Hace diez años todo era “esperanza y sueños” alentados además con el mercado petrolero.
Ultimos tres días del año, hay que buscarse un calendario nuevo. Ya llevamos diez bajo el mismo esquema de gobierno, pero definitivamente con expectativas totalmente distintas.
Al principio, en aquel 1999 la historia de una revolución que nunca ha sido, estaba por escribirse. Casi todo el país confiaba en que el cambio tan anhelado y necesario estaba por realizarse. Que atrás quedaba el tiempo de la corrupción, de los privilegios, del derroche. Que el término “exclusión” quedaría totalmente erradicado. Que la integración de todos los sectores a favor de un proyecto de desarrollo nacional sería la amalgama de una nueva realidad social y económica en la que se priorizaría a los que aquí vivimos. Que la inseguridad, por ejemplo, tema que ya preocupaba en su momento, iba a ser uno de los principales puntos a atacar. Incluso muchos votaron por “un militar” bajo la errónea percepción que eso garantizaría “el orden y la tranquilidad” en nuestras calles.Que aquello de las “elites privilegiadas” daría paso a un sistema donde todos seríamos iguales ante la ley. Que esta funcionaría, finalmente, para todos por igual sin importar militancia política, condición social, ideología, sexo, religión o cualquier otra circunstancia. Sí, que finalmente tendríamos un sistema de justicia digno y que este sería el pilar de nuestra democracia. Que se harían todos los cambios que fueran necesarios pero también se reconocería y se mantendría lo bueno de nuestra historia republicana. Que no se optaría por la llamada “tierra arrasada” para luego no sembrar absolutamente nada priorizando la destrucción en lugar de la “construcción” de una nueva realidad.
Hace diez años todo era “esperanza y sueños” alentados además con una buena brisa en el mercado petrolero. La gente quería un cambio, se pensaba que había el capital humano para llevarlo a cabo, que ese nuevo equipo de gobierno tenía la ética, la rectitud y la capacidad para acometerlo y que los recursos que entrarían serían usados a favor de las grandes mayorías.
No tenemos mucho espacio para contar el resto de la historia. Sólo nos haremos las siguientes preguntas a diez años de gobierno. ¿En nuestro país se acabaron los privilegios?, ¿existe menos corrupción?, ¿es este un modelo de desarrollo exitoso?, ¿tenemos una mejor calidad de vida?, ¿hay menos pobreza?, ¿hay algún tipo de discriminación por ser o pensar distinto de la línea oficial?, ¿existen presos políticos?, ¿es este realmente un sistema democrático con la debida separación de poderes?, ¿hay confianza en las instituciones? Y finalmente, ¿están garantizados nuestros bienes, nuestro futuro, nuestra vida y la de nuestros seres queridos?
Todos y cada uno de nosotros tenemos las respuestas. Cosas que pensar luego de diez años. ¡Feliz 2009!
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