POR:ISA DOBLES.
No hay como detenerlo. Se tiene que ir, buscando el aire que le permita respirar sobre las alfombras rojas de socios por más tiranos que sean, de los catires que gobiernan como los de Biolorusia y Rusia.
Eso de fotografiarse con ellos metido en un abrigazo de invierno más gordo que Rosendo recibiendo las reverencias de los distintos cuerpos militares, pavoneándose ante el mundo, restregándole al imperio yankee su poder, negociando a presente y futuro el petróleo como instrumento estratégico que le permitiría en la desordenada mente estrenar sus “dotes” militares sin brillo alguno, subversivo alimentado fuera de tiempo porinfluencias que ahora impone decadentes y ajenas, todo eso lo necesita porque aquí todo ya le es incómodo.
Desde que se metió “en Honduras”, todo se le ha ido complicando. Allá por esos lares donde de repente los suicidas mueren porque es un regalo de la vida explotar y matar ancianos, niños, mujeres, turistas, policías, en fin, lo que sea!, son enemigos de los imperialistas, hablan el mismo idioma, sienten lo mismo por ese decadente imperio al que saluda en su terrible inglés y despide también con amenazas en cada discurso.
Y esta vez va a estructurar un proyecto NUCLEAR. El soldadito gris, insignificante, titubeante que conocí tras bastidores en la tarima del teatro de una Academia Militar y bauticé “taburetico chávez” porque era el encargado de mover un banquito cada vez que un cadete mas alto que yo usaba el micrófono, sabe bien que ciertamente este es otro país, que se le perdió el miedo y que lo quiera o no, se le acabó su tiempo.
Lo que le debe doler más es que constitucionalmente, Venezuela se sacude lo que parecía esa maldición a la que otros pueblos parecen condenados. Porque la camisa de fuerza de Hugo Chávez es la cultura democrática de los venezolanos y también su historia en busca siempre de la libertad.
Aletea sobre nosotros esa percepción de “mal pasajero” que está por terminar.
Hasta Bolivar espera tranquilo. Su utilización, el abuso perverso de su legado político, su clase humana, todo él manoseado, manipulado, espera tranquilo. “Prefiero el título de ciudadano al de Libertador, porque éste emana de la guerra y aquel emana de las leyes. Llegan sus fotos, con guardaespaldas y caravanas, y las vemos sin emoción.
No nos provoca ya ni rabia ni dolor. Solo ese fastidio de lo que tiene plazo fijo y se va. Alivio y una especial comprensión por este hombre fuera de sí que dejará en la historia de la Venezuela vigorosa y libre, páginas oscuras de cruel enseñanza.”En todo lo que hacemos hay que conceder las dos terceras partes a la razón y la otra al azar”, decía Napoleón. A Hugo Chávez le tocó el azar. Y se le volteó. O se la volteó la razón del pueblo. Estos tres meses serán difíciles. Pero pasaran. Porque el tiempo es implacable. Como lo es la libertad.
Eso de fotografiarse con ellos metido en un abrigazo de invierno más gordo que Rosendo recibiendo las reverencias de los distintos cuerpos militares, pavoneándose ante el mundo, restregándole al imperio yankee su poder, negociando a presente y futuro el petróleo como instrumento estratégico que le permitiría en la desordenada mente estrenar sus “dotes” militares sin brillo alguno, subversivo alimentado fuera de tiempo porinfluencias que ahora impone decadentes y ajenas, todo eso lo necesita porque aquí todo ya le es incómodo.
Desde que se metió “en Honduras”, todo se le ha ido complicando. Allá por esos lares donde de repente los suicidas mueren porque es un regalo de la vida explotar y matar ancianos, niños, mujeres, turistas, policías, en fin, lo que sea!, son enemigos de los imperialistas, hablan el mismo idioma, sienten lo mismo por ese decadente imperio al que saluda en su terrible inglés y despide también con amenazas en cada discurso.
Y esta vez va a estructurar un proyecto NUCLEAR. El soldadito gris, insignificante, titubeante que conocí tras bastidores en la tarima del teatro de una Academia Militar y bauticé “taburetico chávez” porque era el encargado de mover un banquito cada vez que un cadete mas alto que yo usaba el micrófono, sabe bien que ciertamente este es otro país, que se le perdió el miedo y que lo quiera o no, se le acabó su tiempo.
Lo que le debe doler más es que constitucionalmente, Venezuela se sacude lo que parecía esa maldición a la que otros pueblos parecen condenados. Porque la camisa de fuerza de Hugo Chávez es la cultura democrática de los venezolanos y también su historia en busca siempre de la libertad.
Aletea sobre nosotros esa percepción de “mal pasajero” que está por terminar.
Hasta Bolivar espera tranquilo. Su utilización, el abuso perverso de su legado político, su clase humana, todo él manoseado, manipulado, espera tranquilo. “Prefiero el título de ciudadano al de Libertador, porque éste emana de la guerra y aquel emana de las leyes. Llegan sus fotos, con guardaespaldas y caravanas, y las vemos sin emoción.
No nos provoca ya ni rabia ni dolor. Solo ese fastidio de lo que tiene plazo fijo y se va. Alivio y una especial comprensión por este hombre fuera de sí que dejará en la historia de la Venezuela vigorosa y libre, páginas oscuras de cruel enseñanza.”En todo lo que hacemos hay que conceder las dos terceras partes a la razón y la otra al azar”, decía Napoleón. A Hugo Chávez le tocó el azar. Y se le volteó. O se la volteó la razón del pueblo. Estos tres meses serán difíciles. Pero pasaran. Porque el tiempo es implacable. Como lo es la libertad.
Fuente:http://www.noticierodigital.com/2010/10/el-soldadito-gris-quiere-montar-un-proyecto-nuclear/
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