POR: ARCANGEL VULCANO.
El ejercicio de la difícil y compleja actividad política, supone comprender que en la ciencia de la política no existen verdades absolutas; por tanto, el resultado de ningún evento político puede ser considerado de forma preestablecida; todo puede ocurrir, cualquier nuevo acontecimiento podría hacer cambiar diametralmente la percepción que se tenga sobre determinada situación. De tal manera, que no deberíamos anticiparnos jamás, ni hacer predicciones políticas, en base al estudio de escenarios preconcebidos. Porque podría ocurrir por ejemplo, que algún hecho político impredecible, pudiera impactar grandemente en la vida ciudadana e influir decisivamente en cambiar la historia de todo un país en un instante.
La lucha política es muy árida y no siempre gratificante, por eso pensamos que en la actualidad, luego del análisis de la conflictiva y explosiva situación política venezolana, suficientemente evaluada, ante los difíciles dilemas que se plantean los diversos opositores al régimen, y que parecieran estarse formulando por distintos analistas, que se debaten entre ¿votar, abstenerse o confrontar? como posibles alternativas y soluciones para dirimir la crisis política nacional.
Pensamos sinceramente, que lo más conveniente y recomendable para el país y la diversa, plural y ya mayoritaria oposición, que integra la sociedad democrática venezolana, es que resista estoicamente las tentaciones de abstenerse de participar en las próximas elecciones para elegir la nueva Asamblea nacional (está demostrado que sería un error), así como, evitar a todo evento, caer ingenuamente en las trampas y provocaciones del gobierno, que la incitan a precipitarse en una inconveniente y suicida confrontación armada, sería la guerra fraticida (partida de dominó ganada no se tranca); pero mientras trabaja fuertemente políticamente para consolidarse, logrando adecuadamente reagruparse, organizarse, articularse y cohesionarse, actuando muy coordinadamente mediante el comando de un liderazgo colectivo, y paralelamente diseñando un programa alternativo al oficialista, que sea creíble, viable y posible, que les permita esperanzar y movilizar eficazmente a la población democrática para votar en las próximas elecciones, concientes de que es probable no lograr los resultados necesarios aspirados, en virtud de que el evento electoral será muy reñido y de pronóstico reservado; pero además, la lucha política no concluirá el día en que escojamos una nueva Asamblea Nacional, incluso ganando la oposición, el gobierno actual continuaría en el ejercicio del poder, lo cual supone un esfuerzo continuo e interminable, para prepararse a enfrentar otros futuros próximos desafíos electorales como el del año dos mil doce, en el que estará en disputa la presidencia de la república.
Es muy obvio, que el desafío y el riesgo electoral es muy grande frente al brutal y desproporcionado poder y ventajismo del régimen; pero el camino a escoger entre votar, abstenerse o confrontar, debería ser el pacífico y electoral, el de votar, aun estando consientes de las intenciones fraudulentas del gobierno; asumiendo que las organizaciones partidistas de la oposición junto a la sociedad civil, deben como nunca entrenarse, prepararse y adiestrarse para presentar una indoblegable resistencia cívica frente a los descarados y cínicos conocidos métodos fraudulentos oficiales.
Esta lucha no será fácil jamás. Será muy dura, cruenta, compleja; pero debería ser librada a todo evento aún a riesgo de no ganarla; pero la sociedad democrática debe combatir políticamente trazándose como objetivo posible lograr triunfar electoralmente, persiguiendo preservar la democracia y garantizándonos a todos el ejercicio libre y pleno de nuestros legítimos derechos.
La propia naturaleza de la conformación integral de la oposición, la caracterizan como diversa, plural, vario pinta, multicolor, en ella conviven disímiles tendencias ideológicas y es lógico que así sea, pero su propia condición democrática le dificultan muchísimo su tarea de cohesionarse, organizarse, unificarse, de dirigirla adecuadamente y más aún, de liderarla con acierto y sabiduría, de conducirla firmemente hacia la conquista del triunfo; no obstante, deben los opositores hacer un esfuerzo esencial y vital, sin distraerse en pleitos estériles, que conlleve a presentar sin dilación candidaturas unitarias, con reales posibilidades de ganar y aglutinar a los distintos factores que conforman el universo mayoritario opositor al régimen. De lograrlo, el gobierno tendría al frente a un país opositor decidido, firme e indoblegable, que se le convertiría en una poderosa e indestructible muralla infranqueable, que sabría y podría actuar eficazmente para contener sus develados intentos totalitarios y autocráticos.
El ejercicio de la difícil y compleja actividad política, supone comprender que en la ciencia de la política no existen verdades absolutas; por tanto, el resultado de ningún evento político puede ser considerado de forma preestablecida; todo puede ocurrir, cualquier nuevo acontecimiento podría hacer cambiar diametralmente la percepción que se tenga sobre determinada situación. De tal manera, que no deberíamos anticiparnos jamás, ni hacer predicciones políticas, en base al estudio de escenarios preconcebidos. Porque podría ocurrir por ejemplo, que algún hecho político impredecible, pudiera impactar grandemente en la vida ciudadana e influir decisivamente en cambiar la historia de todo un país en un instante.
La lucha política es muy árida y no siempre gratificante, por eso pensamos que en la actualidad, luego del análisis de la conflictiva y explosiva situación política venezolana, suficientemente evaluada, ante los difíciles dilemas que se plantean los diversos opositores al régimen, y que parecieran estarse formulando por distintos analistas, que se debaten entre ¿votar, abstenerse o confrontar? como posibles alternativas y soluciones para dirimir la crisis política nacional.
Pensamos sinceramente, que lo más conveniente y recomendable para el país y la diversa, plural y ya mayoritaria oposición, que integra la sociedad democrática venezolana, es que resista estoicamente las tentaciones de abstenerse de participar en las próximas elecciones para elegir la nueva Asamblea nacional (está demostrado que sería un error), así como, evitar a todo evento, caer ingenuamente en las trampas y provocaciones del gobierno, que la incitan a precipitarse en una inconveniente y suicida confrontación armada, sería la guerra fraticida (partida de dominó ganada no se tranca); pero mientras trabaja fuertemente políticamente para consolidarse, logrando adecuadamente reagruparse, organizarse, articularse y cohesionarse, actuando muy coordinadamente mediante el comando de un liderazgo colectivo, y paralelamente diseñando un programa alternativo al oficialista, que sea creíble, viable y posible, que les permita esperanzar y movilizar eficazmente a la población democrática para votar en las próximas elecciones, concientes de que es probable no lograr los resultados necesarios aspirados, en virtud de que el evento electoral será muy reñido y de pronóstico reservado; pero además, la lucha política no concluirá el día en que escojamos una nueva Asamblea Nacional, incluso ganando la oposición, el gobierno actual continuaría en el ejercicio del poder, lo cual supone un esfuerzo continuo e interminable, para prepararse a enfrentar otros futuros próximos desafíos electorales como el del año dos mil doce, en el que estará en disputa la presidencia de la república.
Es muy obvio, que el desafío y el riesgo electoral es muy grande frente al brutal y desproporcionado poder y ventajismo del régimen; pero el camino a escoger entre votar, abstenerse o confrontar, debería ser el pacífico y electoral, el de votar, aun estando consientes de las intenciones fraudulentas del gobierno; asumiendo que las organizaciones partidistas de la oposición junto a la sociedad civil, deben como nunca entrenarse, prepararse y adiestrarse para presentar una indoblegable resistencia cívica frente a los descarados y cínicos conocidos métodos fraudulentos oficiales.
Esta lucha no será fácil jamás. Será muy dura, cruenta, compleja; pero debería ser librada a todo evento aún a riesgo de no ganarla; pero la sociedad democrática debe combatir políticamente trazándose como objetivo posible lograr triunfar electoralmente, persiguiendo preservar la democracia y garantizándonos a todos el ejercicio libre y pleno de nuestros legítimos derechos.
La propia naturaleza de la conformación integral de la oposición, la caracterizan como diversa, plural, vario pinta, multicolor, en ella conviven disímiles tendencias ideológicas y es lógico que así sea, pero su propia condición democrática le dificultan muchísimo su tarea de cohesionarse, organizarse, unificarse, de dirigirla adecuadamente y más aún, de liderarla con acierto y sabiduría, de conducirla firmemente hacia la conquista del triunfo; no obstante, deben los opositores hacer un esfuerzo esencial y vital, sin distraerse en pleitos estériles, que conlleve a presentar sin dilación candidaturas unitarias, con reales posibilidades de ganar y aglutinar a los distintos factores que conforman el universo mayoritario opositor al régimen. De lograrlo, el gobierno tendría al frente a un país opositor decidido, firme e indoblegable, que se le convertiría en una poderosa e indestructible muralla infranqueable, que sabría y podría actuar eficazmente para contener sus develados intentos totalitarios y autocráticos.
Sería muy difícil -por no decir imposible- que el gobierno pueda hacer un descarado fraude electoral sin ser descubierto y ponerse en evidencia como ilegítimo, y sin sufrir graves consecuencias, si la oposición logra presentarse unida, coherente, organizada, movilizada, y si consigue involucrar a todo el país y a la comunidad internacional, para que controlen y supervisen rigurosamente todo el proceso electoral; pero además, si puede presentarle al régimen una colosal batalla política electoral eficaz en la calle y en todos los terrenos; desde luego, esa tarea de hecho es muy difícil ejecutarla; pero esa es la lucha política que debemos librar unidos los auténticos demócratas -mientras se pueda- de eso se trata, no de otra cosa, esos no son juegos ni conchas de ajo, porque en realidad los venezolanos nos estamos hoy jugando nuestro destino como nación democrática y libre, están en riesgo nuestros derechos legítimos, la vida, la democracia y la libertad; pero no es imposible de lograr un triunfo electoral, si sabemos hacer lo adecuado y lo necesario. Ya el país nacional demostró el dos de diciembre del año dos mil siete, que puede vencer al régimen electoralmente, también en las elecciones para elegir gobernadores y alcaldes; eso es así, porque en la política no existen invencibles, y todos los dirigentes políticos tienen siempre un talón de Aquiles, lo que hay que tener para vencer al gobierno es muy buena puntería, precisión, voluntad y desde luego, liderazgo avasallante, carismático, de ese que no se mendiga, se conquista (líderes hay).¿Que es difícil ganarle al gobierno? ¡claro!...mucho…pero hay que luchar sin doblegarse jamás. ¿Alguien dijo alguna vez, que esto iba a ser muy fácil? ¡No!... ¡Triunfar!
1 comentario:
La abstencion solo favorece al que se encuentra ejerciendo el Poder, asi de simple.
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