resumirse en lo siguiente. Primero,
el sector público debe ser el propietario de los medios de producción.
Segundo, para bajar la inflación es suficiente fijar el tipo de cambio
para que ingrese al país bienes importados que ayuden a contener los
precios y tercero, no importa que haya déficit fiscal porque los
controles de precios se encargan de moderar la inflación. Han sido esas
definiciones de política económica llevadas a la práctica las que han
propiciado el estancamiento de la economía, la destrucción de las
capacidades productivas internas, una fuga de capitales que no tiene
parangón, al tiempo que han profundizado la dependencia de Venezuela de
los vaivenes del mercado petrolero. En una especie de acto de
constricción, en enero de 2013, Giordani reconoció que había empresas de
maletín que se llevaron millones de dólares y que los venezolanos
debían pagar por la gasolina y los servicios públicos, para detener el
rentismo.
El tercer actor del elenco es Nelson Merentes a quien han paseado por
todos los cargos habidos y por haber en la Administración Pública, solo
comparado con Dante Rivas. De Bandes salió cuestionado por manejos
financieros poco ortodoxo para luego ser absuelto por una Contraloría
General que no controla. Pero ha sido al frente del BCV donde Merentes
ha desplegado sus capacidades destructivas de la economía. Desde 2010,
Merentes trasformó al BCV en una gigantesca imprenta para emitir
billetes sin valor mediante el financiamiento sin límites a la
deficitaria PDVSA. Merentes es más bien un tipo osado que pareciera que
no reflexionara lo que dice y mucho menos acerca de lo que hace. Llegó a
decir y está escrito y grabado para el juicio de la historia, que no
importaba que el BCV financiara a PDVSA imprimiendo dinero porque en
Venezuela la liquidez monetaria no genera inflación. También es
responsable Merentes del tinglado que se armó con el SITME, del cual
dijo textualmente que era un sistema de duraría al menos cien años
porque se retroalimentaba, así como suena. Más allá de lo folclórico que
puede resultar Merentes, con aquello del Comité de Inflación un Dígito
para lo cual comisionó a Armando León, y de sus famosas mesas de trabajo
o de catarsis con los empresarios, ha sido Merentes el principal
responsable de esta crisis de balanza de pagos que padece Venezuela
desde 2012 y que se ha traducido en una sequía de divisas que hoy tiene
sumida la economía en inflación, escasez y estancamiento.
Fuente: http://www.noticierodigital.com/2014/02/los-responsables-de-la-crisis/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario