POR: JOSÉ LUIS CORDEIRO.
Aunque el Estado sobrevive sigue hundiendo a todos en la miseria, especialmente a los más pobres.
Las grandes naciones no se empobrecen por el hecho de que los individuos dirijan mal sus negocios; pero sí se empobrecen cuando el Estado dirige mal y dilapida los bienes públicos.
Adam Smith, 1776
Un pueblo es esclavo cuando el gobierno, por su esencia o por sus vicios, huella y usurpa los derechos del ciudadano o súbdito.
Simón Bolívar, 1815
Hace siglos los reyes gobernaban en nombre de los dioses y exigían sacrificios a sus súbditos, a veces hasta sacrificios humanos. Los reyes y los brujos eran los favorecidos en ese esquema de relaciones de poder. Hoy en día los políticos gobiernan supuestamente en nombre de los pueblos, aunque son los mismos políticos los principales beneficiados, y algunas veces continúan exigiendo sacrificios humanos. Como vemos el mundo no ha cambiado mucho, sobre todo en los países atrasados.
Desde tiempos inmemorables ha existido una idolatría al Estado, pensando que el Estado lo puede todo. En realidad no es el Estado sino los ciudadanos libres quienes sí lo pueden todo. Por otro lado, un Estado interventor puede destruir la riqueza entera de una nación, y de la mayoría de sus ciudadanos, como lo explicaron hace años Adam Smith y Simón Bolívar.
Importancia ¿Por qué es tan importante la actuación del Estado? La respuesta es muy simple: por su tamaño. El Estado es tan grande que cuando funciona mal arrastra a toda la nación a la miseria. Un Estado, que emplea a la tercera parte de la población en la economía formal y que representa más de la mitad de la producción total, hunde a la nación cuando él mismo se cae.
Con un "ogro filantrópico" como el actual, según la definición del gran escritor mexicano Octavio Paz, no es difícil saber hacia dónde va la nación. Durante los últimos años de estatización masiva, el Estado no ha hecho más que intervenir la economía y olvidarse de sus verdaderas responsabilidades: educación, salud, seguridad y justicia. La participación de las empresas estatales ha aumentado de menos del 5% a más del 60% de la economía.
Supongamos que la compañía privada más grande del país, Empresas Polar, quebrara. Lo que pasaría es que sus cerca de 10.000 empleados perderían su trabajo y habría una muy pequeña baja en la producción nacional. Sin embargo, cuando el Estado quiebra se lleva con él a toda la nación. Esto es lo que estamos presenciando en Venezuela ahora, aunque el Estado sobrevive pero sigue hundiendo a todos los venezolanos en la miseria, especialmente a los más pobres e indefensos.
Mientras continúe la idolatría del Estado, los venezolanos serán cada día más pobres y más esclavos.
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