CHÁVEZ: ¿ESCARABAJO, PORTAVIONES O PARTIDO UNICO?

El presidente Hugo Chávez no se cansa de fustigar a los principales dirigentes de los partidos políticos que conforman su plataforma de apoyo político, quienes hasta ahora lo habían ayudado a ganar las elecciones y sostenerse en el poder. Hoy cuando aparentemente ya no los necesita, pareciera estar deseando implementar una purga para deslastrarse de lo que considera un estorbo, para así acelerar las reformas revolucionarias y liberararse de ataduras ideológicas, que le impiden consolidar su revolución de corte socialista radical.

El líder del proceso revolucionario venezolano ha encontrado serios reparos de los principales líderes de los partidos Comunista de Venezuela, Podemos y Patria Para Todos, quienes se niegan a desaparecer y disolverse, tal como se los ha exigido su Jefe máximo, para así conformar una sola organización política que estaría evidentemente bajo su mando como líder único indiscutible, y sometidos a sus designios incondicionalmente.

El Jefe, se apresuró a desprestigiar públicamente a sus dirigentes, señalándolos innoblemente de traidores a la revolución, empleando un libreto parecido al que aplicó Castro en Cuba, contra todos aquellos líderes que lo secundaban, quienes se atrevieron a alertar y disentir del torcido rumbo que emprendió la revolución, degenerando hacia el totalitarismo, y desmantelando todo vestigio de democracia.

Hoy las circunstancias en Venezuela son muy diferentes, porque Chávez no es Fidel Castro, pero tampoco Venezuela es Cuba. El presidente Chávez, podría estar calculando equivocadamente, al suponer que los partidos que lo apoyaron para ganar las elecciones carecen de bases populares obedientes a liderazgos auténticos. Piensa erróneamente que esos dirigentes carecen de influencia y ascendencia en sus militantes.

Esos partidos le fueron útiles para movilizar a la población a votar a su favor, ahora se cree el Jefe único, pero las plataformas organizativas de esos partidos existen, son reales, se mantienen conectadas a cierto nivel importante de liderazgo de muchos Alcaldes, algunos Gobernadores, concejales, diputados regionales y nacionales; de allí que esos dirigentes son quienes garantizan la movilización efectiva de los electores, a la hora de cualquiera elección popular; y presumir que todos están cuadrados incondicionalmente con el presidente es una ingenuidad, pero podría ser muy catastrófico para el presidente el día que no cuente con poder de convocatoria sobre ellos, porque no los pueda movilizar eficazmente.

Hay una realidad tangible en la actividad política, la gente no se mueve de sus casas a votar por nadie espontáneamente, sino que debe ser motivada, conquistada, trasladada, porque el grado de compromiso con el liderazgo político jamás es incondicional. De tal manera que, la alta dirigencia disidente de esos partidos, está siendo presionada fuertemente por el presidente, para que ceda rápidamente ahora que siente que se encuentra con un alto nivel de popularidad, porque se cree el depositario de la confianza de los electores que lo eligieron como presidente, lo cual sin duda fue señal de un gran carisma, por una notable identificación afectiva de estos sectores con su líder, pero que no tiene por qué ser eterna, ni incondicional.

De allí que los líderes de los partidos disidentes, tienen en sus manos grandes argumentos para exigir respeto a sus organizaciones partidistas, a sus cuadros dirigentes y a sus posiciones. De hecho, en sus manos pudieran estar en parte la decisión de imponer o no la tesis de la reelección indefinida presidencial, en una próxima votación popular para aprobar o improbar la reforma constitucional propulsada por el caudillo, y que intentará imponer a todo evento.

Por eso Chávez los amenaza e irrespeta, diciéndoles en público que si no se pliegan al partido único pudieran quedarse muy solos, tanto los desmerece, que les ha dicho que podrían caber todos juntos dentro de un automóvil modelo “escarabajo” de marca alemana muy célebre; ufanándose arrogantemente de su poder de convocatoria. Prácticamente se siente un portaviones, en donde van junto a él todos sus partidarios incondicionales montados sobre su lomo de líder único y poderoso.

Antes los alababa, porque los requería para consolidarse en el poder, ahora presume arrogantemente frente a ellos y el país de su gran popularidad, se siente invencible, piensa tal vez que los dirigentes son simples piezas desechables, a quienes puede maltratar asegurando su escasa capacidad de comvocatoria aludiéndola abiertamente al sugerir el humilde final en un carrito modelo escarabajo de cinco puestos, piensa que puede ofenderlos sin inmutarse exponiéndolos al descredito y la vergüenza, porque cree que él puede quedarse para siempre cómodamente instalado y seguro, tripulando cual capitán garfio, el portaviones gigante que intuye que es.

Pero entonces no se comprende tanta insistencia en montarlos a todos en su portaviones, ¿será que le faltan tripulantes? -no lo creemos- ya que en un escarabajo sólo caben cinco personas apretaditas, ¿acaso los pasajeros son de tan poca monta, o tal vez sucede como cuando amenazamos a nuestros amados hijos, de no darles lo que nos piden con tanto afán si se portan mal y no hacen sus tareas habituales, cuando lo exigimos, será algo parecido lo que está ocurriendo entre el líder del proceso y sus exigentes partidarios? Como diciéndoles amenazante: “Les voy a dar un carrito chiquito modelo escarabajo, la camionetota “hummer” es para quienes se porten obedientes y dóciles, los que me hagan bien la tarea, y me adoren más, ¡mis consentidos!”.

Sólo el tiempo lo dirá, en el futuro sabremos si el pueblo venezolano acepta por ejemplo la reelección indefinida presidencial, entre otras aspiraciones legítimas que el Jefe de la revolución pretende imponer por la vía de una reforma constitucional.

Pero no se por qué nos huele, que tal vez algún día el presidente que hoy se siente como un gigantesco y poderoso portaaviones, podría terminar conduciendo él muy solito el carrito “rojito modelo escarabajo”, ese pintoresco automóvil en el cual se le ha visto conduciendo hasta para ir a cumplir con su deber de votar, y en el que suele meter simbólicamente a sus disidentes dirigentes de los díscolos partidos, quienes se niegan a ser montados obligados en el portaviones revolucionario.

“A veces es mejor andar solo que mal acompañados”; pero la pregunta obligada que hace el presidente Chávez legítimamente a los partidos Podemos, PPT y PCV y sus dirigentes, pareciera ser: ¿O se montan en mi portaviones revolucionario o se van en el escarabajo rojito? La opción del escarabajo podría no ser tan negativa y desafortunada, si consideramos que al comandante le fascina tanto conducirlo, lo decimos por lo sonreído que se le ve en las fotos, cuando va al volante del famoso vehículo.

Los partidos disidentes colocados en el purgatorio por su ayer líder amado indiscutido, echados por la puerta de atrás sin pena ni gloria, seguramente se dividirán, muchos dirigentes de mayor relevancia tragarán grueso para pasar el trago amargo, verán como se consolidará el partido militar bajo la tesis Ceresole (pueblo, fuerza armada y caudillo unidos) ; de todos modos ya se atrevieron a desafiar al Jefe único, y están fichados; probablemente más de uno terminará como “Arias Cárdenas” –pidiendo perdón- en alguna embajada importante, pero nunca debemos olvidar que en escarabajo también se llega muy lejos, y que más tarde o más temprano, la historia podría pasar las facturas, y es muy posible que el pueblo venezolano le regale de por vida al gendarme que hoy está al timón del portaviones, un escarabajo para mandarlo de paseo sin retorno.

También el escarabajo podría ser para el Jefe único, tal vez se lo den de regalo los líderes de los partidos disidentes, junto a sus hoy detestados y desmerecidos militantes, el día en que haya que votar por la reforma constitucional y la pretendida reelección indefinida.

Ese día sabremos si los votos que obtuvieron los partidos Podemos, PPT y PCV en las elecciones presidenciales del tres de diciembre, eran de Chávez únicamente; porque según el Comandante esos votos no eran de más nadie, solo de él, el dueño del escarabajo. Si me preguntan, diría que él podría quedarse de conductor vitalicio del escarabajo por voluntad del soberano pueblo de Venezuela que está progresivamente cansado de tanta soberbia, negligencia e impericia, pero sobre todo, de tanta arrogancia. ¿Qué tal, si los partidos le dan una larga colita en el escarabajo, el día en que les toque desquitarse por tanto irrespeto?