POR:FAUSTO MASÓ / El Método del Discurso
Va con todo ¿De qué se queja Chávez? De todo. Ganó 17 gobernaciones y el 81% de las alcaldías. ¿Quería no perder ni siquiera en Zulia y Nueva Esparta? A pesar de una inflación superior al 30%, la muerte en cada esquina, el maletín de Antonini, el desastre, pues. Creyó su propio discurso y cuando leyó la letra chiquita de los resultados le dio un patatús. Con otra victoria como la del pasado domingo es el Pirro venezolano, de triunfo en triunfo tiene que irse de Miraflores en helicóptero como de la Rúa en Buenos Aires. Al 52,5% llegaron los votos chavistas y a 47,5% los de la oposición, sin contar mucho voto de chavista light.
Se le atragantaron los resultados de Catia. Le ocurrió como cuando nos ahogamos en un restaurante y nos da pena gritar y levantamos los brazos para ver si pasa la comida. En Catia salió la criada respondona a pesar de que Jorge Rodríguez haya ganado en Libertador. En la elección de 2004 el PSUV ganó Catia con 40% de ventaja, esta vez la diferencia apenas alcanzó 15%. Los votos antichavistas de Catia sumados a los de la clase media provocaron el revolcón en Caracas, porque en Chacao, Baruta, etc... Chávez saca 10% de los votos, o un poquito más. ¡Los pobres no votaron como antes! Perdió en Altagracia, ganó por mil votos en Coche y en San José. Lanzaba argumentos falaces y poco democráticos, amenazaba que a donde ganase la oposición no enviaría los recursos que por ley le pertenecen. Nada pudo contra la herencia de sus desastrosos alcaldes. La oposición, además, enterró al abstencionismo a pesar de algunos intentos de última hora para desalentar a los electores. Hay que quitarse el sombrero con Chávez en campaña. NO perdona, dispara desde la cintura, no tiene límites en el vocabulario, o en la igualdad democrática, o en el empleo de recursos, o la violación de cualquier regla. Por un pelo Mario Silva no derrota a Salas Feo, gracias a Chávez y a lo que Albornoz llamó la "línea blanca": regalar neveras, tostadores, aires acondicionados. La oposición convenció a la clase media de que votara, comprendió que el futuro de Venezuela dependía de la plaza Catia, no de la plaza Altamira. A la medianoche del 23, Chávez sintió a los suyos desanimados ante el triunfo de Carlos Ocariz en Petare, Ledezma, Capriles Radonski, Rosales, Pérez Vivas. Ahora sí va con todo, dispuesto a conseguir a las malas lo que no alcanzó en la lucha electoral. Dijeron que aceptaban la derrota y a continuación movilizaron a los suyos para acosar a los nuevos alcaldes. Le irá peor cuando los venezolanos reaccionen indignados ante la arbitrariedad. Históricamente Caracas es la primera en votar por la oposición, más tarde sigue el resto del país. Si la clase media no se abstiene y si una parte de los pobres no votan por Chávez, el cuadro electoral a futuro se complicará para el oficialismo. ¿Podrá Chávez ganar un referéndum que le permitiría seguir en la presidencia después del 2012? Casi seguro que no, porque la frágil mayoría chavista se convertiría en minoría en un referéndum. ¿Está unida la oposición? Parcialmente. La lucha continúa. El 23 de noviembre no fue la última batalla, vendrán otras y otras. La próxima será la elección para la Asamblea, un sistema de elección donde la representación de las minorías se convirtió en una burla, igual que el voto por lista. Este sistema amenaza con darle a la primera minoría el control absoluto de la Asamblea. ¡Agárrense de las manos!
1 comentario:
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