
Sin embargo, Chávez desaprovechando la oportunidad de sosegar al país enviando un mensaje de reconciliación en esta época apropiada para hacerlo, y así haber demostrado sus buenas intenciones, su talante democrático, en vez de ejercer un efectivo liderazgo conciliador y ser un estadista esclarecido que irradie luz e influencia positiva sobre toda la nación, que le reclama que tenga grandeza de espíritu, y que demuestre verdadera vocación de trascender por sobre lo rastrero de los egoísmos, y sobreponerse por encima de las pequeñeces de la lucha, prefirió empequeñecerse atizando el fuego de la disputa permanente y estéril, precipitando de nuevo la confrontación innecesaria e inoportuna con “algunos” sectores opositores que lo adversa legítimamente; disidencia que en democracia en esencia tienen derecho a ejercer sin reparos, pueden y deben pensar diferente.
Luego del dulce mensaje de “amor” que había difundido cual querubín amoroso en su campaña electoral, a días de ser reelecto en la presidencia, realiza un mensaje en un acto en el patio de la Academia Militar que hizo palidecer a aquel que hiciera vestido de azul cielo; hoy se nos presenta más real, tal cual es, vestido con uniforme militar verde oliva con su boina roja, visiblemente enfurecido, destilando una amargura que le brotaba por los poros, los ojos y por todas partes, y que no puede disimular, ni resistir, ni contener, para vomitarnos en la cara todo el veneno imaginable en un día de los “Santos Inocentes”, cual “Herodes moderno reencarnado”, presa de un celo inexplicable a estas alturas, cuando ha sido ratificada su autoridad, expresando el odio y el resentimiento que le debe estar carcomiendo el alma, (Dios mío tanto desprecio por los demás, cuanto resentimiento inútil) y la emprende con toda su ira contenida, con la furia más decadente y primitiva contra un canal de televisión y su principal directivo, para hacernos obviar todas nuestras esperanzas de sosiego colectivo. Volvió a enrarecer con su verbo incendiario el tan deseado clima de “precaria paz navideña” que se había logrado, luego de tanta tensión por intermediación de la “natividad del señor”, para arremeter con su incontinencia verbal , contra lo que él denomina como “la sucia y mal oliente oligarquía traidora que expulsó a Bolívar, y que asesinó a Sucre”, y traerla a colación para comparar a aquella con la actual (deformación acomodaticia de la histórica) también según él, igual a aquella, a la que hay que apagarle sus equipos de televisión…”
Con el debido respeto, con la mejor buena fe, con recta intención, le expresamos al presidente Chávez desde aquí nuestra modesta opinión: Señor presidente, puede que tenga usted razones de peso para haber dicho y hecho lo que hizo frente al país entero, pero escogió un momento inoportuno y un escenario absolutamente inadecuado para difundir esa noticia que anunció el 28 de diciembre. Además, nos parece una total inequidad, hacerlo de esa forma tan inapropiada. Nada es más inútil e injusto, que combatir la injusticia cometiendo más injusticias.
Aunque también lamentamos que se decida tal o cual medida sobre la concesión de un canal de televisión, sin consular al país, y sin considerar que se atenta contra los derechos ciudadanos en general (la libertad de expresión) y no únicamente contra los intereses privados de una empresa; pero para eso están las leyes y los organismos jurisdiccionales, los conflictos de intereses entre los particulares y las disputas con el estado, deben dirimirse de conformidad con los principios de derecho vigentes; ya habrá tiempo para dar ese debate frente al país. En realidad lo que más preocupa es su actitud violenta; no es el qué, sino el como.
En verdad, lo que más nos impactó negativamente de sus palabras, es su crudo empeño en dividir a la sociedad entre oligarcas y pobres; entre traidores y patriotas; entre revolucionarios socialistas o contrarrevolucionarios lacayos del imperialismo; entre socialistas o capitalistas; entre limpios servidores del proceso y sucios interesados del imperio; entre pro nacionalistas bolivarianos y pro imperialistas norteamericanos; entre buenos y malos. Esa dicotomía en la que usted muy capciosamente pretende o intenta situarnos, encajonarnos, o etiquetarnos a los venezolanos, nos parece de lo más inapropiada e injusta, pero también inconveniente y hasta peligrosa, porque insinúa o sugiere equivocadamente que quienes estamos en desacuerdo con su manera de percibir la realidad (con o sin razón) somos sus enemigos a muerte, o desleales a la patria, o una suerte de delincuentes, y hemos de ser excluidos o aniquilados, despreciados o sometidos al escarnio y al desprecio público, simplemente por no pensar como usted, o igual a usted, lo cual no nos parece nada agradable como mensaje preliminar de año nuevo, y más bien nos resulta decadente, de un marcado y tendencioso primitivismo político, es sin duda una indecorosa, indebida y mal disimulada manipulación política, es todo un abuso de poder de su parte, que puede conducirnos a un terreno sumamente delicado, nada deseable, y que ha llevado a otros pueblos a la desesperación y a la guerra fraticida ¿es eso lo que se pretende precipitar, más enfrentamientos?.
Si lo que se pretende con esto es amedrentar a la sociedad democrática, acorralándola, callándola, silenciándola, o evitar que lo combatan legítimamente en su visión de país, sinceramente creemos que no lo logrará jamás de esa manera, no podemos estar de acuerdo con usted señor presidente, jamás tendrá nuestra obediencia y ya debería tenerlo muy claro. Que usted diga lo que dijo frente a todo el mundo a la luz de las cámaras en vez de seguir transmitiéndonos mensajes de amor, (no nos diga más que todo lo ha hecho por amor) lo único que nos dejó muy claro es que usted va a insistir en su idea absurda de continuar agrediendo injustamente a quien se le oponga, y tratando de dividir a la sociedad venezolana para sostenerse en el poder a pesar de sus carencias, en vez de procurar la ansiada reconciliación, y eso no augura nada bueno para el futuro, ni fomenta el necesario clima de sosiego que tanto necesitamos para producir, salir del atraso y el subdesarrollo en el que aún estamos por culpa de tantos errores pasados y de imposiciones sectarias de líderes ciegos y sordos.
No queremos parecerle vanidosos señor presidente, no pretendemos ser sus arrogantes asesores, además, deben sobrarle por estos tiempos de luna de miel; pero si pudiéramos hablarle directamente como si lo fuéramos, no nos atreveríamos a ofrecerle ningún consejo, después de todo usted ha logrado su reelección sin ninguna recomendación de nuestra parte. Pero no está nunca de más escuchar las sugerencias de otras personas distintas al entorno, casi siempre desprovistas de prejuicios, más si se las hacen sin cobrarle nada por ello. Haremos un ejercicio temerario, pensaremos por un momento que nos encontramos en ese privilegiado cargo de asesores presidenciales, y a solas en su despacho, debiéramos expresarle algunas sugerencias sobre lo prioritario que ha de hacer ahora que ha sido reelecto. ¿Que podríamos decirle, que ya no le hubieran acotado sus más cercanos colaboradores? Sin pensarlo, le expresaríamos lo siguiente: Presidente sabemos que usted tiene ansias de historia, de trascender como presidente, que aspira realizar algunas confesas transformaciones sociales en nuestro país, pero el bien más preciado que puede usted aspirar a lograr para todos sus conciudadanos en este momento es el de mantener la paz, sin sacrificar sus convicciones.
Le agregaríamos a esas palabras: Gobierne para “todos” , sea magnánimo, ha costado mucha sangre llegar hasta aquí; el mayor merito que a usted le reconocemos es haber podido ganar las elecciones en un clima muy difícil, de serias “dudas” sobre la transparencia del proceso, de graves riesgos de confrontación; y que se le reconociera su triunfo, eso no era sencillo de lograr, y usted lo debe saber mejor que nadie. Las amenazas, asechanzas a la paz y la estabilidad de la república de distinto signo, eran muchas. Es tiempo de gobernar ocupándose principalmente -es verdad- de todos los más necesitados, pero para lograr el ansiado desarrollo, se requiere del trabajo de “todos”.
Para implementar y aplicar los principios constitucionales consagrados en La Constitución Nacional que usted sostiene que son “revolucionarios”, y que para nosotros son “democráticos”, que usted tanto nos cita y muestra en cada alocución, y que ambos defendemos y consideramos legales, válidos y legítimos; los podría perfectamente desarrollar y construir sin más traumas, por etapas, por fases, como los ha venido asumiendo progresivamente el país, ganando aliados, intentando conquistar el respeto de la disidencia con argumentos válidos; exponiendo sus ideas con claridad; convenciendo al país. Pero intentar acorralar a sus adversarios internos, insultándolos, etiquetándolos como golpistas traidores, usando su poder ilimitado, de forma despiadada y sin darles oportunidad a que sobrevivan exponiéndolos a la desaparición, a su liquidación total y absoluta, sin darles ninguna posibilidad de subsistencia posible, los pudiera hacer reaccionar lógicamente con desesperación, y hacerlos incurrir en el error de la violencia “justificadamente”, y en legítima defensa de sus derechos e intereses.
Presidente, “gobierne para todos los venezolanos”, su lema propagandístico de campaña pregonado hasta la saciedad nos agrada: “Venezuela ahora es de todos”, se lo compramos, cúmplalo, hágale honor a ese eslogan publicitario, demuéstrenos que no es sólo eso, un eslogan propagandístico para captar votos; díganos con su accionar cotidiano que Venezuela ahora es de todos, incluso de quienes no compartimos su ideología política; no se comporte como un arrogante tirano, ni haga lo que tanto ha criticado, no excluya a nadie. Si criticaba el sectarismo de antaño no sea sectario; si cuestionaba la demagogia no sea demagogo; si desenmascaraba la injusticia no sea injusto, si arremetía contra las cúpulas podridas de los viejos partidos no fomente cúpulas; si denunció hasta el cansancio la corrupción anterior, combátale eficazmente hoy. Tiene todo lo necesario y auspiciosamente positivo para hacerlo con éxito, no les de en este instante inoportuno a “algunos grupos” de adversarios, “motivos” para volver a enrarecer el ambiente propicio de paz que ha costado tanto lograr, ni el pretexto que desencadene un nuevo clima de violencia inmerecido para todos, quienes en gran mayoría somos acatadores de la voluntad del pueblo, sus gallardos y dignos adversarios autenticamente democráticos, que sabemos ganar y perder, que seguiremos compitiendo legítimamente por el favor popular sin pedir ni dar cuartel, pero que estamos dispuestos a convivir pacíficamente en democracia, siempre que se respete la ley y se nos brinde la oportunidad de expandir nuestras actividades ciudadanas en libertad.
Presidente Chávez, si en verdad desea gobernar garantizando la paz de la nación, convoque a todos los venezolanos a la unidad nacional; llámenos a trabajar por la consolidación del progreso nacional; ofrezca plenas garantías de los derechos democráticos consagrados en La Constitución Nacional; cree la indispensable confianza y la seguridad jurídica necesaria; cumpla al pie de la letra esa Constitución y hágala cumplir; concéntrese en resolver los más urgentes problemas que experimentan los ciudadanos, ocúpese decididamente de estos temas: La alimentación, la vivienda, la inseguridad, el desempleo, la salud, la educación y el mejoramiento de los servicios en general.
Pensamos que si usted como presidente logra crear las condiciones para satisfacer estas demandas, habrá auspiciado la construcción de un clima apropiado de paz y convivencia democrático y cristiano, y para hacerlo no necesitará ni siquiera reformar la constitución (crear un interminable debate que distraiga al país de lo esencial), hay que poner a trabajar a tanto funcionario del estado inoperante e ineficaz; castigar a los corruptos que medran a la sombra del estado. Sólo con cumplir La Constitución eficazmente, le bastaría para emprender el verdadero camino de la recuperación definitiva que tanto pregona, y tal vez ni siquiera sea necesario apagar los equipos de ningún canal privado de televisión, ni revocarle su concesión o no renovársela, a ellos lo que habrá que hacerles únicamente es obligarlos a cumplir la ley de responsabilidad social, para que no abusen con la programación televisiva en detrimento de los derechos de los menores de edad y los ciudadanos; y sancionarlos severamente conforme a la ley con multas o suspensión temporal si incurrieran en faltas. Para el año nuevo le deseamos que se sosiegue y serene, “lo cortes no quita lo valiente”, que no sea más “agridulce Chávez”, que sea de un solo color es tolerable, podemos comprender –no justificar- pero es válido, lo que no aceptamos es la amargura. Sea de su color preferido, aunque su corazón debería ser multicolor, si en verdad quiere ser el merecedor del respeto de todos sus conciudadanos;pero trate de ser dulce también. El país se lo agradecerá.