viernes, diciembre 05, 2008

"Lo que Chávez quiere" ("...la oposición debe ser desmoralizada...")


POR:ARGELIA RIOS.

Su idea es acabar con la solidez de la única estrategia que le ha dado resultado a sus adversarios.

Ni aún queriendo podría esperar más tiempo. El presidente Chávez no acepta el progreso de sus adversarios. La estrategia incrementalista de éstos le ha trastornado el juego: si espera otro momento para la enmienda, el riesgo de ver abortada la reelección indefinida será mayor. Ahora necesita minar el camino gradualista que sus oponentes han logrado construir. Su apuro es el mejor reconocimiento de que la actuación de sus oponentes les garantiza un éxito futuro. Hace años, el comandante reclamaba el aventurerismo radical de quienes se le enfrentaban. Ahora le inquieta lo contrario: no admite los cambios que ellos instrumentaron, ni mucho menos el potencial que ese viraje les proporciona de cara al futuro cercano.

Chávez no miente cuando dice que la revolución está en peligro: los índices de participación electoral del 23N son prueba de que, al menos en el mediano plazo, ciertamente, lo está. Si la oposición sigue acudiendo a las urnas con el mismo ánimo con que acaba de hacerlo, el comandante no podrá quedarse en Miraflores, ni conseguirá preservarle el camuflaje “democrático” al proceso. La revolución está urgida de aquella oposición del 2002 y también del clima político que reinó en el post revocatorio.

La orden es clara: para efectos de su reelección -y de las demás estaciones comiciales pendientes-, la oposición debe ser desmoralizada. Es preciso que ella deje de creer en las salidas democráticas. Destruir su estrategia incrementalista constituye un desiderátum. Todos los esfuerzos del oficialismo -junto con sus instituciones- estarán dirigidos a ese propósito. Tanto la enmienda como la obstrucción del trabajo de los gobernadores y alcaldes contrarios al proceso, hacen parte de un “ataque fulminante” contra el instrumento del voto. Por eso Chávez se radicaliza después de cada medición en las urnas: quiere que la población democrática reniegue de las elecciones como mecanismo de lucha y de cambio. Le urge sembrar en ella la desolación que la mantuvo postrada por largo tiempo.

El presidente calcula que sus provocaciones contribuirán a revivir los viejos temores y desconfianzas de la oposición. Con la ayuda del CNE -que desempeñará un rol principal en esta nueva puesta en escena- hará todo cuanto esté a su alcance para conseguirlo. Espera que sus abusos revivan a los factores más recalcitrantes de la oposición, para estimular la división que lo nutrió en otros episodios. Su idea es redonda: acabar con la solidez de la única estrategia que le ha dado resultado a sus adversarios. Necesita sacar a sus adversarios del juego democrático. No puede soportar que una parte importante y creciente del país haya tenido oídos para otras opciones. No acepta que prospere una alternativa, ni que su revolución quede expuesta ante el mundo como un proyecto en declive. La enmienda es una gran oportunidad para la oposición y su respuesta será crucial.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Maruja Tarre


Insólita obsesión

La única motivación del Presidente es su insólita ambición de poder.

El 23 de noviembre fue un día especial. Se hizo un esfuerzo muy grande a nivel de los electores en sus enormes colas, en las mesas sorteando las engorrosas trabas del sistema e incluso en el CNE, presentando resultados en forma relativamente rápida. Hasta el Presidente esa noche se comportó adecuadamente. Parecía un resultado salomónico que permitía a ambos lados reclamar importantes victorias. Por un momento pensamos que estas Navidades serían tranquilas, relativamente armoniosas antes de la crisis económica que nos espera el año que viene.


Pero no contábamos con la obsesión de Chávez. Nos olvidamos, por breves horas, que la única motivación del Presidente es su insólita ambición de poder. Cuando todos los gobernantes del mundo, sin excepción, se encuentran en un período de reflexión, tratando de idear maneras para que sus pueblos logren sobrevivir sin demasiados padecimientos la crisis financiera y económica, Chávez sigue obsesionado porque sólo le quedan cuatro años en Miraflores. En vez de colaborar con los gobernadores y alcaldes de todo el país, en su mente enfermiza los considera enemigos a quienes hay que acorralar y vencer. Una vez más arremete en contra de Globovisión y nos da una idea de lo que sería la información si logra salirse con la suya, al encadenarnos varias veces al día para transmitir sus desvaríos. La sentencia sobre el “magnicidio” y la interpelación de Rosales no pueden calificarse de kafkianas, porque son demasiado mediocres y balurdas. En toda esta triste semana, se me han quedado grabadas las caras de bochorno de Vanessa Davies y el ministro Navarro cuando en un programa de televisión tuvieron que explicar la reelección indefinida y la frase dura y certera de una dirigente vecinal: “Presidente, usted se empeña en amargarnos la existencia. Exigimos respeto”.

Anónimo dijo...

Gonzalo García Ordóñez

No a la enmienda terrorista

Diciembre 4, 2008

La “nota” que inspiró de rojo a la gente ha-ce rato que se agotó; el 23N no valió piedra en el zapato, amenaza, tropelía o lloriqueo. La magia se acabó, se agotó. La reacción de la clase media, en contra del comunismo y el abuso de poder del actual régimen, ahora ha sido también asumida por los sectores populares, por ejemplo Petare convirtió a Primero Justicia en un partido popular, en un partido del pueblo. El pueblo no quiere violencia, ni guerra civil, pero defenderá su voluntad popular. Mientras los jerarcas del PSUV se mudan al Este de Caracas, inscriben a sus hijos en colegios bilingües distantes de los sectores populares, pasan vacaciones a lo grande en Europa y Argentina y almacenan fortunas en divisas, a los pobres no les alcanza el dinero para satisfacer las necesidades básicas de alimento, vivienda, salud, educación y vestido. Las violaciones reiteradas a la Constitución y leyes de la república, el derroche de dinero y el abuso de los medios oficialistas lo pagaron y seguirán pagando en las urnas. Ahora anuncian la enmienda terrorista.

La actual clase gobernante roja-rojita humilla y veja a los pobres. Los pobres pasan horas en una cola para comprar pollo en Mercal, los ricos rojos del gobierno van a los muy exclusivos frigoríficos y boutiques de la carne y el pollo; a los hijos del pueblo se les condena diariamente a horas interminables de cola para subirse a un autobús o empujones en el Metro pero a los ricos chavistas que gobiernan les asignan una flota de carros y escoltas. El nuevo gobernador de Miranda descubrió que Diosdado Cabello tenía 24 carros asignados y 60 escoltas para su familia. En comunismo, los pendejos pasan trabajo, aquí la boliburguesía se corrompió y de qué manera. Hay un general de División retirado del Ejército comprando un banco, es uno de los que apoyan la enmienda terrorista.

La tropelía y saqueo administrativo en las gobernaciones y alcaldías perdidas por el chavismo son una muestra clara de lo que todos ven y entienden: no es el poder en manos del pueblo que elige, es el poder en manos del terror que gobierna. Esa es una nueva práctica de terrorismo de Estado, imponer su voluntad en contra de la voluntad y soberanía política del pueblo que elige a sus gobernantes. La clase gobernante, corrupta, antinacional y esmeradamente procomunista, guapa y apoyada por los rusos y cubanos, ahora, al convocar a la enmienda terrorista de reelección, intenta sepultar la Constitución de la República. No puede ser sometida a consideración del electorado, en un mismo período, una materia cuya reforma ha sido rechazada. En diciembre de 2007 los venezolanos rechazamos la reelección continua, indefinida, desconocer a la fuerza la Constitución y la voluntad popular es terrorismo político de Estado. No a la violación y desconocimiento de la Constitución, no al terrorismo político de Estado.

No a la enmienda terrorista apoyada por los cubanos y saqueadores comunistas.