POR:DAVID UZCÁTEGUI.
Como siempre, la solución ante el autoritarismo, es democracia
Con la Ley de Ordenamiento Territorial, el Gobierno termina de confirmarnos su vocación autoritaria. Nada más antidemocrático que colocar a funcionarios nombrados a dedo por encima de quienes son elegidos en comicios.
Ante la certeza de la pérdida de control en regiones y localidades del país, gracias al voto que se manifestará el próximo 23 de noviembre, se crea este nuevo mecanismo dictado por la desesperación de controlar.
La terca voluntad que sale de Miraflores es controlar el país a como dé lugar. Ahora se inventan figuras seudolegales que permitan saltar por encima de gobernadores y alcaldes electos por la ciudadanía. La orden es colocar incondicionales del gobierno central que anulen a los funcionarios legítimos. La ilegitimidad de semejantes personajes es algo nunca visto en la Venezuela democrática.
De esta manera queda descubierta la voluntad de centralizar el poder, de centralizarlo todo. De aplastar la voluntad y autonomía de las regiones y de convertir aquello de la democracia participativa y protagónica en una frase hueca que trata de disfrazar, con muy pobres resultados, la voluntad de centrar el mando en un solo hombre.
Como siempre, la solución ante el autoritarismo, es democracia. A más autoritarismo, mayor democracia. La condena masiva de los venezolanos ante semejante atropello contra el bienestar de la nación, debe hacerse sentir con la presencia multitudinaria de la ciudadanía democrática en las mesas de votación el 23N.
Los líderes auténticamente salidos de las comunidades, con pericia para resolver los problemas cotidianos y convertir a cada localidad en un espacio con calidad de vida a la altura de las expectativas de sus habitantes, serán los defensores de los valores que se pretenden irrespetar.
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