POR:FERNADO OCHOA ANTICH.
Dejémonos de tonterías. La desmedida ambición de poder de Muamar Gadafi tenía que conducir a Libia a la tragedia que actualmente vive. Era imposible evitarla. Los pueblos se ilusionan con los líderes carismáticos y casi mágicos que basan su prestigio en esa habilidad casi inexplicable que les permite engañar por mucho tiempo a los humildes, creándoles esperanzas de redención que nunca llegan, y que siempre terminan en regímenes violatorios de las libertades públicas y de los derechos humanos. Ese es más o menos el caso de este criminal paranoico. El bombardeo inclemente y el asesinato en masa de civiles indefensos, produjo tal escándalo en la opinión pública internacional que fue imposible evitar la intervención del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
La resolución fue aprobada en la práctica por todos los miembros, permanentes o no, del Consejo de Seguridad. Las cinco abstenciones, Rusia, China, Brasil, Alemania e India, fueron saludos a la bandera por razones de forma y no debe entenderse, de ninguna manera, como un respaldo a la posición intransigente de Muamar Gadafi que impedía una negociación con los sectores de la oposición política. El fondo de la resolución es transparente y no tiene dudas: se ha declarado una exclusión aérea que limita el sobrevuelo de cualquier tipo de avión sobre Libia, pero que al mismo tiempo deja abierta la posibilidad del empleo militar en caso de ser necesario para obligar a la negociación y limitar los ataques de las tropas mercenarias de Gadafi en contra de la oposición.
Un punto fundamental para entender la crisis que vive actualmente el régimen libio es tratar de analizar las causas que originaron esta insurrección popular. Esas explicaciones simplonas, como las dadas en declaraciones públicas por el presidente Chávez y el canciller Maduro, son totalmente insuficientes y lo que ratifican es un compromiso ideológico. No es verdad que la protesta popular es consecuencia de una supuesta conspiración imperialista que busca dividir el territorio libio para controlar sus riquezas petroleras. El problema es mucho más complejo: se origina en el natural cansancio de un pueblo en un liderazgo que se ha prolongado por más de cuarenta años, sin resolver los graves problemas de atraso cultural, político y económico del pueblo libio.
Es verdad, que existe una corriente de libertad que impulsa a la lucha a los pueblos árabes cansados de regímenes personales y antidemocráticos, pero también es cierto que en ningún otro país la represión alcanzó los niveles de Libia. Esta realidad debe tener una explicación. En mi artículo de la semana pasada traté sobre el tema. La inexistencia en Libia de una moderna institución armada, profesional y apolítica, hizo la gran diferencia con la solución pacífica de las crisis en Egipto y Túnez. El real poder de Muamar Gadafi y de sus hijos se sustenta en la organización de una milicia constituida por nacionales, absolutamente politizados, y mercenarios extranjeros que sienten que su compromiso no es con el Estado libio sino con el gobierno y su líder.
La pregunta que tienen que hacerse los venezolanos, ante tan dolorosos acontecimientos, es si el régimen chavista no tiene entre sus objetivos copiar una estructura de poder similar a la establecida por Gadafi en Libia. Es verdad que las circunstancias sociales y políticas venezolanas son muy diferentes, pero es imposible olvidar que las conspiraciones militares de la década de los ochenta y noventa tuvieron estrechas vinculaciones ideológicas con ese régimen. Tampoco, se puede dejar de recordar el fuerte rumor que existió, durante las elecciones de 1998, sobre el respaldo económico de Gadafi a la campaña electoral de Hugo Chávez. Si observamos, con absoluta objetividad, la orientación antidemocrática del régimen debemos empezar a preocuparnos.
No es por casualidad que el régimen chavista se ha dedicado a debilitar la independencia de los poderes y a controlar férreamente a los medios de comunicación. De todas maneras, hay dos aspectos que deseo resaltar porque considero que son las pruebas más consistentes de la cercanía ideológica del chavismo al régimen de Gadafi: la tendencia de Hugo Chávez a querer prolongarse eternamente en el poder y el progresivo esfuerzo de reemplazar a la Fuerza Armada, de orientación profesional y apolítica, por una organización dominada por la existencia de una milicia ideologizada, con presencia de mercenarios cubanos. Más claro no canta un gallo. Ojalá, mis compañeros de armas valoren los riesgos que enfrentan Venezuela y su Fuerza Armada. Respeten y hagan respetar la Constitución Nacional.
Dejémonos de tonterías. La desmedida ambición de poder de Muamar Gadafi tenía que conducir a Libia a la tragedia que actualmente vive. Era imposible evitarla. Los pueblos se ilusionan con los líderes carismáticos y casi mágicos que basan su prestigio en esa habilidad casi inexplicable que les permite engañar por mucho tiempo a los humildes, creándoles esperanzas de redención que nunca llegan, y que siempre terminan en regímenes violatorios de las libertades públicas y de los derechos humanos. Ese es más o menos el caso de este criminal paranoico. El bombardeo inclemente y el asesinato en masa de civiles indefensos, produjo tal escándalo en la opinión pública internacional que fue imposible evitar la intervención del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
La resolución fue aprobada en la práctica por todos los miembros, permanentes o no, del Consejo de Seguridad. Las cinco abstenciones, Rusia, China, Brasil, Alemania e India, fueron saludos a la bandera por razones de forma y no debe entenderse, de ninguna manera, como un respaldo a la posición intransigente de Muamar Gadafi que impedía una negociación con los sectores de la oposición política. El fondo de la resolución es transparente y no tiene dudas: se ha declarado una exclusión aérea que limita el sobrevuelo de cualquier tipo de avión sobre Libia, pero que al mismo tiempo deja abierta la posibilidad del empleo militar en caso de ser necesario para obligar a la negociación y limitar los ataques de las tropas mercenarias de Gadafi en contra de la oposición.
Un punto fundamental para entender la crisis que vive actualmente el régimen libio es tratar de analizar las causas que originaron esta insurrección popular. Esas explicaciones simplonas, como las dadas en declaraciones públicas por el presidente Chávez y el canciller Maduro, son totalmente insuficientes y lo que ratifican es un compromiso ideológico. No es verdad que la protesta popular es consecuencia de una supuesta conspiración imperialista que busca dividir el territorio libio para controlar sus riquezas petroleras. El problema es mucho más complejo: se origina en el natural cansancio de un pueblo en un liderazgo que se ha prolongado por más de cuarenta años, sin resolver los graves problemas de atraso cultural, político y económico del pueblo libio.
Es verdad, que existe una corriente de libertad que impulsa a la lucha a los pueblos árabes cansados de regímenes personales y antidemocráticos, pero también es cierto que en ningún otro país la represión alcanzó los niveles de Libia. Esta realidad debe tener una explicación. En mi artículo de la semana pasada traté sobre el tema. La inexistencia en Libia de una moderna institución armada, profesional y apolítica, hizo la gran diferencia con la solución pacífica de las crisis en Egipto y Túnez. El real poder de Muamar Gadafi y de sus hijos se sustenta en la organización de una milicia constituida por nacionales, absolutamente politizados, y mercenarios extranjeros que sienten que su compromiso no es con el Estado libio sino con el gobierno y su líder.
La pregunta que tienen que hacerse los venezolanos, ante tan dolorosos acontecimientos, es si el régimen chavista no tiene entre sus objetivos copiar una estructura de poder similar a la establecida por Gadafi en Libia. Es verdad que las circunstancias sociales y políticas venezolanas son muy diferentes, pero es imposible olvidar que las conspiraciones militares de la década de los ochenta y noventa tuvieron estrechas vinculaciones ideológicas con ese régimen. Tampoco, se puede dejar de recordar el fuerte rumor que existió, durante las elecciones de 1998, sobre el respaldo económico de Gadafi a la campaña electoral de Hugo Chávez. Si observamos, con absoluta objetividad, la orientación antidemocrática del régimen debemos empezar a preocuparnos.
No es por casualidad que el régimen chavista se ha dedicado a debilitar la independencia de los poderes y a controlar férreamente a los medios de comunicación. De todas maneras, hay dos aspectos que deseo resaltar porque considero que son las pruebas más consistentes de la cercanía ideológica del chavismo al régimen de Gadafi: la tendencia de Hugo Chávez a querer prolongarse eternamente en el poder y el progresivo esfuerzo de reemplazar a la Fuerza Armada, de orientación profesional y apolítica, por una organización dominada por la existencia de una milicia ideologizada, con presencia de mercenarios cubanos. Más claro no canta un gallo. Ojalá, mis compañeros de armas valoren los riesgos que enfrentan Venezuela y su Fuerza Armada. Respeten y hagan respetar la Constitución Nacional.
fochoaantich@gmail.com
Fuente:http://opinion.eluniversal.com/2011/03/20/la-tragedia-de-libia-el-proyecto-chavista-y-la-fuerza-armada-nacional.shtml
1 comentario:
hávez envía tropas para defender a Gadafi… en un sueño
Esta mañana fue muy movida en el Palacio de Miraflores. La confusión comenzó cuando el presidente Hugo Chávez despertó y ordenó a sus edecanes que le trajeran de inmediato un tilo, “como el de siempre: dos bolsitas en una misma taza, burda de caliente, con una bolsita de Splenda y lo que ya-tu-sabes. Con tacitas de la vajilla fina”.
Pudimos enterarnos gracias a nuestros informantes dentro del Palacio que ya una vez más relajado, el primer mandatario confesó haber tenido un sueño muy fuerte. “Estaba soñando el mismo sueño recurrente de siempre, que por fin iba a Disney World. Cuando entré en la pelota plateada grandota que tienen ahí, adentro había una cosa loquísima: era como el estadio de Béisbol de Fuerte Tiuna, pero estaba localizado en una playa en Higuerote. Allí, después de lanzar una potente rabo e’ cochino a Genghis Khan, un enano me dijo al oído que habían tropas internacionalesque estaban invadiendo Libia.”
Angustiado, el presidente continúo relatando su pesadilla. “Allí mismito, junto al montículo, se abrió la tierra y apareció un ascensor OTIS del año 64. Yo pensé que eran cosas del Imperio, algún plan magnicida de esos que inventan, pero adentro en el espejo vi el reflejo de Fidel, que me decía ‘móntate que es seguro, mi sangre’. El ascensor comenzaba a subir, subir, subía muchísimo, todo el tiempo, se veía todo chiquitico, desde allá arriba. De repente se frenó, se abrió la puerta y llegamos a la sala situacional de Miraflores, aunque tenía la mismita decoración del cuarto donde yo dormía, cuando era un carricito allá en Sabaneta. ¡Uno si era pobre, mi hermano! Allí en la sala situacional estaba el Canciller Maduro, Alex Ubago y Rigoberta Menchú, y entre todos decidimos vengarnos de esa afrenta que le estaban haciendo a nuestros hermanos libios. ‘¡Ya mismo me prenden los Sukhoi, me les miden el aceite y me los ponen full, que vamos a ir a defender a Muammar!’ le dije al ministro de Defensa por un teléfono que tenía la cara de Hello Kitty.
Después de advertir que el sueño se pondría “muchísimo más bizarro”, Chávez se armó de valor para relatar la parte final. “Chamo, yo creo que eso fue por haberme acostado anoche sin haber caminado esas morcillas… además, hablé con Giordani antes de dormir. ¿Eh? ¡Pesadilla segura! Ajá, bueno. Agarré el Blackberry y llamé a Obama, para hacerle saber que estábamos allí, firmes, al lado del pueblo libio. Lo amenacé: ‘Si guerra quieres, guerra tendrás, negrito’. Allí entramos a una parte nebulosa, se puso todo borroso, como cuando se ponen a hablarme de números en los consejos de Ministros. Recuerdo que a Nicolás le sonó el teléfono, y el repique era la canción de Top Gun. Recuerdo también que salió Berlusconi persiguiendo a dos carajitas, y que pasó Cristina con una teta al aire. Ah, me acuerdo que también apareció Chruchill y me decía ‘lo estás haciendo bien, Hugo’. Eso para mi es un honor, ustedes saben que uno allá en la Academia Militar estudiaba Estrategia Militar, y siempre veíamos a Churchill. Cuando ya teníamos todo listo para comenzar la guerra, estaban los Sukhoi pasando por arriba de Caracas, ¡uff, como roncan esos bichos! y de repente, ya. Me caía de la cama, ahí me desperté” dijo Chávez mientras mostraba el chichón que se hizo.
“¿A ustedes no les ha pasado que se despiertan en la mitad de un sueño buenísimo y ahí mismito cierran los ojos, tratando de agarrar otra vez el hilo de lo que venían soñando?. Bueno, me metí en la cama otra vez, muriéndome de ganas de verle la cara a Obama y a Sarkozy pidiendo cacao, pero no pude. SI pellizqué un ratico más, pero no soñé nada. Al menos que yo recuerde” afirmó con humildad el presidente, mientras ordenaba a uno de sus edecanes que le trajera unas panquecas a la cama.
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