viernes, febrero 26, 2010

"El despotismo empieza en casa"


POR:FERNANDO EGAÑA.

En Miraflores no quieren gobernadores, parlamentarios o ministros, sino mandaderos, focas y apuntadores. Y es que el despotismo oficial empieza en casa.

La recién promulgada Ley del Consejo Federal de Gobierno, desvirtúa por completo la figura constitucional del mismo nombre, ya que “des-federaliza” aún más al Estado y concentra más poder en el llamado “comandante-presidente”. Es notorio que la revolución bolivarista ha venido configurando una estructura estatal de mando vertical, personalizado y omnímodo que se asemeja al cacicazgo tribal.
Y todo ello con el adorno de un supuesto “poder popular o comunal”, que también desvirtúa la organización social de base, pues la adscribe y la hace dependiente tanto del presupuesto discrecional como de los lineamientos políticos del PSUV, cuyo jefe único tiene plena soberanía para ordenar a sus anchas. De democrático eso no tiene ni la más lejana silueta.
Tal parece que el gobernador de Lara, Henri Falcón, se cansó de tanta mandonería, y es probable que otros de sus colegas rojos piensen de igual manera. Al fin y al cabo, una cosa es la pertenencia interesada o convicta al oficialismo, y otra es el límite de la paciencia ante el atropello público y continuo del que se ufana el señor Chávez, sobre todo para cargarle a los suyos sus propias y exclusivas culpas.
En estos años de mengua gubernativa, la opinión pública se ha acostumbrado a que el uniformado-gobernante le conmine a la Asamblea cuáles leyes debe aprobar, le señale a la Fiscal cuáles causas debe instruir, y le comunique al Tribunal Supremo cuáles sentencias debe dictar. Es decir, el propio modelo de la personalización del poder o la destrucción del Estado de derecho. Y a quien no le guste, se le aplica el consabido “pa’ fuera” de las rabietas televisivas.
En privado, desde luego, se aprecia un cierto ronroneo de disconformidad entre los destinatarios de las humillaciones, que a veces resultan en renuncias “por motivos personales”. La procesión, en todo caso, se guarda por dentro, y en la medida que se intensifica el proceder despótico, la fila procesional debe alargarse. De allí las amenazas por la eventualidad de saltos de talanquera o cualquier otro tipo de corcoveos políticos.
El delirio llega a los extremos de considerar sospechoso de traición contrarrevolucionaria a los que no cumplan con el rito de rendirle culto a la personalidad del señor Chávez. Muy al estilo de la satrapía cubana, y muy a contravía de la tradición venezolana de pueblo cimarrón.
Debe ser por ello que, aparte de la maquinaria de propaganda, lo otro que también funciona en el “proceso revolucionario” sea el aparato de espionaje y seguridad, cortesía, además, del G-2 antillano.
El proyecto de dominación que se ha venido imponiendo sobre Venezuela tiene un primer ámbito de férreo control: el oficialismo mismo en cabeza de sus principales personeros, sean gobernadores, alcaldes, ministros, generales, diputados, magistrados y demás encumbrados funcionarios. El señor Chávez les espeta que sin él no tienen vida, y ojalá que algunos demuestren que no necesariamente es así.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fausto Masó: Renacoco

Como Chávez perdió las elecciones en Táchira, le dio la patada a la mesa. Está olvidando que tanto va la pata a la mesa que se rompe; la pata, claro. Además, en vivo y en directo los tachirenses compararán a partir de ahora las autoridades legítimas con las espurias.


Miraflores intenta exasperarnos con los “exprópiese”.

Puro aguaje barato. Volvieron la General Electric y Chevron por la puerta grande. El gobierno actuó con la misma sensatez que cuando encargó construir el viaducto de la Guaira a una gran empresa venezolana.

Gracias a la abstención, Chávez vivía en el mejor de los mundos. Voto a voto, municipio a municipio, estado a estado, hay que convertir al chavismo en una minoría y convencer a los chavistas que nadie quiere excluirlos.

Todo lo contrario.

El intento de dar otra patada después del 26 de septiembre lo dejará cojo para toda la vida. En el Táchira ensaya su estrategia frente a la derrota electoral: reemplazar las autoridades legítimas, la propia Asamblea, con los consejos comunales, la Red Nacional de Concejos Comunales (Renacoco), un nombre que suena a gonococo.

Chávez seguirá acusando de golpistas a la oposición mientras da los golpes de Estado; sueña con una buena guarimba. Hasta ahora la unidad ha sido electoral, mañana se volverá nacional.

Los partidos están aprendiendo a dialogar con el resto de la sociedad. A partir de septiembre, participarán en la unidad las universidades, los sindicatos, los intelectuales, la sociedad civil. A nadie le escandalizará ver marchar juntos a Julio Borges, Ramos Allup, Barboza, y a dirigentes estudiantiles, empresariales, intelectuales.

No se trata solo de derrotar a Chávez, sino de presentarles a los excluidos una salida real, un país donde todos sean incluidos. El día en que la sociedad venezolana marche unida, sin que nadie sobre, haga lo que haga Chávez, será derrotado.

Mientras más divide al continente, Chávez no cesa de hablar de unidad latinoamericana, la que no surgirá de decisiones políticas como si bastara con el deseo de Miraflores, o la Casa Rosada de Buenos Aires, para comenzar un gran proceso unitario En el siglo XX, la unidad europea nació de una obra de orfebrería, de la exitosa creación de instituciones económicas que superaron la rivalidad entre Francia y Alemania.

A pesar de los enfrentamientos políticos entre Colombia y Venezuela, razones comerciales han mantenido la cercanía entre los dos países.

Es mentira que a Venezuela le salga más barato importar alimentos de Argentina, o que Colombia no fuera un mercado para la CVG.

Chávez plantea la unidad pero divide seriamente el continente en dos bandos, de izquierda y de derecha.

Mientras afirma que la revolución jamás pactará con los escuálidos, pretende una unidad con gobiernos conservadores.

A pesar de los abrazos presidenciales en México, no caben en el mismo sitio víctimas y carceleros, los culpables de la muerte de ese albañil, negro, pobre.

Llegan tiempos de prueba para la voluntad unitaria de la oposición, a volver a un punto de honor que los coloque de primero en las listas a pesar de no representar a ningún partido, que el liderazgo se probará mejor en los circuitos populares donde se realicen primarias y a continuación haya que derrotar al chavismo.