POR:ARMANDO DURÁN.
El dilema, sin la menor duda, es falso.
Una grosera argucia del régimen para criminalizar cualquier expresión de disidencia. ¿O te sometes a las condiciones inaceptables impuestas por el Consejo Nacional Electoral, o eres un miserable golpista al servicio de la CIA, del imperio y de la burguesía nacional? Llama la atención, sin embargo, la disposición de muchos dirigentes de oposición a entrar por ese estrecho aro del tomas lo que te doy, por insignificante que sea, o te arriesgas a perder lo poco que tienes.
Hasta tu propia libertad. Puro reflejo condicionado adquirido en aquella infortunada Mesa de Negociación y Acuerdos montada por César Gaviria y Jimmy Carter para mayor gloria de Chávez. Desde entonces, una parte de la dirigencia opositora, por las razones que fueran, decidió seguir al pie de la letra las reglas políticas y electorales diseñadas por el régimen. Tan al pie de la letra, que a lo largo de aquellos meses durante los cuales el Consejo Nacional Electoral fue implementando de manera implacable un fraude que misteriosamente siempre contó con la complicidad de los negociadores de la Coordinadora Democrática, esa “oposición” le reclamaba con frecuencia a la sociedad civil respeto para rectores de la calaña de Francisco Carrasquero y Jorge Rodríguez.
Hasta tu propia libertad. Puro reflejo condicionado adquirido en aquella infortunada Mesa de Negociación y Acuerdos montada por César Gaviria y Jimmy Carter para mayor gloria de Chávez. Desde entonces, una parte de la dirigencia opositora, por las razones que fueran, decidió seguir al pie de la letra las reglas políticas y electorales diseñadas por el régimen. Tan al pie de la letra, que a lo largo de aquellos meses durante los cuales el Consejo Nacional Electoral fue implementando de manera implacable un fraude que misteriosamente siempre contó con la complicidad de los negociadores de la Coordinadora Democrática, esa “oposición” le reclamaba con frecuencia a la sociedad civil respeto para rectores de la calaña de Francisco Carrasquero y Jorge Rodríguez.
Cuando la madrugada del 15 de agosto se consumó al fin la estafa, la conducta culpable de los negociadores quebró la opción opositora a protestar. Según esa dirigencia opositora, lo cierto es que no hubo fraude.
La derrota del Sí sólo demostraba que la oposición aún no era mayoría.
Es bueno recordar ahora estos datos de nuestra historia más reciente, porque la faena de crear la llamada Mesa de la Unidad vuelve a poner sobre la mesa, como desafío, el argumento electoral. Y porque desde hace días, los partidos, grupos e individualidades que integran esa mesa, vienen convocando al pueblo opositor a elaborar entre todos una agenda electoral, y sólo electoral se apresuran a aclarar, cuyo único propósito parece ser la selección de los candidatos.
La derrota del Sí sólo demostraba que la oposición aún no era mayoría.
Es bueno recordar ahora estos datos de nuestra historia más reciente, porque la faena de crear la llamada Mesa de la Unidad vuelve a poner sobre la mesa, como desafío, el argumento electoral. Y porque desde hace días, los partidos, grupos e individualidades que integran esa mesa, vienen convocando al pueblo opositor a elaborar entre todos una agenda electoral, y sólo electoral se apresuran a aclarar, cuyo único propósito parece ser la selección de los candidatos.
¿Comenzar a construir la casa por el tejado? Y porque algunos portavoces de esa oposición han comenzado a acusar, a quienes no comparten su “optimismo”, de estar haciéndole el juego a Chávez. Vaya, que sin querer (o quizá queriéndolo, vaya usted a saber) se hacen eco de la propaganda oficial al insinuar la peligrosa existencia de esa misma disyuntiva intolerante que emplea Chávez para justificar su campaña de acoso del adversario. En fin, unos voceros de la oposición que, aunque lo nieguen, se encuentran casi a un paso de denunciar a los otros opositores, a los no tan complacientes con Chávez, de ser golpistas pitiyanquis y oligarcas.
Para demostrar que es perfectamente posible salir de Chávez por la vía exclusiva del voto, como Teodoro Petkoff y compañía dicen y repiten cada vez que tienen la oportunidad de hacerlo, pronto se nos recordará que Chávez fue derrotado el 2 de diciembre de 2007 y que luego volvió a morder el sucio polvo del fracaso en las elecciones regionales del pasado mes de noviembre. Por supuesto, mentira podrida.
El referéndum del 15 de febrero liquidó en un santiamén el ingenuo triunfalismo del 2 de diciembre y la persecución despiadada de los gobernadores y alcaldes ajenos a la pretensión de hegemonía roja-rojita absoluta ha dejado sin efecto cualquier otra ilusión que nos hayamos hecho sobre la posibilidad de contar con auténticos contrapesos democráticos. En ambas ocasiones, el presidente Hugo Chávez, sencillamente, aprovechó la ausencia de un liderazgo de oposición firme, se jugó su resto y una vez más atajó las amenazas a tiempo.
Volvamos al comienzo. Decíamos que el dilema ¿elecciones o confrontación? es falso.
Parte, como todo sofisma, de una premisa espuria, porque naturalmente, para la democracia, el camino de los cambios siempre es el electoral y porque la confrontación no tiene por qué ser siempre un acto de violencia. ¿Acaso no hay matices de gris entre el blanco y el negro? Vaya, ¿qué ocurre si quienes ejercen el poder político cierran ese camino democrático y electoral a cal y canto? La semana que viene nos ocuparemos a fondo del tema. Por ahora basta categorizar la convicción y la firmeza de Mir Husein Mousavi.
Víctima de un probable fraude organizado por el ultraconservador Mahmoud Ahmedinajad, en lugar de dar por buenas las tramposas sinrazones del régimen, se ha puesto al frente de sus seguidores y, a pesar de la represión, día a día, exige en las calles de Irán los derechos de su pueblo a elegir y ser elegidos. Un suceso cuyo desarrollo y desenlace deben analizar con mucha atención nuestros dirigentes políticos de oposición.
1 comentario:
Hola pasa por mi blog hay algo para ti un saludo Jose luis
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