domingo, febrero 07, 2010

"¡Cambio y fuera!"("...lo mejor para el país es que Chávez salga de la presidencia, que renuncie, que lo enjuicien; no mañana sino ya...")


POR:CARLOS BLANCO/TIEMPO DE PALABRA.

“Mentir como oficio tiene ventajas, pero como estrategia oficial tiene altísimos costos”

¡Cambio y fuera!
Chávez tiene un problema de credibilidad. Poco a poco el líder se muestra como un mentirosillo, incapaz de disimular el crecimiento de su espina nasal.
Lo que antes defendía ahora es pecado; lo que antes era pecado se acepta como lo más natural. Allí está la terrible inconsistencia que le apolilla la popularidad. Mentir como oficio tiene ventajas, pero como estrategia oficial tiene costos que sobrepasan magras ganancias.

Exordio breve e inofensivo. La decadencia de los partidos políticos y presidentes en las décadas recientes se atribuye en diversos estudios a su (aparente) súbito cambio político-ideológico. Unos cuantos de éstos fueron reemplazados electoralmente o mediante “flexibilizaciones” de la Constitución porque perdieron su base de apoyo. En Venezuela, el gobierno de Carlos Andrés Pérez terminó sepultado en la impopularidad y finalmente derrocado con la inestimable ayuda de su propio partido, porque la opinión pública apreció que aquel personaje de la década de los 70, promotor del pleno empleo y la abundancia, volvía a gobernar con un programa de austeridades y cambios que se estimaron inaceptables. Sin contar con el Caracazo, que mostró que la paciencia social había llegado al límite.

Luego vino el gobierno de Rafael Caldera, que sufrió suerte similar. El hombre llegó a gobernar contra la política de ajustes de CAP y para liberar al país del bipartidismo, de lo cual su propia elección era una muestra. Al final, su gobierno adoptó el neoliberalismo y terminó sostenido por AD dejando en el camino los jirones de Convergencia y del chiripero. En ambos casos, al margen de la conveniencia o necesidad de los cambios o incluso de su timidez, los electores percibieron esas gestiones como nefastas al observar una contradicción entre lo que se ofrecía y lo que se hacía. Véanse algunas de las contradicciones bolivarianas:Los Golpistas. Los voceros oficiales se extasían en su reiterada denuncia de los opositores tildándolos de golpistas. Sin embargo, en Venezuela los golpistas convictos son los que gobiernan. Ellos mostraron que con determinados argumentos intentar tumbar a un presidente es un acto patriótico. Existe entonces una clara disonancia entre aclamar un golpe, como se ha hecho esta semana, y condenarlo. Si los otros son golpistas, en verdad ¿son tan malos? ¿O será que hay golpes buenos?

Desórdenes Callejeros. Los sapos oficiales farfullan con frecuencia en contra de los grupos protestatarios que obstaculizan el libre tránsito y hasta lanzan piedras en las calles contra los represores. ¡Habrase visto! Son -aseguran- manifestaciones sin los debidos permisos que violan varios artículos de varias leyes, incluida la de las buenas costumbres. Estas zonceras son sostenidas por altos funcionarios, veteranos del relajo callejero, encapuchados quemacarros, tirapiedras profesionales, vagos de bajas calificaciones y algunos de varios muertos encima.La Denuncia. Los dos personajes que representaron la denuncia en los postreros tiempos de la democracia fueron Alfredo Peña y José Vicente Rangel. Este último sostenía como tesis oficial, cuando se le requerían pruebas de sus denuncias, que él no era policía; que él denunciaba y que los organismos correspondientes debían investigar. Esta tesis fue aplaudida como principio fundador del periodismo por la corte oficial actual. La sorpresa es que los acusados de esta época, ateridos y despelucados, se suben al taburete a reclamar las pruebas de lo que dicen los periodistas, con análisis de ADN, huellas digitales y pistola humeante incluidos. ¡Cómo se puede jugar con el honor de las personas!, exclaman los mismos que hicieron peloticas de papilla con el honor de otros.
La Clase Obrera. Para la izquierda eran sagradas las luchas de la clase obrera y de los trabajadores en general; su derecho a huelga, intocable. Los gobiernos que atacaban las huelgas eran denunciados como agentes de la burguesía nacional e internacional. Los que ayer aplaudían, trocados en circunspectos hombres de Estado, les da un sofoco cada vez que hay una huelga porque -argumentan- la mano oscura de los desestabilizadores es lo único que puede explicar el descontento.

¡Qué Se Vaya! Las ganas de salir de un presidente no son nuevas. En Venezuela se crearon movimientos para promover la salida de Pérez y luego de Caldera. Eso era parte de lo normal. No sólo esto, sino que se urdieron redes con civiles y militares para provocarlas. El propio Chávez intentó salir de CAP por la vía de despacharlo al otro mundo, y luego planteó con vehemencia la renuncia de Caldera. Ahora a estos mismos zánganos les da un vahído cuando grupos e individualidades consideran que lo mejor para el país es que Chávez salga de la presidencia, que renuncie, que lo enjuicien; no mañana sino ya.

Las Cúpulas Podridas. La más vieja de las historias de los actuales redentores es la que se refiere al horror que le profesaban a las burocracias que concentraban el poder en los partidos y, por esta vía, en el país. Los venezolanos -decían- están asfixiados por las cúpulas podridas. Resulta que ahora las cúpulas han sido sustituidas por una sola cúpula, unipersonal, en la cual la única discusión posible es la de yo-con-yo. Los militantes del PSUV no sólo viven la opresión de la cúpula que es y representa Chávez, sino que además carecen de libertad para disentir.

La Represión. La guinda de la torta es la justificación de la represión y cómo la exhiben sin contención. Resultó patético ver en VTV al siniestro coronel Benavides de la GN cuando mostraba sus instrumentos de represión, eso sí, con rostro humano. En Venezuela hubo gobiernos represivos pero no se jactaban de su acción. Los de hoy lo hacen con total impudicia, con la sinvergüencería de los sapos, de los que saben que no tienen regreso. Hace años se desgañitaban: “Las calles son del pueblo y no de la policía”; ahora recitan: las calles son de nosotros y no de los demás.Economía Popular. Las tesis que prevalecían entre los que hoy son dueños del país eran los de promover una economía al servicio del pueblo, capaz de enfrentarse a las tesis empobrecedoras del neoliberalismo. Hoy, con la inflación más alta de América Latina, con la moneda devaluada, con Pdvsa arruinada, sin agua y sin luz, los próceres tienen la avilantez de decir que esto es progreso, socialismo u otra pamplina parecida. Y no les da pena alguna. Hasta les parece gracioso.

La amnesia comienza a jugarles una mala pasada. No leen la borra del café.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Marta Colomina "Desbandada revolucionaria"

Valdés viene no sólo a reprimir a la oposición, sino a los sospechosos de disidencia en el Gobierno

La prensa nacional -y afortunadamente también la internacional- viene reseñando que tras la represión policial y militar, ahora Chávez recurre también a grupos de choque armados y financiados por su gobierno para contener las pacíficas protestas estudiantiles. Ver que los chamos hacen marchas gigantescas y logran que su pancarta "Chávez tás ponchao" apareciese en todos los medios internacionales (sin un bolívar de presupuesto) y al mismo tiempo comprobar que los 731 medios oficiales no pueden contra el "twittereo" masivo, han destrozado el ego de Chávez. A ese malhumor contribuyen también los resultados de las encuestas (con rechazos del 89% a la cubanización) y las apagadas "concentraciones" del oficialismo, a las que, pese a las amenazas, asisten cada vez menos funcionarios públicos y de los otrora apasionados defensores de la revolución.

La clandestina prensa oficial (no es leída ni por rojitos) se pregunta dónde están los jóvenes revolucionarios que no hacen marchas multitudinarias como las de los "fascistas contrarrevolucionarios". La respuesta es sabida, pero no dicha: Chávez no tiene jóvenes, ni intelectuales, ni dirigentes populares y laborales de garra. Mientras los tres últimos años hemos visto desfilar a tres generaciones distintas de estudiantes enarbolando la bandera de la libertad de expresión, de la democracia y la convivencia, el Gobierno exhibe como "estudiantes" a las pocas caras de siempre, incrustadas en la nómina pública y repitiendo las mismas desgastadas consignas

Visiblemente inepto para desactivar el polvorín social que podría estallar en cualquier momento (como el de la electricidad) Chávez decide importar al sanguinario Ramiro Valdés (no en vano llamado "charco de sangre" por quienes lograron sobrevivir a sus criminales torturas) para que comande a los "65 mil cubanos que copan las áreas claves del país" (El Universal 04-02-2010). Aunque se dice oficialmente que el torturador Valdés viene "para asesorar a Chávez en materia eléctrica" (labor para la cual no tiene calificación pues Cuba ha vivido 50 años a oscuras, en medio de la represión y el hambre del pueblo), lo cierto es que a tal asesino se le conoce como "el gran censor" por su experiencia como ministro de Informática y Comunicaciones de Cuba. Valdés (quien ahora dará otro mordisco para su empresa Copextel, la misma que vendió la chatarra para las emisoras "comunitarias") llega a pocos días de que Chávez ordenase el control del "terrorismo" de Internet, en vista del extraordinario impulso ciudadano a las redes sociales que muestran la represión, corrupción e ineficacia del desbarrancado gobierno, a diferencia de los autocensurados medios tradicionales.

Mientras se sienten los primeros efectos de la devaluación en el desabastecimiento (leche, café, aceites, harina de maíz, autopartes, etc.), agravados porque Cadivi no ha dado un dólar este año para importaciones; la inseguridad campea; la crisis eléctrica no tiene solución a corto plazo y Pdvsa ha incrementado su deuda financiera 476% en cinco años, la obsesión de Chávez es permanecer 22 años más en el poder a costa de lo que sea. ("He cumplido 5 veces 11 y los próximos 11 (&) tendré 22 como Presidente (...l.) y en los otros 11 que vienen serían 77 años y 33 como Presidente").

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Anónimo dijo...

Marta Colomina "Desbandada revolucionaria" (Continuación)

El descontento es masivo y contagia también a los "revolucionarios". El Comité Central del PCV advierte esta semana que "la situación tiende a complicarse con males como la falta de planificación, el clientelismo, el aumento de la burocracia (&) la ineficiencia, el amparo de la corrupción, las fallas en seguridad, salud, agua y electricidad (&), la quiebra de varios bancos seriamente comprometidos en corrupción, lavado de dinero y, lo más grave, el manejo de activos gubernamentales (...). La devaluación (&) y la existencia de sectores burgueses medrando dentro del Gobierno y buscando afianzar sus privilegios obtenidos a través de la corrupción (...). "Desde el MT se impide el derecho a huelga declarando ilegales los conflictos y liquidando las demandas de los trabajadores. Continúan los despidos masivos y la persecución hacia las organizaciones sindicales que no comparten la política del Gobierno o tiene diferencias con el PSUV". (El Nacional 30-01-2010).

Después de recibir el regaño de Chávez porque no reprimía a los estudiantes larenses y ver su policía arrebatada por el MIJ, el gobernador Henry Falcón hizo caso omiso de la advertencia presidencial y se reunió con los jóvenes: "En mi Estado -dijo- caben los que piensan distinto". La radicalización aumenta la discrepancia. Así que el sanguinario Valdés viene no sólo a espiar, censurar y reprimir a la oposición, sino a los sospechosos de disidencia en el Gobierno, que crecen como la verdolaga.