jueves, junio 11, 2009

"Somos mayoría" ("...distinguir entre mayorías de verdad...y de mentira...")


POR:ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA.


Chávez es minoría, se encuentra a la defensiva y si hacemos las cosas correctamente, tiene sus días más que contados.

a María Corina Machado

Por si un sector de la oposición - precisamente el que quisiera que la resolución de esta crisis se extendiera hasta el momento en que ellos, cómodamente instalados en sus bastiones, hubieran crecido generacional y políticamente como para poder recoger sus frutos -, no lo saben o se niegan a querer saberlo: Chávez es minoría, se encuentra a la defensiva y si hacemos las cosas correctamente, tiene sus días más que contados.

Cansa, y ya está bueno, escuchar a ciertos próceres políticos y mediáticos la desgastada cantinela de que Chávez es mayoría, nos supera por diez puntos y nuestra tarea es bajar la cabeza y arar en silencio para dizque “construir una nueva mayoría”. Hasta lo dicen con albricias: cuentan con los dedos de las manos los granitos de arroz que han hecho aumentar nuestro pote. Porque bodegueros, al fin y al cabo, creen que la política es asunto de kilos, onzas y arrobas. Desde su perspectiva han tenido razón: cuando comenzaron la cantinela eran menos de los que son ahora. Esperan que la matemática haga el resto y mecánicamente se conviertan ellos en mayoría. Sólo entonces dirán que “somos la nueva mayoría” Huele a calderismo. La politique c’est moi.

Ya ni siquiera bastan las encuestas para demostrar que tal percepción es errada. Sea sostenida con buena o mala intención. Tampoco es necesario atender a las sabias consideraciones de María Corina Machado, quien nos ha enseñado a distinguir entre mayorías de verdad y mayorías de mentira, sostenidas estas últimas con el brutal poder fáctico del Estado, las nóminas del régimen, las listas del fascio rojo rojito, las manipulaciones del REP, las maquinitas automatizadas, el ventajismo descomunal y obsceno, las presiones de la DISIP y la GN, las amenazas de becas y misiones, la verborrea maratónica, los millones y millones de dólares de PDVSA y el abuso despótico y dictatorial de cadenas interminables.

Confieso sentir animadversión por las encuestas y franco desprecio por quienes no se atreven a asumir una política si no está precedida por una medición que les asegure el aplauso de las galerías. La política no es mercadeo. Y los asuntos públicos una marca de shampoo. La política - como nos lo enseñó Rómulo Betancourt, el único estadista de nuestra hisstoria - es una aventura del espíritu, una apuesta por la libertad, un riesgo de vida o muerte. No se juega en la gerencia de una empresa. Y cada día que pasa me convenzo más de que para que sea exitosa debe unir al riesgo, la aventura y el coraje, la renuncia a toda aspiración material. La pobreza franciscana como profesión de fe. Es el juego mortal de quienes aman su patria y su gente por sobre toda otra consideración. Y están dispuestos a dar sus vidas por ellas.

Esa consideración es crucial para comprender por qué somos mayoría: porque estamos del lado correcto de la historia. Porque nos asisten la ética y la moral. Porque no tenemos otra ambición que la grandeza de Venezuela. Porque queremos la prosperidad para sus hijos y la libertad para sus descendientes. Si alguien duda de que esas no sean las querencias de las mayorías que termine por convencerse con el Sr. Seijas, quien, campeón del birlí birloque nos debe una explicación: ¿cómo, si es que un 94% considera que la propiedad es importante o muy importante, un 75 rechaza el cierre de Globovisión y ese mismo porcentaje repudia los atropellos del régimen contra alcaldes y gobernadores, Chávez continúa porfiadamente siendo mayoría? Que nos cuente una de vaqueros.

La verdad comienza a imponerse con tal poderío, que hasta Seijas debe reconocerlo. Es hora de que lo reconozcan los abasteros.


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