POR:Alejandro Bolaños Madrid 30 ABR 2014 - 22:19 CET
Desde que la economía española escapara de la segunda recesión en un
lustro, en otoño pasado, el Gobierno ha perfilado, en conferencias de
prensa y comparecencias parlamentarias, cuándo y cómo cree que se
empezará a generar empleo, la referencia ineludible para salir de una
crisis que ha devorado 3,8 millones de puestos de trabajo. El Ejecutivo
de Rajoy terminó este miércoles de cuadrar su primer pronóstico de
recuperación en el mercado laboral, al anticipar que, en la segunda
mitad de la legislatura, entre finales de 2013 y finales de 2015, habrá
“600.000 empleos más”, en palabras del ministro de Economía, Luis de
Guindos.
El pronóstico figura en el nuevo programa de estabilidad, el
documento en el que el Gobierno español detalla como piensa reducir el
déficit público, ya enviado a Bruselas. La creación de empleo, que
comenzaría este año, viene de la mano de la anunciada mejora en el
vaticinio de crecimiento económico, que el Ejecutivo plasma en una
previsión de aumento del PIB del 1,2% en 2014 (anticipaba un 0,7% en
septiembre) y del 1,8% en 2015 (antes, 1,2%).
El primer repunte en puestos de trabajo en seis años, sin embargo, no
será suficiente ni tan siquiera para compensar lo ya perdido en lo que
va de legislatura. Según las cuentas del Ministerio de Economía, 2015
acabará con 420.000 empleos menos que cuatro años atrás.
Una predición que choca con la EPA
El nuevo pronóstico del Gobierno contrasta con el realizado hace un
año, cuando anticipaba que la pérdida de empleos en la legislatura
llegaría a 1,3 millones de puestos de trabajo. Pero aunque más amable,
la predicción choca ahora con la crudeza del dato más reciente. Porque
el martes, apenas un día antes de que Guindos se apoyara en el nuevo cuadro macroeconómico para concluir que “2014 marca un antes y un después en la evolución de la economía española”, la encuesta de población activa (EPA) volvía a alejar la orilla de la recuperación laboral: sumó otros 184.600 puestos de trabajo perdidos en el primer trimestre.
La recuperación del empleo que predice el Gobierno no solo nace
cuestionada por el dato laboral más reciente, también por cómo será.
Tras el Consejo de Ministros, Guindos precisó que el pronóstico de
600.000 empleos más hace referencia a la diferencia en el número de
ocupados de la EPA entre los últimos trimestres de 2013 y 2015. En los
datos que explicaba a la prensa, sin embargo, figura un aumento mucho
más contenido, apenas 300.000 puestos de trabajo en dos años, debido a
cómo se computa el empleo en contabilidad nacional y a que esa
comparación se hacía entre medias anuales.
En la EPA, tres empleos a tiempo parcial con una jornada de 2,5 horas
diarias cuentan como tres puestos de trabajo, mientras que la
contabilidad nacional, que los traduce a tiempo completo, computaría
solo uno. En otras palabras, que la EPA refleje aumentos de empleo
mayores que la contabilidad nacional es otra manera de decir que la
contratación a tiempo parcial no deja de ganar peso en el mercado
laboral español. Según el pronóstico del propio Gobierno, si se mide
según la contabilidad nacional, el empleo no alcanzaría los niveles del
último año de la anterior legislatura hasta 2018.
Guindos añadió que el número de parados se reducirá en 800.000
personas, lo que permitiría acabar 2015 con unos 5,1 millones de
desempleados, 150.000 menos que en el arranque de la legislatura. Según
sus previsiones, la tasa de paro, ahora en el 26%, también quedaría por
debajo lo que marcaba a finales de 2011 (22,6%), al cierre de la última
legislatura socialista. Un pronóstico que, además del repunte laboral
alimentado por la contratación a tiempo parcial, asume que la caída de
la población activa —ya sea por el efecto desánimo, por la emigración o
por las jubilaciones no reemplazadas—, se prolongará durante los
próximos ejercicios.
En todo caso, la tasa de paro no caería del 20% hasta 2017. Y para
llegar a ese nivel, el PIB debería crecer un 3%, según el pronóstico
oficial.
El consumo como clave del crecimiento
Guindos se acogió a otro dato reciente, el crecimiento trimestral del PIB (un 0,4% entre enero y marzo, según corroboró el Instituto Nacional de Estadística) para apuntalar que la recuperación coge fuerza. Y llevó la baja inflación (0,4% en abril, según se desveló también),
que tanto preocupa a los analistas, a su terreno, como muestra de “los
avances de competitividad en los últimos años son estables”.
Más allá de la mejora de las perspectivas económicas, el cambio más
radical en el pronóstico del Gobierno tiene que ver con la composición
del crecimiento. Si hace apenas seis meses, apostaba por un mínimo
avance del consumo privado del 0,2% en 2014, ahora eleva ese incremento
al 1,4%. El aumento del gasto de las familias, junto a una reducción más
suave del consumo público y una mínima mejora de la inversión
desembocan en una aportación positiva de la demanda nacional que, según
el Gobierno, será compatible durante unos años con lo que suma el sector
exterior.
“Es un cambio cualitativo, no ocurría desde 1997”, acotó Guindos,
quien subrayó que la inversión en construcción, según sus cuentas,
volverá a crecer en 2015 por primera vez desde el estallido de la
burbuja inmobiliaria.
Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2014/04/30/agencias/1398832176_518958.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario