sábado, noviembre 15, 2008

"La letra chiquita" ("...vamos a orinarnos en su pistola...")

POR:FAUSTO MASÓ / El Método del Discurso

A los pesimistas les sobran manos para contar los futuros gobernadores de la oposición; a los optimistas les faltan. Eso sí: si su hijo quiere dedicarse a la política, recomiéndele que funde una encuestadora no un partido. Pongan el ojo en la letra chiquita de los resultados electorales. A Chávez le caerá como una patada en las mismas un triunfo abrumador de Henry Falcón o de Reyes; tampoco le arrancará una sonrisa cada voto a favor del PPT, o del Partido Comunista. Si gana las elecciones, preparará su referéndum para gobernar hasta fin de siglo; caso contrario, jugará la carta Putin y buscará su Mediev, ¿una mujer? Chávez ha nombrado mujeres en el CNE, la Fiscalía, el tribunal Supremo, la Asamblea. A partir del domingo 23 habrá un juego a tres: oposición, chavismo oficial y chavismo extraoficial. De elección en elección el chavismo oficial se diluirá como una lágrima en la arena. Una recomendación: no canten fraude antes de tiempo, no desalienten a los electores. Por el Centro Plaza cada mañana pasan los burócratas con los equipos portátiles para cedular. Ganará las elecciones quien lleve a votar a sus partidarios. Si la clase media vota, Miranda se gana de calle. ¿Dónde habrá más abstencionistas? ¿En las filas del chavismo o de la oposición? De la respuesta a esta pregunta dependen los resultados electorales Otra pregunta, ¿cuándo Radio Rochela presentará un programa sobre las amenazas del Presidente? Viviremos en otra Venezuela el día que los humoristas como voceros de la oposición miren al cielo en busca de los aviones rusos prestos a bombardear Caracas. Hay dos respuestas posibles a los discursos de Chávez, invitarlo a salir a la calle a caernos a coñazos, exigirle que dispare, amenazarle con que vamos a orinarnos en su pistola o, en cambio, lanzar una carcajada que se oiga en la luna. Esta autocracia es como el elefante de la canción que se mece sobre el hilo de una araña. Con el petróleo a 50 dólares Chávez no podrá gobernar. Pobre de la oposición si le toca con ese precio llegar a Miraflores: habría que rezar para que Chávez aguantara hasta el 2012 para ver si en esos años se articula un movimiento capaz de recuperar moralmente al país, superar la frivolidad, tomar las cosas en serio... El final del chavismo, hoy, o mañana, pondrá al desnudo las limitaciones de la oposición. Descubriremos que no todo se reduce a Chávez, al contrario: de cierta forma, como afirma Adriana Pedroza, todos llevamos nuestro chavecito por dentro La arbitrariedad, el abuso, la frivolidad de este Gobierno no nacieron del aire, sino de una cultura que, por ejemplo, supone que basta con salir de Chávez para que seamos felices. ¡Qué va! ¿Por qué Raúl Castro viaja primero a Brasilia que a Caracas, mientras tanto Lula se reúne con Berslusconi? Se está cocinando en el mundo una nueva arquitectura financiera. Mientras tanto, a velocidad sideral, Chávez se transforma en una curiosidad tropical y a Ecuador y a Argentina les llega el agua al cuello. Chávez daría la vida por estar en Miraflores cuando el barril vuelva a los 100 dólares. ¿Dentro de dos años, tres, cinco? Todo lo que baja sube.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eli Bravo


Sin temor
Noviembre 15, 2008
Este 23N los venezolanos tenemos la oportunidad de votar por el futuro. No por el pasado.

Todo padre que ha mantenido su autoridad a costa de amenazas sabe muy bien que llega el momento cuando sus hijos crecen y le pierden el miedo. Entonces sucede la rebelión y la independencia. Así, la imagen inquebrantable y atemorizante se convierte en caricatura de sí misma. Los vástagos descubren su lugar en el mundo, más allá del castrador que ante la falta de argumentos se refugia en la fuerza.

Hugo Chávez está sufriendo la adolescencia de sus revolucionarios.

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Hombre fuerte y autoritario, el Presidente ha visto cómo se le esfumó el año en una lucha por mantener a los suyos dentro del redil. Primero le dieron la espalda ante la reforma constitucional; luego se desbandaron según sus intereses, a veces haciendo migas con la oposición y en otros casos descubriendo que más vale estar solo que mal acompañado. Ahora pareciera que los más díscolos rehúsan a vestirse de rojo. El Pater Partidus vocifera y se ofusca, pero cada vez más sus ataques parecen una nube de vapor y polvo. Basta observar las cadenas presidenciales convertidas en actos partidistas para certificar que Chávez no mete miedo.

¿Significa esto que perdió el poder? De ninguna manera. El Presidente sigue siendo la figura más fuerte, y su familia bolivariana, el clan mejor organizado del país. Pero sus mejores tiempos parecieran quedar atrás. Si a partir de 2002 logró engordar sus vacas políticas, y desde el 2004 las económicas, ahora el ganado promete carnes magras: 2009 se perfila como un año de cuentas desajustadas y militancia en desbandada.

Este 23 de noviembre los venezolanos tenemos la oportunidad de votar por el futuro. No por el pasado, por los cuarenta años de puntofijsmo o la década revolucionaria. Tampoco por el presente de amenazas vacías y rivalidades entre candidatos. En realidad, el voto de cada venezolano puede convertirse en una expresión de verdadera adultez ciudadana: una señal de independencia que apunte a una democracia transparente y plural, orientada hacia el desarrollo y el respeto de las instituciones.

Todo venezolano tiene derecho a sus preferencias y a sus opiniones. Y el domingo 23, todo ciudadano mayor de 18 años tiene la oportunidad de votar sin miedo a las consecuencias o a lo que podrían arrebatarle. Ese día podrá votar por el país que desea construir. Libre, sin temerle a un padre que recurre a las amenazas porque olvidó otras formas de comunicarse y merecer respeto.