POR:ARCANGEL VULCANO.
Advertimos que esta crónica no abordará el tema del deshielo de los polos por causa de denominado efecto invernadero, no hablaremos del fenómeno del recalentamiento global. El presente artículo lo hemos titulado con la palabra "deshielo", en clara alusión al deshielo que experimentan los refrigeradores de la mayoría de los venezolanos, en virtud de las reiteradas interrupciones del servicio eléctrico que se vienen produciendo por causa de la ineficiencia gubernamental.
Hemos escuchado con asombro las increíbles excusas ofrecidas en cadena nacional por el Sr Chávez, quien todo lo politiza y justifica siempre en su favor, recurriendo a edulcorados discursos ideológicos, con los que suele frecuentemente culpar de toda cuanta desgracia se produce en el mundo al capitalismo explotador, pero pareciera olvidar lo que les pasa por la mente a millones de sus sufridos conciudadanos; para recordárselo hoy hemos querido expresarle algunas de nuestras frecuentes vivencias ciudadanas.
La manera más elemental que hemos encontrado para intentar expresárselas es respondiéndonos esta pregunta: ¿Qué hacemos normalmente los venezolanos cuando se produce un apagón como los más recientes? –“Depende” respondería nuestra abuelita; -¿Depende de qué? le preguntaríamos; seguramente respondería con lógica: -“De lo que estén haciendo en ese preciso momento”, así de simple.
Siendo sinceros, a estas alturas, la gran mayoría de los venezolanos lo primero que hacemos cuando sufrimos algún apagón es recordarle la progenitora a alguien, luego buscamos una vela, o una linterna para alumbrarnos si es de noche; pero si es de día, lo más probable es que nos encontremos fuera de nuestros hogares procurando el sustento diario. La gran mayoría se encuentra en sus respectivas ocupaciones matutinas, posiblemente sufriendo los rigores de un tráfico caótico producto del apagón; muchos en sus trabajos obligados a suspenderlos, otros trabados en el metro, o encerrados en algún ascensor, los más afortunados en sus casas profiriendo sapos y culebras contra la Compañía eléctrica; los menos frente a televisores apagados soportando la ira porque le interrumpieron su programa televisivo o de radio favorito; todos en general de algún modo afectados en donde se encuentren; no queremos imaginar los centros de salud pública, los quirófanos, las cárceles, las escuelas, las universidades, los organismos públicos en general, las instalaciones de primera necesidad, como cuarteles de bomberos, militares, los comandos policiales en general, los aeropuertos, terminales de pasajeros, puertos y las diversas oficinas públicas y privadas, que ven reducidas y sensiblemente afectadas sus habituales actividades, por causa de estos preocupantes y lamentables siniestros, de los cuales nadie en su sano juicio se alegra (como ha insinuado torpemente paranoicamente el Sr Chávez), y que son cada día más recurrentes, nocivos, perniciosos y calamitosos para toda la sociedad venezolana que los padece sin excepciones ni distinciones político ideológicas.
Pero es en nuestros hogares en donde se encuentran los principales enseres de necesario uso doméstico, y el más importante de ellos, es sin duda el infaltable refrigerador, la nevera que contiene los alimentos perecederos de todas las familias sin importar sus distintos niveles sociales. Es este indispensable artefacto esencial, vital en cada hogar venezolano, el que padece como ninguno el mortífero efecto de los reiterados apagones como consecuencia del pésimo servicio eléctrico.
El Sr Chávez, pareciera olvidar, que esas repetidas fallas, las indeseables crónicas subidas y bajas de la irregular tensión en el voltaje, son las que nos dañan irremisiblemente los distintos aparatos eléctricos que con tanto esfuerzo y sacrificio necesitamos mantener y usar en nuestros hogares; al menos la gran mayoría de sus conciudadanos dispone aunque sea de un pequeño refrigerador para mantener el poco alimento que encuentran; pero todos deseamos tener en casa al menos una gaverita de hielo para enfriar el agua y almacenar la comida que consumimos diariamente. Pareciera que el Sr Chávez no supiera cuanto cuesta hoy en día un motor de una nevera; el compresor de un aire acondicionado, o la reparación de un televisor; total, para eso él tiene quien le cocine en todas partes donde va; pero los del pueblo común, tenemos que hacer cola para conseguir la papa. Además, es sabido que normalmente, los daños y perjuicios que por ese motivo sufrimos los ciudadanos, no los asumen automáticamente los gobiernos en ninguna parte, sino que hay que demandárselos, y demandar a la compañía eléctrica -que es ahora del estado- cuesta el ojo de la cara; amen de que la mayoría de la gente no tiene a veces ni para pagar el servicio eléctrico, sino que a duras penas para medio comer y meterle aunque sea algo a la neverita. Precisamente, ese es el punto, que recuerden que las neveras se deshielan, o se dañan, y es muy importante que alguien por obvio que parezca, en este país se lo enrostre y reclame al irresponsable e indolente gobierno que finge que lo ignora, simula que lo olvida, o prefiere hacerse el desentendido.
Les va a parecer de perogrullo; pero recuerden señores que ejercen temporalmente el gobierno, que las neveras se deshielan, se echan a perder los alimentos, y se queman los compresores. La comida se descompone, se pierde, se daña; escríbanlo como mejor les parezca; pero sepan que también se deshielan los sueños, los anhelos y las aspiraciones legítimas del sufrido pueblo venezolano, cada vez que tenemos que padecer las ya interminables fallas del servicio eléctrico en todo el país.
¿Sabrá el Sr Chávez que aquí últimamente lo único que se está enfriando es el otrora respaldo popular (jamás incondicional ni eterno) del que suele hacer alarde? porque tanto las neveras y los venezolanos están muy calientes, porque padecen el deshielo, que él muy pronto terminará por sentir en cada célula de su cuerpo. Es el deshielo por la profunda calentera que siente el pueblo venezolano por tanta evidente indolencia, por tener que soportar los frecuentes pretextos y la ausencia de soluciones eficaces.
Se está produciendo en Venezuela un deshielo, que no es precisamente el del hielo de las neveras, sino que se están progresivamente derritiendo y deshaciendo también paralelamente, los llamados “irrompibles e insolubles lazos afectivos” del pueblo con un seudo líder endiosado y prepotente, que vive como un turista millonario viajando por el mundo mientras su pueblo está en crisis; pretendiendo “salvar al mundo del recalentamiento global”, en su supuesta lucha titánica dizque libra “heroicamente contra el imperio gringo capitalista explotador, esclavizante, salvaje y devorador de los hombres”, mientras va distribuyendo la riqueza de todos los venezolanos (¿regalando?), llevando consigo en su maleta obsequiosos presentes a sus aprovechadores socios político ideológicos, como si fuera un furtivo neo San Nicolás y no un jefe de estado de un país en plena crisis político social (energética), donando plantas eléctricas y combustible barato a otros países, desplegando injustificadamente una suerte de deliberada interesada actuación histriónica, que ha emprendido el narciso líder, para publicitarse y promoverse como un filántrapo político, un falso redentor social, un Mesías atípico, que se cree providencial, y que en su afán de perpetuarse en el poder está dispuesto a "todo" -según ha confesado- incluso, a repartir dispendiosamente la energía proveniente del petróleo, que en realidad nos pertenece a todos los venezolanos, pero que usa como arma política por todo el continente y “el mundo mismo” aspirando a ser considerado como un auténtico adalid de los pobres, pero que ni siquiera sabe como resolver el grave problema de insuficiencia de energía interno que le ha explotado en la cara, ni puede garantizarnos eléctricidad confiable, adecuadamente como debería y le corresponde, para mantener permanentemente funcionando y en buen estado nuestros refrigeradores y artefactos eléctro domésticos indispensables para vivir dignamente. Nuestras neveras por el contrario experimentan el constante deshielo y frecuentes costosas averías; mientras aquí en Venezuela estamos padeciendo por culpa de su intragable arrogancia, su irresponsabilidad, por la falta de indispensables y lógicas previsiones, que debería tomar cualquier jefe de estado sensato, graves carencias y calamidades sin necesidad; por causa de su inexplicable política suicida, que aplica insólitamente el Sr Chávez ante el asombro de su pueblo hambriento, que no es otra que la de pretender expandir delictivamente (Léase: Peculado de uso; malversación de fondos; abuso de poder; extralimitación de funciones) su seudo revolución a expensas de los dineros, el dolor y la miseria del pueblo venezolano. Es decir, que por culpa de la megalomanía y ceguera de Chávez, debemos sufrir aquella máxima popular que dice que “en casa de herrero cuchillo de palo”; lo que supone que a los dueños de "la principal reserva energética del mundo hay que aplicarnos la frase que dice: “luz para el vecino y oscuridad para nuestra casa”, ¿la consecuencia?, el deshielo.
Advertimos que esta crónica no abordará el tema del deshielo de los polos por causa de denominado efecto invernadero, no hablaremos del fenómeno del recalentamiento global. El presente artículo lo hemos titulado con la palabra "deshielo", en clara alusión al deshielo que experimentan los refrigeradores de la mayoría de los venezolanos, en virtud de las reiteradas interrupciones del servicio eléctrico que se vienen produciendo por causa de la ineficiencia gubernamental.
Hemos escuchado con asombro las increíbles excusas ofrecidas en cadena nacional por el Sr Chávez, quien todo lo politiza y justifica siempre en su favor, recurriendo a edulcorados discursos ideológicos, con los que suele frecuentemente culpar de toda cuanta desgracia se produce en el mundo al capitalismo explotador, pero pareciera olvidar lo que les pasa por la mente a millones de sus sufridos conciudadanos; para recordárselo hoy hemos querido expresarle algunas de nuestras frecuentes vivencias ciudadanas.
La manera más elemental que hemos encontrado para intentar expresárselas es respondiéndonos esta pregunta: ¿Qué hacemos normalmente los venezolanos cuando se produce un apagón como los más recientes? –“Depende” respondería nuestra abuelita; -¿Depende de qué? le preguntaríamos; seguramente respondería con lógica: -“De lo que estén haciendo en ese preciso momento”, así de simple.
Siendo sinceros, a estas alturas, la gran mayoría de los venezolanos lo primero que hacemos cuando sufrimos algún apagón es recordarle la progenitora a alguien, luego buscamos una vela, o una linterna para alumbrarnos si es de noche; pero si es de día, lo más probable es que nos encontremos fuera de nuestros hogares procurando el sustento diario. La gran mayoría se encuentra en sus respectivas ocupaciones matutinas, posiblemente sufriendo los rigores de un tráfico caótico producto del apagón; muchos en sus trabajos obligados a suspenderlos, otros trabados en el metro, o encerrados en algún ascensor, los más afortunados en sus casas profiriendo sapos y culebras contra la Compañía eléctrica; los menos frente a televisores apagados soportando la ira porque le interrumpieron su programa televisivo o de radio favorito; todos en general de algún modo afectados en donde se encuentren; no queremos imaginar los centros de salud pública, los quirófanos, las cárceles, las escuelas, las universidades, los organismos públicos en general, las instalaciones de primera necesidad, como cuarteles de bomberos, militares, los comandos policiales en general, los aeropuertos, terminales de pasajeros, puertos y las diversas oficinas públicas y privadas, que ven reducidas y sensiblemente afectadas sus habituales actividades, por causa de estos preocupantes y lamentables siniestros, de los cuales nadie en su sano juicio se alegra (como ha insinuado torpemente paranoicamente el Sr Chávez), y que son cada día más recurrentes, nocivos, perniciosos y calamitosos para toda la sociedad venezolana que los padece sin excepciones ni distinciones político ideológicas.
Pero es en nuestros hogares en donde se encuentran los principales enseres de necesario uso doméstico, y el más importante de ellos, es sin duda el infaltable refrigerador, la nevera que contiene los alimentos perecederos de todas las familias sin importar sus distintos niveles sociales. Es este indispensable artefacto esencial, vital en cada hogar venezolano, el que padece como ninguno el mortífero efecto de los reiterados apagones como consecuencia del pésimo servicio eléctrico.
El Sr Chávez, pareciera olvidar, que esas repetidas fallas, las indeseables crónicas subidas y bajas de la irregular tensión en el voltaje, son las que nos dañan irremisiblemente los distintos aparatos eléctricos que con tanto esfuerzo y sacrificio necesitamos mantener y usar en nuestros hogares; al menos la gran mayoría de sus conciudadanos dispone aunque sea de un pequeño refrigerador para mantener el poco alimento que encuentran; pero todos deseamos tener en casa al menos una gaverita de hielo para enfriar el agua y almacenar la comida que consumimos diariamente. Pareciera que el Sr Chávez no supiera cuanto cuesta hoy en día un motor de una nevera; el compresor de un aire acondicionado, o la reparación de un televisor; total, para eso él tiene quien le cocine en todas partes donde va; pero los del pueblo común, tenemos que hacer cola para conseguir la papa. Además, es sabido que normalmente, los daños y perjuicios que por ese motivo sufrimos los ciudadanos, no los asumen automáticamente los gobiernos en ninguna parte, sino que hay que demandárselos, y demandar a la compañía eléctrica -que es ahora del estado- cuesta el ojo de la cara; amen de que la mayoría de la gente no tiene a veces ni para pagar el servicio eléctrico, sino que a duras penas para medio comer y meterle aunque sea algo a la neverita. Precisamente, ese es el punto, que recuerden que las neveras se deshielan, o se dañan, y es muy importante que alguien por obvio que parezca, en este país se lo enrostre y reclame al irresponsable e indolente gobierno que finge que lo ignora, simula que lo olvida, o prefiere hacerse el desentendido.
Les va a parecer de perogrullo; pero recuerden señores que ejercen temporalmente el gobierno, que las neveras se deshielan, se echan a perder los alimentos, y se queman los compresores. La comida se descompone, se pierde, se daña; escríbanlo como mejor les parezca; pero sepan que también se deshielan los sueños, los anhelos y las aspiraciones legítimas del sufrido pueblo venezolano, cada vez que tenemos que padecer las ya interminables fallas del servicio eléctrico en todo el país.
¿Sabrá el Sr Chávez que aquí últimamente lo único que se está enfriando es el otrora respaldo popular (jamás incondicional ni eterno) del que suele hacer alarde? porque tanto las neveras y los venezolanos están muy calientes, porque padecen el deshielo, que él muy pronto terminará por sentir en cada célula de su cuerpo. Es el deshielo por la profunda calentera que siente el pueblo venezolano por tanta evidente indolencia, por tener que soportar los frecuentes pretextos y la ausencia de soluciones eficaces.
Se está produciendo en Venezuela un deshielo, que no es precisamente el del hielo de las neveras, sino que se están progresivamente derritiendo y deshaciendo también paralelamente, los llamados “irrompibles e insolubles lazos afectivos” del pueblo con un seudo líder endiosado y prepotente, que vive como un turista millonario viajando por el mundo mientras su pueblo está en crisis; pretendiendo “salvar al mundo del recalentamiento global”, en su supuesta lucha titánica dizque libra “heroicamente contra el imperio gringo capitalista explotador, esclavizante, salvaje y devorador de los hombres”, mientras va distribuyendo la riqueza de todos los venezolanos (¿regalando?), llevando consigo en su maleta obsequiosos presentes a sus aprovechadores socios político ideológicos, como si fuera un furtivo neo San Nicolás y no un jefe de estado de un país en plena crisis político social (energética), donando plantas eléctricas y combustible barato a otros países, desplegando injustificadamente una suerte de deliberada interesada actuación histriónica, que ha emprendido el narciso líder, para publicitarse y promoverse como un filántrapo político, un falso redentor social, un Mesías atípico, que se cree providencial, y que en su afán de perpetuarse en el poder está dispuesto a "todo" -según ha confesado- incluso, a repartir dispendiosamente la energía proveniente del petróleo, que en realidad nos pertenece a todos los venezolanos, pero que usa como arma política por todo el continente y “el mundo mismo” aspirando a ser considerado como un auténtico adalid de los pobres, pero que ni siquiera sabe como resolver el grave problema de insuficiencia de energía interno que le ha explotado en la cara, ni puede garantizarnos eléctricidad confiable, adecuadamente como debería y le corresponde, para mantener permanentemente funcionando y en buen estado nuestros refrigeradores y artefactos eléctro domésticos indispensables para vivir dignamente. Nuestras neveras por el contrario experimentan el constante deshielo y frecuentes costosas averías; mientras aquí en Venezuela estamos padeciendo por culpa de su intragable arrogancia, su irresponsabilidad, por la falta de indispensables y lógicas previsiones, que debería tomar cualquier jefe de estado sensato, graves carencias y calamidades sin necesidad; por causa de su inexplicable política suicida, que aplica insólitamente el Sr Chávez ante el asombro de su pueblo hambriento, que no es otra que la de pretender expandir delictivamente (Léase: Peculado de uso; malversación de fondos; abuso de poder; extralimitación de funciones) su seudo revolución a expensas de los dineros, el dolor y la miseria del pueblo venezolano. Es decir, que por culpa de la megalomanía y ceguera de Chávez, debemos sufrir aquella máxima popular que dice que “en casa de herrero cuchillo de palo”; lo que supone que a los dueños de "la principal reserva energética del mundo hay que aplicarnos la frase que dice: “luz para el vecino y oscuridad para nuestra casa”, ¿la consecuencia?, el deshielo.
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