La cara de pánico que ayer mostraba el presidente Chávez en esa suerte de debate arreglado con unos periodistas escogidos a dedo, que hizo desde su despacho, era de antología. Al margen de cualquier otra consideración sobre ese patético evento, es importante destacar la actitud desproporcionada, desencajada y desfasada del locatario de Miraflores al responder una pregunta sobre los medios de comunicación, diciendo improperios como: “les voy a dar en la madre”, reflejando su evidente estado de desequilibrio emocional. Es obvio, que lo más excesivo no es su perdida de equilibrio al proferir toda clase de amenazas, contra los propietarios de los medios privados de comunicación, sino su torpeza al ventilar tamaña arbitrariedad ante las cámaras de televisión, fue por fin visto para su desventura, tal como realmente es, y no como desea aparentar ser, como un querubín amoroso tira besitos vestido de azul, por todos los venezolanos y el mundo entero, destilando de nuevo su venenoso odio contra todos a quienes considere sus enemigos jurados, que es su comportamiento habitual, nada auspicioso por cierto ese inconveniente comportamiento a solo horas del evento electoral, ¿será que no se cansa de amenazar?
Igualmente nos resultó absurdo y desmedido por decir lo menos, su repetitivo discurso triunfalista, al insistir en que todo estaba decidido en su favor, que el mundo ya sabía lo que aquí iba a ocurrir éste próximo domingo tres de diciembre, violando las leyes electorales abusivamente frente a las cámaras. Insoportable resulta para quienes somos auténticos demócratas escuchar fanfarronear a un presidente candidato en pleno ejercicio de su cargo, diciéndonos a todos sus electores que ya está plenamente seguro de que vamos a votar por él, de que ya las encuestas predicen abiertamente su victoria, que en África, en Europa y en Norteamérica, ya saben que él ya ganó o ganará las elecciones, que “el mundo ya sabe lo que aquí va a ocurrir este domingo” vociferó el nervioso mandatario, ¡Dios cuanta arrogancia! ¡Que falta de respeto a sus conciudadanos! ¡Cuánto desprecio! por nuestra legítima opinión ciudadana.
Sostener que ya las encuestas amañadas y manipuladas, compradas, pagadas por el gobierno, determinan y aseguran de antemano un resultado electoral favorable a su mandato presidencial, nos resulta de una grosería extrema por parte del candidato-presidente, es una vulgar e indebida manipulación, una bofetada en la cara a todos quienes el domingo tendremos el derecho de elegir al nuevo presidente de Venezuela; desde esa perspectiva del mandón atornillado en su amada silla presidencial, pues sencillamente sería preferible que en el futuro se eliminaran las elecciones presidenciales y las campañas electorales, para ponerse de acuerdo en elegir a una sola encuestadora de gran prestigio y credibilidad, que gozara de solvencia moral, y que estuviera integrada por una cúpula de ciudadanos traídos quien sabe de donde, tal vez de un mundo impoluto, conformado por místicos iniciados, o de monjes tibetanos que se sentaran a orar en posición de loto mirando al cielo, para que realicen una encuesta, y así precisar cual candidato presidencial goza del favor popular y ya está, problema resuelto.
Lo dicho por el presidente, no refleja precisamente la seguridad de la que tanto se ufana y nos enrostra, al contrario hace entrever es su absoluta desesperación por lo que teme que le ocurra el próximo domingo, y sus manotazos de ahogado, tratando de exprimirle hasta el último segundo a las cámaras para trasmitirle a sus televidentes una artificial imagen de seguridad en el triunfo que no es tal, que en el fondo no tiene. Sinceramente, en mis largos años observándolo, jamás lo había visto tan torpe, errático, disperso y nervioso en una entrevista, sus ojos eran una delación, una confesión de su preocupante estado emocional.
El presidente ayer en su afán atropellado al hablar, parecía querer venderse más y más, como un demócrata, me recordó muchísimo a su larga y patética alocución televisiva de la noche del pasado tres de diciembre, a solo horas de iniciarse el proceso electoral del 4 de diciembre para elegir a los diputados a la Asamblea Nacional; nunca olvidaré sus suplicas a los electores, tratando de explicar la importancia de esas elecciones, argumentando lo delicado del dilema que estaba en juego entonces, que se trataba de Busch o Chávez; denunciaba que querían darle un golpe electoral; que había que vencer a la abstención, porque deseaban incluso realizar un magnicidio; en fin, diciendo cualquier cantidad de expresiones para evitar que se produjera un vacío de electores y la consecuencial deslegitimación de su régimen; pues bien, ocurrió lo que todos sabemos: Que el Rey quedó desnudo, que no logró movilizar a la población a votar, la gente ni le obedeció, ni le creyó, simplemente se abstuvo masivamente provocando la abstención histórica más espectacular, más del 80% no acudió a los llamados desesperados del caudillo.
El candidato-presidente ¿nos ha mentido cuantas veces ya? ¿Cómo olvidar sus pronósticos y vaticinios antes de librar su “batalla rodilla entierra con bayoneta calada” incluida, allá en la ONU, asegurándonos que teníamos ya en el bolsillo los votos necesarios para que Venezuela se garantizara un puesto en el Consejo de Seguridad de ese organismo? ¿Olvidamos tan pronto, que nos aseguró que teníamos todos los votos de la Unión Europea, de toda la Liga Árabe, de la Asociación de países Africanos, de casi toda Sudamérica, de Centro América? ¿Acaso logramos ganar el apetecido y asegurado puesto? Eran solo mentiras, como también es falso que ya “todo está decidido” en su favor, y que el mundo ya sabe lo que va a ocurrir este próximo domingo en las urnas, porque la verdad es que la decisión definitiva es de nosotros los ciudadanos y de más nadie, esa es la verdad, y no lo que el presidente ansioso y angustiado pretende hacernos creer, tratando en vano de influir en nuestro ánimo, intentando torpemente de atemorizarnos sin lograrlo, pero resulta que no le tememos, estaremos solos con nuestras consciencias,ante la crucial decisión, elegiremos y votaremos .
El próximo domingo tres de diciembre vaticinamos que será diferente a lo ocurrido el pasado 4 de diciembre, y se producirá sin dudas una votación masiva de la población, ocurrirá entonces una rebelión cívica de los venezolanos, a favor de defender sus legítimos derechos, para fortalecer la democracia, la civilidad, el Estado de derecho democrático, la preeminencia de la Constitución Nacional y de las leyes. Triunfará quien haya logrado transmitir a sus conciudadanos su voluntad y determinación de defender estos principios irrenunciables; el que haya conquistado los corazones y las conciencias de los electores. El pueblo venezolano tiene en sus manos la decisión más trascendente de su historia, deberá elegir no sólo a un presidente, sino un nuevo rumbo para la nación, un destino distinto que está aflorando, un nuevo amanecer.
Todos tendremos este próximo domingo la oportunidad de decidir nuestro destino democrático y republicano, de construir nuestro futuro y el de las generaciones por venir, si lo logramos juntos, unidos, formaremos parte de una hermosísima rebelión cívica, y lo habremos hecho con la única arma poderosísima que tenemos, necesitamos y debemos usar, con el voto, y esa poderosa arma, que es demoledora cuando su emplea masivamente, así si es verdad que no hay encuesta manipulada, ni manotazo de ahogado de último momento, ni suplicas, ni argumento que valga, no se puede alegar nada más, frente a la votación masiva que constituye una invencible rebelión cívica, que es la pesadilla de los demagogos, la que los hace lucir desfasados, desencajados, muy nerviosos, la que les hace recorrer un eléctrico temblor por todo el espinazo y los obliga a cometer errores de última hora, dejándolos en evidencia como lo que en realidad son, ególatras, megalómanos muy vulnerables e inestables psíquicamente, que se quiebran y derrumban como castillos de arena, y débiles frente a la opinión multitudinaria de los ciudadanos que los cuestionan y sentencian al olvido con su voto.
Igualmente nos resultó absurdo y desmedido por decir lo menos, su repetitivo discurso triunfalista, al insistir en que todo estaba decidido en su favor, que el mundo ya sabía lo que aquí iba a ocurrir éste próximo domingo tres de diciembre, violando las leyes electorales abusivamente frente a las cámaras. Insoportable resulta para quienes somos auténticos demócratas escuchar fanfarronear a un presidente candidato en pleno ejercicio de su cargo, diciéndonos a todos sus electores que ya está plenamente seguro de que vamos a votar por él, de que ya las encuestas predicen abiertamente su victoria, que en África, en Europa y en Norteamérica, ya saben que él ya ganó o ganará las elecciones, que “el mundo ya sabe lo que aquí va a ocurrir este domingo” vociferó el nervioso mandatario, ¡Dios cuanta arrogancia! ¡Que falta de respeto a sus conciudadanos! ¡Cuánto desprecio! por nuestra legítima opinión ciudadana.
Sostener que ya las encuestas amañadas y manipuladas, compradas, pagadas por el gobierno, determinan y aseguran de antemano un resultado electoral favorable a su mandato presidencial, nos resulta de una grosería extrema por parte del candidato-presidente, es una vulgar e indebida manipulación, una bofetada en la cara a todos quienes el domingo tendremos el derecho de elegir al nuevo presidente de Venezuela; desde esa perspectiva del mandón atornillado en su amada silla presidencial, pues sencillamente sería preferible que en el futuro se eliminaran las elecciones presidenciales y las campañas electorales, para ponerse de acuerdo en elegir a una sola encuestadora de gran prestigio y credibilidad, que gozara de solvencia moral, y que estuviera integrada por una cúpula de ciudadanos traídos quien sabe de donde, tal vez de un mundo impoluto, conformado por místicos iniciados, o de monjes tibetanos que se sentaran a orar en posición de loto mirando al cielo, para que realicen una encuesta, y así precisar cual candidato presidencial goza del favor popular y ya está, problema resuelto.
Lo dicho por el presidente, no refleja precisamente la seguridad de la que tanto se ufana y nos enrostra, al contrario hace entrever es su absoluta desesperación por lo que teme que le ocurra el próximo domingo, y sus manotazos de ahogado, tratando de exprimirle hasta el último segundo a las cámaras para trasmitirle a sus televidentes una artificial imagen de seguridad en el triunfo que no es tal, que en el fondo no tiene. Sinceramente, en mis largos años observándolo, jamás lo había visto tan torpe, errático, disperso y nervioso en una entrevista, sus ojos eran una delación, una confesión de su preocupante estado emocional.
El presidente ayer en su afán atropellado al hablar, parecía querer venderse más y más, como un demócrata, me recordó muchísimo a su larga y patética alocución televisiva de la noche del pasado tres de diciembre, a solo horas de iniciarse el proceso electoral del 4 de diciembre para elegir a los diputados a la Asamblea Nacional; nunca olvidaré sus suplicas a los electores, tratando de explicar la importancia de esas elecciones, argumentando lo delicado del dilema que estaba en juego entonces, que se trataba de Busch o Chávez; denunciaba que querían darle un golpe electoral; que había que vencer a la abstención, porque deseaban incluso realizar un magnicidio; en fin, diciendo cualquier cantidad de expresiones para evitar que se produjera un vacío de electores y la consecuencial deslegitimación de su régimen; pues bien, ocurrió lo que todos sabemos: Que el Rey quedó desnudo, que no logró movilizar a la población a votar, la gente ni le obedeció, ni le creyó, simplemente se abstuvo masivamente provocando la abstención histórica más espectacular, más del 80% no acudió a los llamados desesperados del caudillo.
El candidato-presidente ¿nos ha mentido cuantas veces ya? ¿Cómo olvidar sus pronósticos y vaticinios antes de librar su “batalla rodilla entierra con bayoneta calada” incluida, allá en la ONU, asegurándonos que teníamos ya en el bolsillo los votos necesarios para que Venezuela se garantizara un puesto en el Consejo de Seguridad de ese organismo? ¿Olvidamos tan pronto, que nos aseguró que teníamos todos los votos de la Unión Europea, de toda la Liga Árabe, de la Asociación de países Africanos, de casi toda Sudamérica, de Centro América? ¿Acaso logramos ganar el apetecido y asegurado puesto? Eran solo mentiras, como también es falso que ya “todo está decidido” en su favor, y que el mundo ya sabe lo que va a ocurrir este próximo domingo en las urnas, porque la verdad es que la decisión definitiva es de nosotros los ciudadanos y de más nadie, esa es la verdad, y no lo que el presidente ansioso y angustiado pretende hacernos creer, tratando en vano de influir en nuestro ánimo, intentando torpemente de atemorizarnos sin lograrlo, pero resulta que no le tememos, estaremos solos con nuestras consciencias,ante la crucial decisión, elegiremos y votaremos .
El próximo domingo tres de diciembre vaticinamos que será diferente a lo ocurrido el pasado 4 de diciembre, y se producirá sin dudas una votación masiva de la población, ocurrirá entonces una rebelión cívica de los venezolanos, a favor de defender sus legítimos derechos, para fortalecer la democracia, la civilidad, el Estado de derecho democrático, la preeminencia de la Constitución Nacional y de las leyes. Triunfará quien haya logrado transmitir a sus conciudadanos su voluntad y determinación de defender estos principios irrenunciables; el que haya conquistado los corazones y las conciencias de los electores. El pueblo venezolano tiene en sus manos la decisión más trascendente de su historia, deberá elegir no sólo a un presidente, sino un nuevo rumbo para la nación, un destino distinto que está aflorando, un nuevo amanecer.
Todos tendremos este próximo domingo la oportunidad de decidir nuestro destino democrático y republicano, de construir nuestro futuro y el de las generaciones por venir, si lo logramos juntos, unidos, formaremos parte de una hermosísima rebelión cívica, y lo habremos hecho con la única arma poderosísima que tenemos, necesitamos y debemos usar, con el voto, y esa poderosa arma, que es demoledora cuando su emplea masivamente, así si es verdad que no hay encuesta manipulada, ni manotazo de ahogado de último momento, ni suplicas, ni argumento que valga, no se puede alegar nada más, frente a la votación masiva que constituye una invencible rebelión cívica, que es la pesadilla de los demagogos, la que los hace lucir desfasados, desencajados, muy nerviosos, la que les hace recorrer un eléctrico temblor por todo el espinazo y los obliga a cometer errores de última hora, dejándolos en evidencia como lo que en realidad son, ególatras, megalómanos muy vulnerables e inestables psíquicamente, que se quiebran y derrumban como castillos de arena, y débiles frente a la opinión multitudinaria de los ciudadanos que los cuestionan y sentencian al olvido con su voto.
3 comentarios:
Sigue creyendo el 4d pasare por aqui para que veas quien gano y no va a ser otro que el mismo Chávez, como se ve que no vives en Venezuela
Mejor que no hablara. Lo de anoche, realmente fue patético y solo me hizo pensar en la fuerza que tiene en un CNE que le pertenece en su casi totalidad. Salgamos con alegría a votar y con la convicción de que esta vez, la victoria es para los demócratas. ¡Adelante! Y saludos Arcángel.
Gracias por sus visitas.A votar sin distinción todos el domingo por nuestros candidatos, y que se haga la voluntad de Dios Todopoderoso."El pueblo no se equivoca, que decida el pueblo, con la ayuda de Dios".Nosotros respetaremos y acataremos el veredicto del pueblo y lo haremos valer y prevalecer, sin importar quien gane el domingo, inclusive en el supuesto negado de que gane quien no nos agrade.Pero eso sí,que el juego sea limpio, sin trampas, con hidalguia y con gallardía, sin emplear recursos ilegales o fraudulentos; a fin de cuentas lo que defendemos es el derecho de todos a vivir en paz,a convivir.En democracia se gana y se pierde, estamos acostumbrados a perder y a ganar, tenemos fortaleza espiritual para esperar y soportar cualquier resultado, poseemos talante democrático auténtico,pero jamás nos rendiremos, ni nos doblegaremos ante nadie por fuerte que sea o pretenda ser, nunca tendrán nuestra obediencia , no claudicaremos nuestros ideales y siempre ansiamos ganar; ¡de rodillas jamás!¡y la otra mejilla que la ponga Cristo redentor! Nosotros pondremos es nuestra lucha inconmensurable para combatir por nuestros más nobles ideales,con nuestra fe y nuestra creencia en Dios, defenderemos los derechos del pueblo siempre. Saludos a todos.
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