CHAVEZ Y SU NOCHE DE PUÑALES

En un atípico programa Aló presidente, televisado a última hora, sin su habitual público, ni parafernalia, sin aplausos, como si hubiera sido decidido de emergencia, porque el programa televisivo está pautado para los días jueves, vimos a un presidente Hugo Chávez muy parco, meditativo, con ceño fungido, mirando mucho rato hacia abajo, curiosamente con los ojos casi sin ver directamente a la cámara. Terminó haciendo lo que esperábamos de él, responderle a todos los partidos políticos que hasta ahora lo han venido apoyando sus condicionamientos, y su negativa a disolverse para integrarse, y conformar el partido socialista unido de la revolución. Chávez no hizo nada sorpresivo, esperabamos que se comportara exactamente como lo hizo.

Chávez visiblemente afectado por una fuerte virosis gripal, actuando como si se hubiera topado con el pretexto que necesitaba para deslastrarse del pesado lastre de los partidos que carga montados encima desde hace largo tiempo; sintiéndose como un portaviones, con plena conciencia de que él y sólo él es el héroe de la planicie, descontextualizando, deformando y acomodando a su conveniencia, las legítimas propuestas que le han hecho recientemente varios de los partidos políticos, para debatir y discutir los términos y condiciones, para lograr constituir el nuevo partido unido socialista, la emprendió contra sus dirigentes acusándolos prácticamente de apuñalar el sueño de Bolívar, su sueño; de traicionar al pueblo y la revolución que él encarna.

Chávez desenfundó también su puñal de mayor filo para acusarlos en vivo y endirecto: Los criticó duramente de desarticulados, de padecer ausencia de liderazgo en la sociedad, les reclamó por haber sufrido personalmente de esa ausencia, los conminó a no justificarse, a no usar los eslogan de la derecha para atacar su propuesta de partido unido, los tildó de parecerse a la derecha, de no atreverse a decirle al país sus "verdaderas razones" -él las sabe- para no plegarse rápidamente y sin condicionamientos a su propuesta, los cuestionó de andar cuidando únicamente sus espacios políticos ganados y conquistados en gobernaciones, alcaldías y en la Asamblea Nacional.

Chávez incluso llegó a admitir que el día cuando postuló su candidatura no supo ni quienes eran varios de los dirigentes, de los más de treinta partidos que lo postularon, y debió preguntarle a alguien ¿quienes eran esos?, calificándolos despectivamente de ser “una sopa de letras”. En fin, Chávez desea a toda la izquierda unida, la nacional e internacional, pero eso si, bajo su liderazgo e incuestionable comando y control absoluto, pero sin debatir, porque al final él es quien dictará la pauta de cómo se constituirá ese nuevo partido, más nadie.

Dejó claro que no aceptará condicionamientos ni pretextos. Pareció insinuarles a los desafortunados dirigentes de los partidos, que no los necesita más para consolidar su proyecto revolucionario, que pueden irse si ese es su decisión, porque después de todo, él es el único que se atrevió a echarle un “cerro de ganas y voluntad” el día que desde el Museo Militar de la planicie se rindió, mientras ellos permanecían agazapados resgurdados de las balas, practicamente les acusó de ser una suerte de interesados, oportunistas y logreros que están arrimados a su regazo, aprovechándose de su carismático liderazgo, su avasallante poder de convocatoria, de la adoración que le tiene el pueblo; que los votos son de chávez no de ellos, "¿O corren o se encaraman?" parecía decirles el caudillo revolucionario.

Les pronosticó cual profeta moderno, amenazándolos: “Correrán la suerte de frijolito, sigan su rumbo, seguiremos el nuestro” les sentenció, haciendo clara alusión al triste destino que han corrido todos sus anteriores adversarios políticos, quienes se atrevieron a desafiarlo en el pasado, corriendo tan lamentable final, la derrota. Como quien dice: O están conmigo incondicionalmente, y se pliegan a mis designios sin chistar, sin abrir la boca, sin oponérseme, o les garantizo que serán arrasados, borrados, dejados a un lado y vencidos por la revolución ¿ cuantos son?

Surgen a raíz de estas actitudes del presidente varias interrogantes: ¿Es real todo esto que ha ocurrido hasta ahora entre Chávez y los partidos, o forma parte de una preconcebida estrategia de todos ellos para lograr ciertos efectos y objetivos políticos? ¿Chávez y los partidos están actuando, fingiendo? ¿Qué tanto de autenticidad y de buenas intenciones hay en los líderes de los partidos que se han mostrado reticentes a las preconcebidas ideas de integrar un partido único, que respondería exclusivamente a las órdenes del caudillo único? ¿Es esta nueva lucha interna una discusión por matices ideológicos, y por lograr defender la pluralidad, la convivencia política, la coexistencia pacífica, por auspiciar la tolerancia y la mayor participación ciudadana, en la definición de los asuntos públicos, o es un último intento por conservar posiciones de poder, espacios políticos conquistados, privilegios y apetencias personales de sus de sus connotados dirigentes? ¿Serán éstos dirigentes de partidos aparentemente disidentes, hoy sometidos al escarnio público por el enfurecido líder, capaces de insistir en sus prédicas en defensa de los derechos de toda la sociedad democrática, amenazada abiertamente por el intento confeso del caudillo de controlarla absolutamente?

Amanecerá y veremos, pero lo cierto es que el líder máximo ya dijo lo que hará y a donde va: Que el partido unido socialista va, eso sin duda será ejecutado contra viento y marea, es la conclusión de esta noche de puñales, en la que se insinuaron muchísimas cosas, y se dejaron de confesar otras, salieron a relucir por ahora solo los puñales, pero las grandes y filosas achas de la guerra, continúan escondidas tras la espalda de todos los involucrados en este pleito, pero huele a divorcio ¿alguien lo duda?.