Chávez ha empeorado la dramática situación de crisis social y política que vivía Venezuela cuando ascendió al poder en 1.998; ha producido en la sociedad venezolana una gran grieta, un profundo cisma, sus erradas políticas económicas han producido más pobreza, miseria, hambre, insalubridad, abandono de la infraestructura hospitalaria del país, ausencia de insumos para los centros de salud pública, deterioro de la infraestructura nacional y vial en todo el país por falta de mantenimiento, carencia de viviendas para las clases más necesitadas y la clase media, proliferación de las invasiones a propiedades privadas en centros urbanos y en tierras agrarias, alto costo de la vida, inflación, corrupción, desempleo, inseguridad, derroche de recursos del estado, más clientelismo, mendicidad, proliferación de niños de la calle, miles de muertos producto de la violencia, disminución de la producción petrolera nacional por falta de reinversión en la industria petrolera, restricciones a la libertad de expresión, persecución a periodistas y dirigentes políticos disidentes, encarcelamiento de dirigentes políticos emblemáticos de la oposición, abuso reiterado de los dineros públicos para ponerlos al servicio de los partidos políticos que respaldan al régimen, uso abusivo de la fuerza armada para hacer proselitismo político, ejecución de una política sistemática para perseguir a los empresarios disidentes del proceso revolucionario, discriminación, y segregación política contra empleados públicos y ciudadanos quienes firmaron la solicitud del referéndum revocatorio y fueron incluidos en la infamante lista de “Tascón”, condicionamiento del sistema de justicia para favorecer los intereses políticos del gobierno, para ser usado en la consecución de presión política y chantaje contra la disidencia como es patente en varios casos emblemáticos como el de Súmate, ejecución de una política exterior dirigida e extender continentalmente el proyecto revolucionario chavista, violación flagrante de los derechos humanos de manifestantes pacíficos e indefensos, desmantelamiento sistemático de los comandos naturales de la fuerza armada nacional para colocar a incondicionales del régimen, despido injustificado e ilegal de diez y nueve mil quinientos trabajadores petroleros que participaron del paro petrolero sin cancelarles sus prestaciones sociales, exponiéndolos al escarnio y el desprecio público discriminándolos por razones políticas, más recientemente reconocido flagrantemente por el Ministro Rafael Ramírez y por el mismo presidente quien ha ocasionado más enfrentamientos y división entre los venezolanos.
Ante este panorama tan desalentador, y ante una cruda realidad social, los venezolanos que se oponen al proyecto revolucionario y autocrático chapista, conculcador de las libertades democráticas , ante las terribles amenazas que se ciernen sobre la propia existencia de la República venezolana, ante la ya inocultable vocación totalitaria y continuista del régimen militarista de chávez y sus serviles incondicionales, se hace indispensable la unidad y la coherencia de los venezolanos que se encuentran diseminados en distintas agrupaciones políticas de la oposición, de todas las tendencias y colores, que provengan de cualquier organización, política democrática a la que pertenezcan.
Se necesita, requiere e impone entonces de manera perentoria y urgente, articular una estrategia y acción política coherente y efectiva, que posibiliten la derrota electoral de Chávez en las elecciones del próximo tres de diciembre. Se acerca el día decisivo en el que tendrán la grandísima oportunidad de vencerlo democráticamente, pacíficamente, electoralmente, mediante el ejercicio soberano del derecho al voto. Para tan noble fin, también requieren que el liderazgo, del candidato presidencial Manuel Rosales represente efectivamente y realmente la unidad de la mayor parte de las fuerzas políticas que conforman la oposición, y que logre prender en el ánimo y el corazón de la mayoría de los venezolanos, para susto del caudillo.
Paralelamente deben apoyarse logísticamente, eficazmente a todos los equipos de trabajo conformados antes y durante la campaña electoral, también a todos quienes se dedican seriamente a coordinar la campaña electoral, a comandar los comandos de campaña en todo el país y a estructurar un programa o proyecto de país alternativo al chavismo, que contiene las principales líneas maestras de un próximo gobierno democrático de emergencia nacional, que garantizan la indispensable sustentación de los futuros cambios que deberán implementarse.
Al mismo tiempo deben desarrollar y ejecutar un plan de campaña y de movilización masiva de la población eficaz, capaz de ejecutar las estrategias pertinentes y exitosas para ganar las elecciones. Por supuesto, dentro de ese diseño tiene que dársele prioridad también a la constante lucha para conquistar las condiciones mínimas de transparencia e imparcialidad indispensables para concurrir a unas elecciones limpias, que nos garanticen mediante la adecuada presión y acción política el éxito electoral. Pero no deben ignorar el hecho de que no pueden descartar jamás la vía electoral a menos que se les cierren todos los demás caminos democráticos, deben en tal sentido conquistar el ejercicio de vuestros derechos, no mendigándolos sino luchando a brazo partido para conquistarlos mediante la permanente acción a través de todos los medios lícitos.
Ante este panorama tan desalentador, y ante una cruda realidad social, los venezolanos que se oponen al proyecto revolucionario y autocrático chapista, conculcador de las libertades democráticas , ante las terribles amenazas que se ciernen sobre la propia existencia de la República venezolana, ante la ya inocultable vocación totalitaria y continuista del régimen militarista de chávez y sus serviles incondicionales, se hace indispensable la unidad y la coherencia de los venezolanos que se encuentran diseminados en distintas agrupaciones políticas de la oposición, de todas las tendencias y colores, que provengan de cualquier organización, política democrática a la que pertenezcan.
Se necesita, requiere e impone entonces de manera perentoria y urgente, articular una estrategia y acción política coherente y efectiva, que posibiliten la derrota electoral de Chávez en las elecciones del próximo tres de diciembre. Se acerca el día decisivo en el que tendrán la grandísima oportunidad de vencerlo democráticamente, pacíficamente, electoralmente, mediante el ejercicio soberano del derecho al voto. Para tan noble fin, también requieren que el liderazgo, del candidato presidencial Manuel Rosales represente efectivamente y realmente la unidad de la mayor parte de las fuerzas políticas que conforman la oposición, y que logre prender en el ánimo y el corazón de la mayoría de los venezolanos, para susto del caudillo.
Paralelamente deben apoyarse logísticamente, eficazmente a todos los equipos de trabajo conformados antes y durante la campaña electoral, también a todos quienes se dedican seriamente a coordinar la campaña electoral, a comandar los comandos de campaña en todo el país y a estructurar un programa o proyecto de país alternativo al chavismo, que contiene las principales líneas maestras de un próximo gobierno democrático de emergencia nacional, que garantizan la indispensable sustentación de los futuros cambios que deberán implementarse.
Al mismo tiempo deben desarrollar y ejecutar un plan de campaña y de movilización masiva de la población eficaz, capaz de ejecutar las estrategias pertinentes y exitosas para ganar las elecciones. Por supuesto, dentro de ese diseño tiene que dársele prioridad también a la constante lucha para conquistar las condiciones mínimas de transparencia e imparcialidad indispensables para concurrir a unas elecciones limpias, que nos garanticen mediante la adecuada presión y acción política el éxito electoral. Pero no deben ignorar el hecho de que no pueden descartar jamás la vía electoral a menos que se les cierren todos los demás caminos democráticos, deben en tal sentido conquistar el ejercicio de vuestros derechos, no mendigándolos sino luchando a brazo partido para conquistarlos mediante la permanente acción a través de todos los medios lícitos.
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