sábado, julio 04, 2009

"Tegucigalpa, 20011"


POR:FAUSTO MASÓ.


A los millonarios como Zelaya les sale bien volverse socialistas, los pobres están obligados a buscarse los reales para sobrevivir.

Si Zelaya no regresa a Honduras vivirá de las rentas, el socialismo del siglo XXI no exige tomar las armas en la montaña. Qué va, es chévere.

Chávez teme que Zelaya a última hora negocie su retorno a Honduras. No le hagan demasiado caso a las declaraciones, las negociaciones requieren de la oscuridad y la discreción. A Insulza le interesa llegar a un acuerdo que favorezca a quien le garantiza 14 votos en la OEA, Chávez no quiere que haya un final feliz.

El hombre ha llegado más lejos que Castro, que exigía a sus seguidores ir al frente y dar la cara, y le mataron a seguidores por millares en las guerrillas, los derrotaron en África, Latinoamérica. En cambio, a Chávez le ha ido mejor porque gana las elecciones para acabar con la democracia, practica la violencia y acusa a los demás de violentos.

Durante 10 años la Carta Democrática y el artículo 350 de la Constitución ilusionaron al antichavismo con la promesa falsa de anunciar el final inminente de Hugo Chávez. El articulo350 se incluyó en la Constitución como una justificación a posteriori del golpe de Estado del 4 de febrero, no para excusar una insurrección contra el propio Chávez. A su vez, la Carta Democrática en Venezuela ha sido papel mojado hasta que Chávez la resucita para salvar a Zelaya.

LA OEA hoy es el ministerio de colonias del chavismo, no un instrumento de Estados Unidos que han perdido influencia en América Latina, porque están ocupados en la guerra en Irak y en Afganistán.

Chávez no dispone sólo de dinero, también ha inventado una tecnología política para aplastar a la sociedad.

Utiliza, como ya se dijo, la democracia para acabar con la democracia, la Carta Democrática para justificar a Fidel Castro, las consultas electorales para promocionar el fin de las elecciones y la permanencia en el poder.

En estos tristes tiempos de políticos burocráticos, partidos podridos, discursos aburridos, economistas y juristas, Chávez juega con ventaja. Sólo algo lo condena al fracaso: su absoluta incapacidad para gobernar, igual que la de sus aliados. Al final la gente se harta de los discursos y quiere un buen gobierno, como le ocurrió a los Kirchner, quienes no sólo perdieron las elecciones sino que también soportaron el surgimiento de otro movimiento de izquierda que le mueve el piso al peronismo, el partido del director de La hora de los hornos.

Estamos en el mundo al revés: Todo esto lleva a una verdad de Perogrullo, ningún organismo internacional resolverá el problema de los venezolanos y sólo la constitución de un movimiento de oposición que represente una nueva mayoría marcará el final político y electoral del régimen de Chávez.

Si Chávez pierde las elecciones legislativas intentará volver Caracas la Tegucigalpa de 2011. Si a un alcalde de la oposición Chávez lo persigue, ¿qué hará con los asambleístas que no le aprueben las leyes? A Chávez hay que derrotarlo en Venezuela y en América Latina: representa el peor peligro hoy para la democracia mundial, no porque aliente la subversión al estilo castrista sino por explotar el fracaso de algunos discursos neoliberales, la injusticia y así ganar elecciones y acabar a continuación con la alternabilidad en el poder; es decir, con la democracia.

Esperemos a Chávez en la bajadita, las elecciones del próximo año.


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