En la madrugada del 14
-momento de escribir esta entrega- las cifras oficiales de la violencia
ejercida por los cuerpos de seguridad del Estado y los grupos delictivos
del gobierno contra las pacíficas protestas estudiantiles, eran de "3
muertos, 66 heridos graves y 69 detenidos el 12F". Sin embargo la ONG Foro Penal
señala que son 125 los jóvenes presos e incomunicados en todos el país y
que los pocos detenidos que fueron llevados a tribunales, habían sido
torturados. Las ONG Provea, Cofavic, Control Ciudadano y Amnistía Internacional,
entre otras, han denunciado numerosas violaciones a las garantías
ciudadanas y el silencio informativo de la radio y la TV a causa de la
impúdica censura oficial que niega el derecho de los venezolanos a la
información. Además, muchos usuarios están denunciando el bloqueo de
Twitter de Venezuela por parte del gobierno (ABA de Cantv). La ONU insta
a Maduro a garantizar el derecho a la protesta y el irredento
secretario general de la OEA, a sabiendas de que gobierno y el Poder
Judicial están al servicio de la injusticia y la represión, llamó a
autoridades venezolanas a realizar una investigación "veraz, objetiva y
transparente que determine la responsabilidad de las muertes y de los
heridos".
Provea denunció que a las 3:00 pm grupos armados de colectivos (en presencia de la GNB y la PNB) emboscaron a los estudiantes que se retiraban de la marcha. Ni una palabra de pesar oficial por el asesinato de los estudiantes y sí un panegírico por el "camarada" Juan Montoya, quien en 2010 fuera detenido por el Cicpc como presunto autor de la colocación de explosivos en la sede de Fedecámaras en 2008. Integraba el "Secretariado Revolucionario" que agrupa a 107 colectivos y habría muerto en enfrentamiento con la PNB, según informa el colega Eugenio Martínez. Diosdado ratifica que el "camarada" Juancho era líder de los colectivos del 23E. "En Venezuela roban cámaras de agencias, sacan de cableras TV extranjera, detienen a periodistas" informa la prensa internacional al relatar que los "camaradas" robaron las cámaras de AFP y AP y de colegas nacionales. En Mérida los "Tupamaros" (en nómina de la gobernación) violaron viviendas y secuestraron e hirieron a estudiantes.
La represión del 12F no desanimó a los jóvenes, que salieron por miles en 8 estados el jueves, a pesar de las tanquetas regadas por el país, mientras el narcotráfico y contrabando fronterizos siguen campantes. La prensa mundial reseña las prácticas dictatoriales de Maduro, quien imitando a Lukashenko (tiene a partidos bielorrusos prohibidos y presos a todos los líderes opositores) anunció que "impulsará inhabilitaciones de por vida", tarea ya iniciada con la orden de capturar a Leopoldo López, a los gritos del encapuchado Jaua: "¡Leopoldo asesino, justicia ya!", los montajes grotescos de Aissami en Aragua y la rocambolesca denuncia de Vielma Mora contra María Corina a la que acusa de "quema de vehículos".
Hay rebelión en la granja: rencillas endógenas,
críticas en Aporrea, feroz escasez en los mismísimos anaqueles de Mercal
y Pdval que alebresta a su ya escasa clientela política, torpes
referencias a un golpe opositor (¿los militares no son "tuyos" Maduro?)
y, sobre todo, los miles de estudiantes, trabajadores, periodistas y
ciudadanos demócratas que seguirán en la calle exigiendo sus derechos a
pesar de la violencia oficial. Que alguien le haga entender a Maduro que
no se salvará ni con la brutal represión de estos días.
mcolomina@gmail.com
Fuente: http://www.eluniversal.com/opinion/140216/ni-la-violencia-puede-salvar-a-maduro
4 comentarios:
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TIEMPO DE PALABRA
El haber apelado a "colectivos" financiados y adheridos al gobierno revela debilidad
CARLOS BLANCO ,
La violencia, vieja meretriz
Honor a los estudiantes caídos. Honor a los heridos, torturados, presos, desaparecidos, perseguidos, allanados y enjuiciados en esta terrible semana para Venezuela. Así debían comenzar estas líneas y tal vez detenerse acá para que el silencio del duelo sustituya las palabras. No conocí a estos estudiantes, pero en tiempos ya remotos conocí a otros que cayeron en torturas y balazos, y el dolor que embargaba a universidades y liceos era indescriptible, abisal. Así es hoy.
Analizar hechos políticos atravesados por la muerte siempre es tarea difícil pero es la tarea de hoy. Hay premisas que es necesario establecer. Las protestas y manifestaciones del 12 de febrero fueron pacíficas hasta su conclusión, bajo la conducción de los dirigentes que las promovieron y apoyaron. Después de concluida la marcha de Caracas los grupos paramilitares del gobierno atacaron con violencia extrema y dispararon a matar. El pequeño grupo que quedó y lanzaba piedras, ni respondía a los objetivos de la marcha ni a sus dirigentes. El doloroso resultado se conoce y los testimonios del periodismo de calle acusan una y otra vez a los autores materiales e intelectuales de los crímenes. Los hechos se saben, pero rondan las preguntas, la fundamental de las cuales es por qué el Gobierno propicia un nivel estrepitoso de violencia y por qué le encomienda la tarea a los paramilitares que ha creado, armado, consentido y financiado.
RÉGIMEN DÉBIL. Lo cierto de todo este asunto es que aunque algunas unidades de la GN han sido brutales en la represión, así como comisarios del Sebin, y grupos de la Policía Nacional, el grueso de esos cuerpos no quiere obedecer órdenes ilegales como las que ahora dictan Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Miguel Rodríguez Torres. Las fuerzas militares y policiales no solo están conscientes de que crímenes contra los DDHH no prescriben sino que saben que el Estado rojo se viene abajo por su descomposición interior.
Las fracturas institucionales son múltiples; el Estado se deshace y la crisis económica carcome los cimientos de un poder fundado en la renta petrolera. La escasez, buque insignia del desastre despiadado que asedia a los venezolanos, no tiene forma de remediarse por un par de razones: no hay dólares para importar lo necesario, ni hay producción interna debido a la ruina, trepada en las ancas de la revolución bonita. No tienen ninguna solución manejable para solventar estas hecatombes salvo una sola que ya les es imposible adoptar: cambiar radicalmente sus concepciones y el sentido de sus políticas. Maduro hizo un amago y no pudo, quedó atrapado entre "la derecha endógena" y la izquierda exógena. No se pudo mover y ahora, petrificado, menos aún.
El haber apelado a "los colectivos", los grupos paramilitares financiados, entrenados y adheridos al gobierno es una revelación de la debilidad del régimen. Significa que no cuenta para enfrentar las demostraciones de descontento y reclamo social, al menos en forma incondicional, sino con estos grupos. No quiere decir que no haya militares, policías políticos y uniformados, que no estén dispuestos a disparar a mansalva, pero sólo estos paramilitares sangrientos lo hacen de modo uniforme y gozoso. Maduro quedó atrapado más que nunca entre ellos y Diosdado.
EL GOLPE DE ESTADO. Para enfrentar el vigor de la protesta popular y estudiantil, así como justificar el despliegue criminal de grupos de mototerror, ha renacido la tesis del golpe de estado. Quien esto escribe no duda que existan militares que por las mismas razones argumentadas por Chávez en 1992 quieran sublevarse, pero no obedecen a la dirección opositora en ninguna de sus variantes.
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TIEMPO DE PALABRA
El haber apelado a "colectivos" financiados y adheridos al gobierno revela debilidad
CARLOS BLANCO ,
Ya lo dijo Antonio Ledezma hace pocos días. Si hay un golpe de estado en marcha quiere decir que la Fuerza Armada está dividida, que no es cierto que esté "unida monolíticamente", como se decía antes, alrededor del ilegítimo Presidente. Porque, debe recalcarse, no hay golpe de estado sin militares; todo lo demás son suspiros a la luna. Pero si el gobierno ha debelado un golpe de estado sería conveniente conocer los nombres de los jefes. ¿O es que no saben si hay golpe? ¿O es una mera patraña para impedir la protesta y convertir en acusados a los dirigentes opositores?
Hace días fueron convocadas Asambleas de Ciudadanos para discutir "la salida". A una de ellas asistí. El objetivo proclamado por todos fue discutir las formas del reemplazo constitucional de Maduro y, además, todos los oradores insistieron en dos temas básicos: la protesta no violenta y la unidad de las fuerzas democráticas. En paralelo se dieron protestas estudiantiles ferozmente reprimidas, fundamentalmente en los estados andinos, y con motivo del Día de la Juventud, el presidente de la FCU-UCV, en la misma Asamblea, convocó una concentración pacífica el 12 de febrero en la Plaza Venezuela. Nadie se planteó que las manifestaciones y marchas fuesen violentas, entre otras razones además de los principios, por una elemental: la violencia conviene al gobierno porque aleja a los moderados, aísla las vanguardias y les es más fácil reprimirlas.
LA MANIOBRA. La semana pasada alerté sobre la amenaza en contra de tres dirigentes. El parágrafo que encabezaba mi columna era el siguiente: "Acusar o sugerir que Antonio Ledezma, Leopoldo López, María Corina Machado, la Movida Parlamentaria (MP) y los demás promotores de "La Salida" están en el fomento de un golpe de estado es una de dos cosas: una delación, si realmente los denunciantes creen que esos dirigentes conspiran; o un crimen, aun cuando sea culposo, porque es lanzar la jauría en su contra. Por estos días se observa a altos funcionarios y al aspirante a sustituir a Maduro, el gobernador del Táchira, centrados en López como responsable de disturbios, para lo cual la idea de que él busca un "atajo" no hace sino tenderle la cama a la represión.
Aquella conjetura ha tomado cuerpo. Todos los dueños del poder se han lanzado en manada feroz en contra de estos dirigentes, orden de aprehensión en contra de López, amenazas de allanamiento de la inmunidad parlamentaria a María Corina, provocaciones e insultos al por mayor hacia Ledezma. Estas injurias buscan encubrir actos de violencia cometidos por el Gobierno para criminalizar la disidencia.
Es comprensible lo que hace un gobierno débil y desesperado; lo que no es comprensible es que del lado de enfrente haya quienes, so pretexto de desmarcarse de "los radicales", acompañen o se hagan los locos ante la persecución a la que se ven sometidos dirigentes recios que encarnan una visión de la lucha, que también es democrática, constitucional y pacífica. La discrepancia es un derecho de cualquiera, acusar, aunque sea "en privado" de lo que el gobierno acusa, es una vileza que facilita la represión.
Twitter @carlosblancog
Entre Maduro y Diosdado
FERNANDO OCHOA ANTICH
La violencia es responsabilidad exclusiva del gobierno nacional. De eso no tengo la menor duda. Además, así lo piensan la mayoría de los venezolanos. Nuestro pueblo conoce perfectamente bien que el régimen chavista ha utilizado la represión de mil maneras para imponer, durante estos quince años, su manera de pensar. No puedo señalar a nadie en particular. Sería una irresponsabilidad. Lo que sí debo decir, con absoluta firmeza, es que la marcha estudiantil se desarrolló en perfecto orden, aún después de que María Corina Machado y Leopoldo López se habían dirigido a los manifestantes, hasta llegar a la Fiscalía General de la República.
Hay dos puntos que debo resaltar: primero, la total falta de sensibilidad de la Fiscal General de la República, que al no recibir a la delegación estudiantil, exacerbó con esa actitud el malestar de los jóvenes estudiantes que iban a reclamar la arbitraria detención de algunos de sus compañeros; y segundo, llama la atención que una marcha que se había desarrollado en absoluto orden, en el momento de su finalización, cuando se había retirado la mayoría de los asistentes, surgen los grupos violentos en medio de un ataque con disparos de uno de los colectivos oficialistas. Cualquier analista de estos acontecimientos tiene que, de inmediato concluir, que fueron previamente planificados y que las dos acciones fueron coordinadas.
También es importante señalar que durante más de un mes, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello mantuvieron un permanente ataque verbal en contra de lo que ellos llaman la derecha fascista, reprensada por María Corina Machado y Leopoldo López. Si observamos con detalle los acontecimientos, nos daremos cuenta que el objetivo político de la violencia fue justificar las acciones que el régimen piensa tomar contra estos líderes, y además incentivar la división de la oposición. Imaginarse que los hechos fueron planificados por estos dos dirigentes, que al ser las dos figuras más representativas de la marcha serían fácilmente señalados como responsables, es creer que los venezolanos somos tontos.
En verdad, la maniobra fue grotesca. Una protesta estudiantil que se hubiera desarrollado en paz, como era lo lógico, habría representado para el gobierno un hecho político inmanejable. Se hubiera confirmado lo que es ya un clamor nacional: la urgente e inmediata solución de la crisis política, económica y social que vive Venezuela. Esta grave situación no encuentra una salida debido a que el régimen solo plantea un diálogo superficial que no responde a las necesidades de cambio que plantean los venezolanos. En realidad se requiere de un verdadero acuerdo de gobernabilidad que, reconozca el fracaso del régimen chavista en su intento de establecer una hegemonía política y que, debe crear las condiciones para garantizar una verdadera democracia, reconociendo la posibilidad de que la oposición pueda alcanzar el poder.
El gobierno de Maduro se encuentra tan confundido con el complicado panorama nacional, que tomó una medida arbitraria e irrespetuosa de los derechos humanos: solicitar la detención del embajador Fernando Gerbasi y del vicealmirante Iván Carratú por una grabación telefónica de una supuesta conversación entre ellos. El comentario que Maduro sostuvo que hicieron, no indica que forman parte de una conspiración. Es simplemente, la conversación entre dos venezolanos preocupados por el estado de violencia que se vive en Venezuela. Maduro debe recordar que los golpes de Estado en Venezuela siempre los han dado militares activos como consecuencia de los malos gobiernos.
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich
Simón Boccanegra | 14/02/2014 | 2
Gobierno no busca pleito
El miércoles fue uno de esos días malditos, de los cuales ha estado tan llena la historian de estos años. Nuevamente salieron a relucir las armas y el saldo final fue de tres muertos y un grupo grande de heridos de bala
SIMÓN BOCCANEGRA
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El miércoles fue uno de esos días malditos, de los cuales ha estado tan llena la historian de estos años. Nuevamente salieron a relucir las armas y el saldo final fue de tres muertos y un grupo grande de heridos de bala. Ya de por si lo ocurrido es muy grave. Tres muertos y un montón de heridos de bala no es concha de ajo.
Esto hay que detenerlo aquí porque si estos eventos toman cuerpo el país puede volver a vivir episodios de violencia que desde hace rato se habían mitigado bastante. Hay que hacer un llamado a los distintos sectores enfrentados para que de la panoplia de sus instrumentos de pelea sean sacadas las armas de fuego.
Con plomo no se juega. Lo ideal, desde luego, es que no haya conflicto violento de ninguna clase, pero ya que las cosas han comenzado a ir por donde cogieron el miércoles, un soplo de sindéresis, de mero sentido común y hasta de instinto de supervivencia, debería tener lugar para evitar que esto se desmadre, evitando que el ladrido de las armas de fuego sustituya los gritos y las invectivas de costumbre y hasta los puñetazos, y, como hace dos días apenas, vuelva el luto a ensombrencer hogares venezolanos.
De lo contrario, insistimos, una atmósfera siniestra puede comenzar a envolver al país. No es cuestión de repartir culpas, pero si es necesario señalar que la principal responsabilidad en garantizar la paz corresponde al gobierno. A la violencia anarcoide no es posible responder sólo con la violencia institucionalizada.
Al gobierno corresponde la responsabilidad fundamental de impedir que grupos sueltos de todos los colores vuelvan un caos la vida del país, pero su cometido fundamental es evitar que grupos que se declaran afines al oficialismo actúen como propiciadores del clima de violencia, porque sobre estos puede actuar directamente, llamarlos a la razón y desarmarlos. Gobierno no busca pleito, decía el general Gómez (que bastante pleito buscó, por lo demás), pero tenía razón.
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