POR:GLORIA CUENCA.
El 23 de noviembre será un gran día para los demócratas. Hay la oportunidad de cambiar el rostro de Venezuela, pacíficamente, a pesar de los deseos del oficialismo y de sus provocaciones.Votaremos. Enfrentaremos con decisión la enorme desventaja que el CNE ha permitido y, en algunos casos, hasta estimulado. Seguramente, quedaremos cansadas(os) y orgullosas(os) de haber cumplido con nuestro deber de ciudadanas(os) y demócratas.
Esta certeza de la necesidad de ir a votar y de asumir lo que este proceso eleccionario significa pasa por varias cuestiones. Queremos dejar constancia de que sabemos a lo que nos estamos enfrentando.
Sistemáticamente se acusa a la oposición de ser golpista, desestabilizadora y cuantos epítetos se le ocurren al mandamás; sin embargo, no hemos cejado en el esfuerzo para demostrar nuestro espíritu democrático.
El Consejo Nacional Electoral pasa una serie de cuñas, señalando la seriedad y los avances tecnológicos, que supuestamente posee, para las elecciones regionales. Con fastidio, nos preguntamos si será que se les olvidó que todavía no conocemos los resultados finales del referendo del 2 de diciembre de 2007.
Hay un numeroso grupo de votantes, casi un millón ochocientos mil votos, de acuerdo a cálculos, que no se sabe adónde fueron a parar. De acuerdo con esto, tendrían los rectores que ser un poco más precavidos a la hora de hablar. Deben recordar que “por la boca muere el pez”.
Por otra parte, ocurre en mi caso particular, que durante más de 30 años voté en el centro comercial Alto Prado, que después de haber cerrado el Registro Electoral y de haber designado miembros de mesas, de manera inconsulta y absolutamente arbitraria, cambiaron a los votantes de ese centro (donde me encuentro), aproximadamente 6.000 ciudadanos, para el Instituto Escuela en Prados del Este, ocasionando una gran aglomeración de votantes para el 23 de noviembre, ya que allí ejerce su derecho al sufragio una cantidad más o menos parecida a la de los que nos trasladan desde Alto Prado.
Ni hablar del rollo de las captahuellas, de la lentitud para entregar los tarjetones y que la gente se familiarice con una votación compleja. Se llevará la “chuleta” para poder votar, hay que tener paciencia, recordar que la democracia nace del voto y no estamos dispuestas a perderla.
Periodista/Profesora universitaria
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