domingo, noviembre 26, 2006

¿CHAVEZ ENTREGA LA PELOTA?

A estas alturas de nuestra existencia ningún mitin o concentración que se realice en las campañas electorales presidenciales logra convencernos de que ellos sean efectivos para garantizar la seguridad de un triunfo electoral; por eso ya ninguno que se haga por multitudinario que sea logra convencernos del triunfo anticipado, ni impresionarnos, y menos sorprendernos. Pensamos luego de largos años presenciando concentraciones de masas, que en realidad estos actos no influyen de manera decisiva y determinante en el resultado electoral final de las elecciones presidenciales. ¿Se preguntarán pero a que vienen estas aseveraciones a estas alturas de la campaña electoral en Venezuela? Sencillo, les trataré de demostrar con argumentos contundentes a quienes luego de ver los multitudinarios eventos de cierre de campaña de ambos candidatos, y que ya aseguran la victoria de uno y otro bando están incurriendo en una ligereza por decir lo menos. ¿Asegurar la victoria por un buen mítin de cierre de campaña? nada más inexacto, no se puede ni debe asegurar nada a riesgo de autoengañarse; nadie en su sano juicio puede en base al éxito de estos mítines por buenos que fueran, determinar que se ganaron ya las elecciones, porque tal o cual mitin fuera superior al otro. Aunque es bueno advertir las diferencias visibles entre uno y otro evento, porque en este caso lo que mas resaltan de ambos actos multitudinarios de personas, son precisamente las diferencias cualitativas y no cuantitativas. Sin embargo, las elecciones se ganan es el día de las elecciones, y ganará el que tenga el mayor respaldo popular en las urnas.

En primer término, hay que explicar lo evidente, respondiéndose algunas preguntas. ¿Si los mítines o concentraciones de masas en las campañas electorales no son determinantes por qué y para qué los candidatos presidenciales y los partidos que los apoyan los hacen ? Se hacen porque son importantes, necesarios para transmitir e insuflar ánimo y entusiasmo a sus respectivos partidarios, a sus militantes y a activistas; también para transmitirles la idea de que se pertenece a una fuerza poderosa; para hacerles sentir a sus seguidores toda clase de emociones de triunfalismo requeridas y necesarias para poder activar con relativo éxito en la difícil lucha política partidista que requiere de mucha disciplina y condiciones especiales; también para tratar de transmitir matrices de opinión mediáticas al resto de la población, a los potenciales electores que viven estos actos desde la televisión o la radio. ¿Pero y si los mítines no determinan un resultado favorable, por multitudinarios que estos sean, por qué siempre se insiste en realizarlos? Precisamente para evitar a todo evento la desmoralización de sus seguidores y partidarios, quienes son los que harán el trabajo político activista previo en la actividad partidista habitual, de participación popular, organización y de movilización el día de las elecciones, que es propiamente el de la votación, escrutinio etc.

Cuando se milita y activa en un partido político de corte tradicional, es decir, inspirado en el viejo modelo organizativo piramidal, del tipo estalinista, como lo hemos conocido en casi todos los partidos que poseen esas características en Venezuela, desde los más antiguos hasta los más recientes; allí en esas agrupaciones -útiles sin dudad- se está claro que se es integrante, miembro de una organización integrada por dirigentes políticos disciplinados con legítimas aspiraciones políticas, que persiguen desde luego unos objetivos políticos, pero también se tiene la firme convicción de que se es compatible y participe de una determinada ideologia, con la cual se sienten identificados y comprometidos, se forma parte de una suerte de cofradía, debe estarse consciente de que se es responsable de asumir determinadas posturas y de adoptar ciertas aptitudes frente al colectivo, la sociedad y uno mismo, sentirse útil, necesario,pero también vanidosamente importante, casi indispensable, se nutre todo esto, de una falsa ilusión, que degenera casi siempre para la gran mayoría en desengaño,generalmente se termina siendo allí, una especie de mercenario mal pagado que siempre arriesga el pellejo por los jefes, lo que se denomina en el argot político como "el tonto útil", la escalera para los demás; pero en los partidos políticos, en donde existen normas, estatutos, reglas, que son la base de funcionamiento organizacional de la fuerza política a la que perteneces, se requiere necesariamente de los indispensables militantes que nutren estás organizaciones políticas, y que en realidad hacen de los partidos políticos las herramientas insustituibles de la participación ciudadana, quienes sostienen la democracia participativa y protagónica a pesar de sus vicios y defectos.

De allí que la mayoría de los mítines persiguen es mantener a sus militantes emocionados, motivados para que cumplan sus respectivas tareas. Nadie hace el trabajo de activismo político eficientemente si no se encuentra realmente motivado, si no está persuadido interiormente de que forma parte de un conglomerado, de algo que luzca importante, trascendente; es decir, que las organizaciones políticas más exitosas y poderosas son aquellas que logran insuflar un mayor y mejor nivel emocional y de disciplina organizativa en su militancia. Es la explicación de las verdaderas razones para realizar los actos multitudinarios o mítines, que realizan los partidos políticos en las campañas electorales, lo cual no quiere decir que el resto de la sociedad que no concurre a estos eventos multitudinarios sienta o persiga lo mismo que sus más fanatizados militantes; como tampoco, que estos mítines no influyan en el ánimo de los electores no adscritos a los partidos. Que no sean determinantes, ni decisivos no implica que no deban hacerse y que no sean necesarios. De hecho hay que hacerlos, pero lo que intento demostrar es que esos eventos no son decisivos, ni pueden determinar un resultado electoral igualmente masivo a la hora de realizarse las elecciones.

Esto lo advertimos a propósito de los más recientes mítines de cierre de campaña de los candidatos presidenciales Manuel Rosales y Hugo Chávez, los cuales han generado toda clase de comentarios a favor y en contra. Es muchísimo lo que podrían decir politólogos, analistas expertos y toda clase de conocedores en la materia, incluso lo que deberían añadir lícitamente los distintos comandos de campaña al respecto. Pero más allá de los múltiples aspectos que todos ellos han tocado; hay que referir algunas experiencias personales vividas en otros mítines: ¿Cómo olvidar por ejemplo el multitudinario mitin de cierre de campaña de Rafael Caldera realizado en el año 1.982 , en la Avenida Bolívar convertida en cruz gigantesca con la avenida Fuerzas Armadas, durante la contienda electoral con Jaime Lusinchi? En verdad fue una concentración masiva espectacular, que superó en número de concurrentes a cualquiera que se hubiera hecho durante esa campaña. Sin embargo Caldera fue en esa ocasión ampliamente derrotado por el candidato de la oposición Jaime Lusinchi, por una ventaja muy significativa. No se puede ignorar el hecho de que Caldera era el candidato del gobierno de Luís Herrera, ¿quien puede hoy dudar de la influencia e importancia que tienen los recursos del estado en la realización de estas movilizaciones?, que mayormente demuestran la capacidad organizativa y de movilización de los partidos políticos y la efectividad de sus militantes y activistas, pero que no garantizan la adhesión incondicional del resto de los electores que no concurran a estos eventos propiamente partidistas.

Más allá de lo que es obvio de las marchas, mítines o concentraciones del pasado Sábado 25 y la del Domingo 26, lo que nosotros podemos agregar es que ambas han sido extraordinarias manifestaciones masivas de personas afectas a ambas corrientes; las dos concentraciones fueron verdaderamente movilizaciones respetables; no cometeremos la ligereza o temeridad de algunos ingenuos, de tratar en vano de descalificar a una y a otra; unos alegando razones tan obvias como el uso de los recursos desmedidos del estado, culpándolos de realizar una movilización sólo de miles de autobuses, otros irrespetando a sus participantes de ser obligados o traídos nariceados contra su voluntad; y tampoco, aceptamos, del lado oficialista, argumentos débiles y pueriles, desmereciendo una movilización como la del Sábado en Caracas, verdaderamente multitudinaria, y que fue realmente una inigualable demostración cívica, de mística, de indiscutible participación ciudadana espontánea, muy loable en virtud de que la oposición no dispone de los caudalosos recursos de que abusa el régimen; tampoco incurriremos en la ligereza de hacer estimaciones numéricas inexactas y falaces, irrespetando a los asistentes a tan extraordinarios actos, y que reflejan realmente la auténtica vocación pacífica y democrática del pueblo venezolano.



Sólo debemos decir, que la decisión definitiva y trascendental no está únicamente en los respetables ciudadanos que acudieron a esos hermosos actos y que evidentemente están ya decididos a votar por sus candidatos, por demás, demostrando gran fervor popular, civismo, alegría y emoción legítima; sino que la decisión final y crucial estará en manos también de quienes aún no concurriendo a esos eventos, tienen también el derecho a elegir el próximo presidente, y esos conformarán sin lugar a dudas la auténtica mayoría, como parte integrante de los diez y seis millones de electores con derecho a voto; y a esa verdadera multitud de electores, si es verdad que de movilizarse ese domingo tres de diciembre sería la mayoritaria, la tatarabuela de las marchas, avalanchas, tsunamis, marejadas, terremotos, cataclismos, o como se les quiera denominar, que será sin dudas, la movilización finalmente decisiva que deberá realizar el soberano pueblo venezolano, para elegir a su presidente para el próximo período constitucional.

Tenemos la impresión, de que lo único que ha logrado demostrar el oficialismo este pasado domingo 26, es una gran capacidad de movilización y de organización de sus militantes, partidarios y más fervientes seguidores; que está dispuesto a vender cara su derrota cada vez más probable, y que dispone inescrupulosamente, e impunemente, de todo el aparato logístico del estado para usarlo en su favor, antes y durante el día de las elecciones; y demostró además, que puede activarlo grosera y desmedidamente también el domingo tres de diciembre; que puede repetirlo en todo el país sin que le tiemble el pulso, sin empachos, sin ningún pudor, sin ruborizarse, sin derramar una lágrima por el adversario que juega limpio y con mística, no lo duden. Ahora que no deben olvidar los meritorios y emocionados opositores, sin caer en triunfalismos ni en falsos espejismos, luego de la hermosa gesta de mística que lograron demostrar el pasado Sábado; que esa capacidad de movilización también pueden y deben hacerla efectiva el tres de diciembre, pero con la mayoritaria población que no milita en el chavismo y está aguardando pacientemente en sus casas, el día y la oportunidad de pasarle la factura completa a este régimen abusador y ventajista, mediante el apropiado, oportuno, necesario, indispensable y adecuado apoyo logístico que ha de brindársele sin pretextos a todos los comandos de campaña, y a la estructura organizativa, de todas las fuerzas políticas de la oposición que participan en la coalición unitaria. Que después no se diga que no estaban advertidos, que no se justifique nunca la ausencia de recursos de toda índole, para haber combatido eficazmente contra un brutal adversario, que usará todos los medios para garantizarse la movilización de sus electores; lo que indica que en el supuesto negado de perder las elecciones no sería por falta de respaldo en la población, sino por ausencia de organización, disciplina, efectividad, medios adecuados, recursos logísticos de toda naturaleza, que sean válidos, legítimos y viables, para no sólo lograr movilizar y asistir eficazmente a los potenciales electores, incluso facilitándoles los medios adecuados de transporte y logística que a bien requieran para desplazarse a ejercer su derecho al voto, y que apoyan potencialmente al candidato unitario opositor , sino que también para imposibilitar e impedir un eventual fraude con su activa participación, y para hacer efectiva la muy probable victoria electoral, que cada día parece más alcanzable y posible.

Cada día que pasa se suman nuevos elementos de convicción, que nos llevan a la conclusión de que el Teniente Coronel Hugo Chávez es derrotable; a quien le fascina por cierto jugar al béisbol y desempeñarse ocasionalmente como picher zurdo, Botó el juego en la novena entrada, y está próximo a ser relevado del montículo de lanzador por el manager, (el pueblo) porque es imperdonable, injustificable, ya que le era casi imposible no haber lanzado un buen juego, cuando tenía todo lo favorablemente disponible para hacerlo, y definitivamente no lo hizo, ni lo hará.

Su gestión gubernamental pudo haber sido muy provechosa para el país, tenía todo lo necesario para realizar una extraordinaria gestión de gobierno; en un principio gozó de respaldo popular mayoritario, la fe y la más grande esperanza de sus compatriotas; un clima político apropiado para ejecutar los cambios necesarios; ha dispuesto de los multimillonarios recursos de divisas extranjeras que le han ingresado al fisco nacional y que ascienden a casi quinientos mil millones de dólares; una oposición ampliamente desgastada, con unos partidos políticos que como AD, Copei, el Mas y otros, estaban desacreditados, con perdida de respaldo y experimentando un proceso de declive, desmantelamiento progresivo, y de deserción en masa de sus bases, víctimas de una crisis interna más pragmática que ideológica, y de la claudicación por auto exclusión, cansancio, ostracismo e impotencia de sus principales líderes potencialmente emergentes, quienes por culpa de la ceguera de sus caudillos históricos, que impidieron el relevo generacional de sus jóvenes baluartes, víctimas de la ineptitud y el egoismo de sus máximos líderes, como Carlos Andrés Pérez y Rafael caldera, quienes debilitaron a sus partidos y destruyeron la esperanza de millones de militantes, que eran la garantía democrática de relevo político en el país; pues Chávez terminó de derrotarlos, pero están vivos aún por sus doctrinas magníficas, y la mística y brillantes de sus jóvenes talentos diferidos; tenía entonces el Teniente Coronel Chávez todo para conducir al país hacia el perfeccionamiento del sistema democrático, pero prefirió dar un violento e inexplicable giro hacia el Castro-comunismo, después de haber sido electo para que combatiera los viejos vicios anquilosados en la antigua y desprestigiada administración pública, que había defraudado las esperanzas de la nación; ahora innecesariamente ha dividido peligrosamente a la sociedad venezolana entre patriotas y enemigos a quienes tilda de lacayos traidores del imperialismo, y está tratando de torcer el rumbo democrático del país, para imponer un régimen militarista de corte autocrático y totalitarista, con partido único, reelección indefinida, Asamblea Nacional monocolor, pensamiento único, una educación ideologizada, que sin lugar a dudas rechaza la gran mayoría de venezolanos que aspiran a seguir viviendo en libertad y en democracia. Es decir, la receta de Hugo Chávez para los venezolanos consiste en eternizarse en el poder para convertirse en una especie de dictador constitucional legalizado, que tendría como eje central reformar la Constitución Nacional vigente para imponer eventualmente un régimen totalitario; por eso debemos evitarlo, derrotándole democráticamente a punta de votos, haciéndole contrapeso multitudinario ; para decirle a ese picher que está haciéndonos perder inexplicablemente el juego democrático, que aspiramos y deseamos seguir jugándolo, y tratar de ganar el juego en bien de todos; es hora de que nos entregue la pelota, de que lo releve otro picher, uno nuevo que no lance tanta bola mala y conceda más bases por bola, que comience a lanzar la bola por la goma para intentar salvar el juego. ¿Chávez entregará la pelota?

2 comentarios:

Elijah dijo...

Me gusto mucho algo que dices, y que también fue mencionado ya de ambos lados de la contienda, la masiva participación en sendos actos, no significa otra cosa sino una ejemplar muestra de la voluntad cívica y democrática de todos los venezolanos.
En cuanto al giro “violento e inexplicable del Teniente Coronel Chávez hoy Presidente, tal vez solo lo seria para aquellos quienes desconocían de la efectiva campaña de desprestigio de la democracia de partidos, llevada a cabo por conocidos factores de izquierda, los cuales hoy ostentan posiciones en el alto gobierno—campaña que yo pienso, les tomó cerca de 40 años. ¿Quién ignora el profundo malestar que todos sentíamos hacia la campante corrupción de nuestra democracia partidista? Sabíamos todos que nuestra democracia necesitaba de un cambio estructural, solo que nos engañaron, crearon la coyuntura (¿olvidamos tan rápido la “solitaria abstención” aquella que salvo al presidente saudita, por el caso aquel del barquito?—“abstención” que por cierto hoy ocupa, según algunos, una posición de Richelieu, el poder detrás del trono), y luego nos sirvieron de manera astuta y maquiavélica la “solución”, “el fenómeno” en bandeja de plata. Quienes trataron de impedir su paso, corrieron la suerte del niño de la fábula, gritaron: ¡Ahí viene el lobo! ¡El lobo!...nadie les creyó.

Arcangel Vulcano dijo...

Gracias Elijah por tus comentarios. Es posible que tengas razón en lo que acotas sobre lo que en mi artículo denominé como "el giro violento e inexplicable del Teniente Coronel...", pareces sugerir que no hubo tal giro, y que no fuera tan inexplicable, tal vez tengas razón, a lo mejor obedecía a un plan preconcebido, y muy bien tramado por la internacional del odio; pero trataba era de resaltar el hecho precisamente "del gran engaño" en que se convirtió su primigenía oferta electoral, que era democrática y que luego degeneró en esto que ahora llaman socialismo del siglo 21, y que no es otra cosa que un disfrazado totalitarismo de estado militarista; así que podríamos coincidir; sin embargo, pienso que esto merecería de un mayor análisis, ya que tocaste otros temas conexos, que podría referir en otra oportunidad con mayor extensión. Con lo que estoy en desacuerdo contigo, es en lo que afirmas al final:"quienes trataron de impedir su paso, corrieron la suerte del niño de la fábula, gritaron: ¡Ahí viene el lobo!...nadie les creyó...Muchos creímos que el lobo venía y lo alertamos, y vino, y creeme millones si creimos que venía y tratamos de evitar que viniera, votando en su contra; después en el referéndum revocatorio intentamos también impedir que el lobo se comiera a la comarca, y el lobo pudo entrar y hacer los desastres que hoy hace;¿cómo que nadie creyó? cuatro millones de venezolanos creímos que era el lobo y votamos para revocarlo y nos ganó con el respaldo de buena parte de la población que aún no cree que es un lobo,entre ellos los abstencionistas. El domingo tres de diciembre volveremos a intentar derrotarlo e impedir que el lobo se instale para siempre; y creeme amigo, no se por qué tengo la impresión de que cada día somos más quienes creemos que es el lobo y se suman cada día más ciudadanos que ahora si creen que es el lobo, simplemente porque no se puede "engañar" a tanta gente durante tanto tiempo...Un abrazo hermano.