POR:JOSÉ LUIS MÉNDEZ.
No en balde se considera a los países de estas latitudes como los abanderados en eso que se llama "realismo mágico". Romper la línea, la barrera que divide lo irreal de lo real cotidiano, de lo que pareciendo fantástico es en verdad real, así más o menos lo definió una vez Gabriel García Márquez su mayor exponente literario. En Venezuela no somos una excepción, por el contrario, somos una fuente constante de realidades mágicas. Y no me refiero al plano literario, sino más bien al político, donde las encuestas vuelven verosímil lo que no lo parece.
Ciertamente, se suele culpar a los encuestadores o encuestadoras, pues no puede ser posible que Chávez tenga casi siempre un 60% de apoyo, a pesar de estos 10 años de gobierno. Menos aún que en muchas de sus políticas, los fracasos sean de los ministros, pero casi nunca de Chávez, hecho fantástico que ocurrió también, por cierto, durante el primer gobierno de Pérez. El venezolano procesa la fantasía cotidiana que le brinda la realidad, para hacerla menos mágica y convertirla a través de un acto de estoicismo en parte de esa misma realidad. Por eso no me extraña que una humilde señora que tuvo la osadía de llegar hasta Chávez traspasando todos los controles de seguridad, le pida a aquél la vivienda que su gobierno por medio de la burocracia ministerial le niega. Como tampoco me parecería raro, ni fuera de la realidad más chocante, que Chávez dicte una ley eliminando la propiedad privada y que una buena parte de las venezolanas y venezolanos afectados, aun con lágrimas en los ojos, respondiesen las encuestas afirmando que la culpa no es de Chávez, o que Chávez si defiende al pueblo. No hay que hacer complicados análisis sobre si las clases A y B no se comportaron en la forma tradicional o sobre si determinados componente de las clases C y D ahora ya no son "ninis" y mantienen al chavismo fuerte, para explicar ésto. Solo el realismo mágico como componente de nuestro acervo cultural, con valores y puntos de vista no tradicionales puede hacerlo.
Y si no, cómo interpretar lo ocurrido el pasado viernes 8 de los corrientes en la "clase magistral" dictada por Chávez en la sede de la UNEFA de Maracay, con ocasión de la Clausura del II Congreso Nacional de Economía Social. Allí, aunque Chávez habló de muchas cosas, me llamó la atención una referencia anecdótica a un suceso acaecido hace años cuando era militar activo, en un patio de armas de alguno de nuestros cuarteles, donde había soldados concentrados y el cual empezó a llenarse de humo; era el humo de las bombas lacrimógenas con que las fuerzas del orden público de aquel entonces, estaban masacrando cerca de allí, a jóvenes estudiantes. Contaba Chávez en esa magistral clase, a un auditorio de unos 800 alumnos, que a él le molestó aquello "y que le dieron ganas de alzarse", de proteger a aquellos estudiantes con su tropa, pero que no lo hizo porque podía ir preso. Inmediatamente me surgió una duda, y es qué pasaría ahora, si a los millones de venezolanos que les parecen mal muchas de las cosas que hace su gobierno, y que no han sido encuestados, les diera también ganas de alzarse, aun cuando no tengan tropas.
Tampoco lo sé, pues Chávez no lo aclaró, pero supongo, que aquel gas al que se refirió, era gas del "malo", porque el "bueno" se lo echan en su gobierno a los jóvenes de ahora.
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