POR:ADOLFO R.TAYLHARDAT.
El domingo próximo, en las elecciones regionales, estarán en juego muchas cosas que tienen que ver con el futuro de nuestro país. Resulta imposible enumerarlas todas en el espacio de que dispongo para este artículo, pero no está de más mencionar las que considero más importantes.
La oposición ha asumido la sabia conducta de no atacar al teniente coronel presidente porque considera que, haciéndolo, en lugar de debilitarlo, lo fortalece y lo hace aparecer ante sus seguidores y ante el pueblo en general como una víctima. Creo que esa estrategia ha sido acertada. La disidencia no se ha dejado encandilar con los "trapos rojos" con los que constantemente intenta provocar. Sin embargo, es el propio teniente coronel presidente quien ha convertido las elecciones regionales en un plebiscito: si votas por la oposición votas contra mí. Si votas por mis candidatos votas por mí y eres patriota, apoyas la revolución y contribuyes a construir el país socialista. De manera que el 23N, porque así lo ha planteado él, los electores, además de votar por nuestros gobernadores, alcaldes, integrantes de los consejos legislativos, y en el caso de la zona metropolitana de Caracas por nuevo Alcalde Mayor y por integrantes de esa Alcaldía, estaremos votando a favor o en contra del teniente coronel presidente. El elector tendrá que escoger entre dos alternativas: o votas para preservar la democracia o votas a favor de convertir a Venezuela en una segunda Cuba, bajo un régimen fidelo-comunista.
Esto significa que a pesar de haber rechazado rotundamente esta última alternativa en el referendo del 2 de diciembre último, tendremos que utilizar nuevamente la fuerza de nuestros votos para oponernos otra vez a ese desquiciado proyecto político que se nos quiere imponer a como dé lugar.Como el teniente coronel presidente sabe que del resultado de las elecciones regionales depende el futuro de ese proyecto, recurre a toda clase de amenazas, dirigidas no solamente contra los numerosos candidatos que tienen prácticamente asegurada su elección en diversos Estados del país, sino contra todos nosotros, contra los ciudadanos, contra el pueblo. Ello sin contar el ventajismo, el abuso de poder y el empleo del discurso procaz para insultar a la ciudadanía que cada vez más se avergüenza de constatar cómo de la boca del Primer Mandatario emanan insultos el calibre que él emplea. Cada día más desenfrenado, nervioso, exasperado. El quisiera que la oposición reaccionara para poder seguir atacándola y de esa manera recuperar al apoyo, y la simpatía popular que gradualmente ha venido perdiendo.
Es inconcebible que a estas alturas de la civilización exista en el mundo un gobernante que amenace con sacar el Ejército a la calle y hacer rodar los tanques armados para emprender una guerra contra un pueblo que lo único que quiere es ejercer democráticamente su derecho soberano al sufragio para elegir a sus representantes. Puede ser que esas amenazas no pasen de allí, pero inevitablemente ejercen un efecto amedrentador sobre el grueso de la población humilde.
Todo esto significa que el domingo próximo, como ocurrió el domingo de diciembre del 2007, nos estaremos jugando el destino de Venezuela. Si el teniente coronel presidente llegara a asegurarse un triunfo electoral, se considerará requete-relegitimado y entonces, sí es verdad, sálvese quien pueda. Las propuestas de modificación de la Constitución que por falso rubor no se atrevió a implantar con la Ley Habilitante, serán aplicadas pasando por encima de la Carta Magna. Venezuela será convertida en un Estado socialista, bajo una presidencia vitalicia, bajo un gobierno que se despojará definitivamente del velo democrático bajo el cual ha venido ocultando su rostro dictatorial.Por el contrario, si los venezolanos nos movilizamos, acudimos multitudinariamente a los centros de votación, si logramos llevar la abstención al nivel más bajo posible, si permanecemos vigilantes para impedir que el teniente coronel presidente y sus seguidores manipulen los resultados, habremos salvado por segunda vez a la patria. Yo tengo la honda convicción de que el venezolano sigue siendo esencialmente demócrata y tiene absoluta confianza de que mediante el ejercicio del sufragio logrará que el régimen quede totalmente deslegitimado tanto interna como internacionalmente. Ese será el comienzo del fin de la revolución chavista y del socialismo del siglo XXI y el surgimiento de una nueva Venezuela sin exclusiones, donde de verdad quepamos todos. Será el fin del odio que desde las alturas del poder se ha venido induciendo para enfrentarnos los unos a los otros, que no ha tenido otro objetivo que dividirnos para poder reinar soberanamente y manejar el país como si fuera un fundo personal y particular. Será el fin del secuestro de los poderes públicos y de las principales instituciones democráticas, del despilfarro de los recursos financieros de todos los venezolanos, el fin de la corrupción, de la ineficiencia, de la mala administración, del compadrazgo, en suma, fin de todos los males que han venido aquejando al país durante más de nueve años ininterrumpidos.Invito a los venezolanos a reflexionar, tener presente que el 23N se juega la suerte de la patria. No podemos permanecer indiferentes. Hay que votar y votar bien.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario