POR:ORLANDO VIERA BLANCO.
El pueblo ha comenzado a salirse del bolsillo revolucionario, a migrar y está a la zaga de una opción
Grata y no menos constructiva la experiencia que tuve el privilegio de compartir en el marco de la Cátedra Pío Tamayo -Estudios de Historia Actual- a cargo del profesor Agustín Blanco Muñoz. Allí se debatió el tema, quién es mayoría y quién es minoría en la Venezuela de la Polarización. La respuesta es compleja de cara a un “ex país”. Pero indagarlo no deja de ser alentador y perentorio a meses del gran desafío.
¿Qué tenemos? ¿Vivimos en democracia? ¿Vivimos en una dictadura perfecta? ¿Tiene esto fecha de vencimiento, habida cuenta de un sistema electoral perverso, ventajista, parcializado y penetrado que, por cierto, nadie impugnó? ¿Existen pactos macabros entre Chávez y la oposición? ¿Estamos atrapados? ¿Hay salida? ¿Cuál?… Definir mayorías -vencedores o vencidos- bajo tales incógnitas, pareciera una tremenda inocuidad. Y perfilar la salida de Chávez: una ilusión perfecta. Entonces, ¿qué hacer?
La intervención del prof. Mario Sardi fue sencilla y preclara. “Los chavistas -incluso los más radicales- están utilizando en estos días vocablos muy elocuentes: “Derrota, revisión, desgaste, fracaso, autocrítica”. Y agregó sabiamente: “Muy bien. Tenemos un CNE maniatado… Chávez nos puso a bailar pegado con él. Pero en el meneo, “le estamos metiendo la mano en el bolsillo; en el saco, y ¡le estamos sacando las llaves, sus notas y su cédula de identidad!”. A partir de allí, todo comienza a develarse y ellos se sienten al descubierto.
La intervención del prof. Mario Sardi fue sencilla y preclara. “Los chavistas -incluso los más radicales- están utilizando en estos días vocablos muy elocuentes: “Derrota, revisión, desgaste, fracaso, autocrítica”. Y agregó sabiamente: “Muy bien. Tenemos un CNE maniatado… Chávez nos puso a bailar pegado con él. Pero en el meneo, “le estamos metiendo la mano en el bolsillo; en el saco, y ¡le estamos sacando las llaves, sus notas y su cédula de identidad!”. A partir de allí, todo comienza a develarse y ellos se sienten al descubierto.
El país ha comenzado a darse cuenta que la oferta política de Chávez, es pura fábula. El pueblo ha comenzado a salirse del bolsillo de la revolución, a migrar y está a la zaga de una opción. La oposición aún no representa a plenitud la alternativa, pero es el vehículo para aterrizar los descontentos… Sin dejar de ser críticos y vigilantes de las oposiciones, luce que en lo pragmático (disculpe prof. Agustín) impulsarlas, es el último grito mohicano para renacer ¡como país!… El sistema electoral comienza a verse desbordado por un colectivo que quiere cambio, por lo que el fraude luce predecible y menos viable. En este escenario, una tercera vía (a 24 meses de la última esperanza republicana), sería torpe y débil para derrotar al GP. ¿Que igual se queda? Aquí entra aquel concepto que no moja pero empapa: la legitimidad. Es la caída a la pista de la “cédula de identidad del comandante”, misma que delata su estado civil (militar, divorciado del pueblo); su expedición y fecha de vencimiento.
Salida la hay y llegará, porque la revolución supone un divorcio cultural de la venezolanidad. Y un ramplón CNE no será suficiente para contener la ruptura: pueblo vs. socialismo o muerte. ¿Que con tal oposición regresaremos a la IV? Caramba, profesor, ¡déme aliento… !
t:@ovierablanco
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