"Caracas acentúa su política de silenciamiento de los medios informativos críticos"
El Gobierno venezolano ha cortado definitivamente la señal al canal de televisión más antiguo del país basándose en un rosario tecnicista de incumplimientos legales que pueden resumirse en uno: Radio Caracas Televisión Internacional rechaza transmitir los doctrinarios discursos del presidente-comandante Hugo Chávez, esas interminables alocuciones en las que el caudillo bolivariano desgrana las recetas de su tosco catecismo supuestamente izquierdista.
Junto con RCTV, otros cinco pequeños canales de cable han sido silenciados. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos considera la medida una vulneración de las garantías constitucionales y aduce que los canales cerrados no han tenido la oportunidad de defenderse ante una autoridad imparcial.
Ni la libertad de expresión ni la disidencia son santos de la devoción de un líder que, pese a controlar cada palanca del poder, se considera víctima de los medios no adictos. Hace ya mucho tiempo que Chávez confunde deliberadamente celebrar elecciones y ganarlas con la existencia de un Estado democrático en Venezuela.Y no es la primera vez que suprime de un plumazo voces discordantes, aunque nunca su inquina haya sido tan persistente como contra RCTV, una cadena a la que en 2007 ya retiró la autorización para emitir en abierto y a la que acusa de conspirar contra él. En agosto pasado, Caracas amordazó a otra treintena de emisoras de radio que supuestamente no habían renovado su concesión administrativa.
La reciente purga televisiva de Chávez, resumida en su frase “aquí hay unos burguesitos que quieren retar al Gobierno”, hay que encuadrarla en la huida hacia adelante de un presidente a la baja y con la vista puesta en las elecciones legislativas de septiembre.
Venezuela ha dejado de ser el firmante de cheques con muchos ceros con cargo a la subida incesante del petróleo. La demagogia chavista, útil en tiempos de bonanza, se aplica ahora a un país en recesión, con una inflación que puede alcanzar el 40% y un desabastecimiento que llega a la energía eléctrica.
Caracas ha recibido 2010 con un decreto que devalúa el bolívar en un 50% e instituye una doble tasa de cambio que en el pasado fue fuente de corrupción. Sobre este escenario, Chávez opera con controles de precios, cierres de comercios por centenares y amenazas de expropiación. Todo un recetario antidemocrático.
Fuente:El País
1 comentario:
LA RAZÓN Madrid 24 Noviembre 09
Alfonso USSÍA
El dato
Huir cuesta dinero. Emigrar a otro país abandonando lo mucho o poco que se ha conseguido en el propio, resulta carísimo. En Venezuela, pueden huir los Cisneros, pero se trata de un caso especial. El venezolano no tiene medios para escapar del presente y el futuro de su tierra. De tenerlos, se colapsarían los aeropuertos y las fronteras. Un tonto puede gobernar, y contamos con ejemplos cercanísimos. Si el tonto sabe rodearse de inteligentes, el tonto no es un problema más allá de su casa. Pero si el tonto recurre a la mediocridad, la sensación de orfandad de la ciudadanía se enriquece. Algo de esto sabemos por aquí. No obstante, nuestra situación es de privilegio si nos comparamos con otras naciones, y muy especialmente con Venezuela, que está gobernada por un loco. Un loco con poder es letal. Y Hugo Chávez, además de sátrapa, está como un cencerro. Pero tiene a su gente arruinada, porque el dinero del petróleo lo destina a su bolsillo, al de sus amigos, al de sus colaboradores y al de sus aliados. Con los ingresos petrolíferos de Venezuela, en muy pocos años se puede crear y mantener una clase media que allí no existe. Huir no es el problema. El problema es sobrevivir después del éxodo. No obstante, mejor enfrentarse a lo desconocido que despertar cada mañana con el peso de saberse gobernado por un simpático, gracioso y colérico chimpancé. De tonto no tiene un pelo, y lo demuestra la inmensa fortuna que ha reunido para él y su familia. Ha sabido rodearse de la miseria de un pueblo para mantenerlo en su pobreza con promesas imposibles de cumplir. No tiene toda la culpa. Chávez es consecuencia de un siglo de robos desde el poder. La clase política venezolana ha dejado extenuada las arcas públicas durante decenios, y esa inmensa riqueza está fuera de Venezuela. Chávez no es diferente. Se distingue de los demás por su condición de loco peligroso. Ayer nos presentó a sus amigos, después de informar a su famélica nación que había adquirido trescientos carros de combate rusos para defenderse de Colombia, los Estados Unidos, el imperialismo, Cristóbal Colón y los Reyes Católicos.
Sus amigos son peculiares. Además de los Castro, Ortega, el cocalero, Ahmadineyad, Mugabe y Omar Bashid, añora a Idi Amin y defiende a su compatriota Ilich Ramírez, el «Chacal», esa hiena enjaulada. Como para lanzarse de lo alto del Salto de Ángel sin paracaídas. El riesgo que conlleva la locura de Chávez, su megalomanía, su egocentrismo nativo, su tiranía hepática, no es otro que la guerra. Colombia, su vecino y admirable país, se levanta hacia arriba mientras Venezuela, con muchos más recursos, se hunde en la miseria. Poco pan y muchas armas, teoría leninista fielmente llevada a la práctica por el emboinado primate. Guerra en el horizonte, no lo duden, porque antes de caer, Chávez es muy capaz de meter a Venezuela en un período de destrucción y sangre. Pero huir es muy complicado. Por el norte, el Caribe; por el oeste y el sur, la selva. Venezuela no puede huir de Venezuela. Los adversarios de Chávez superan con heroísmo las amenazas, las agresiones y las muertes. Se cierran los medios de comunicación críticos. Se expropian las tierras. Se muere de hambre Venezuela. Se compran armas. Y esos amigos... Los locos en el poder sólo cosechan tumbas de inocentes.
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