sábado, diciembre 06, 2008

"Mostrar los dientes" ("Habrá que reactivar la Coordinadora Democrática sin los pecados de la primera...")

POR:FAUSTO MASÓ.

Mostramos los dientes para sonreír o morder. Gobernadores y alcaldes de la oposición mandan mensajes de paz, sonríen; Chávez se jacta de tenerlos rodeados, muerde. No les quedará otra a los primeros que sacar los dientes, a su manera, claro, para que sus electores no concluyan que votar no sirva para nada. Toca políticamente hacerle pagar caro a Miraflores sus arbitrariedades. Los dientes de la oposición son la opinión pública, la participación popular, la calle, la gente: votos y más votos. En 2002 Chávez -para disminuir la presión que provocaban las grandes marchas- solicitó la intervención de la OEA y de la misión Carter, se acordó entonces de celebrar un revocatorio, el cual los primeros meses perdía el gobierno. Chávez quiere que votar sea como el vicio solitario e inolvidable del onanismo; estéril, pues. Se equivoca, ya el 23-N generó o ratificó líderes: Ledezma, Rosales, Salas Feo, Ocariz, Blyde, Pérez Vivas, Morel. Puede salirle el tiro por la culata. Es la hora de la unidad, lo que más teme Chávez.Habrá que resucitar la coordinadora sin los pecados de la primera, una nueva que sea sostenida por las fuerzas reales de la oposición, no ONG ni organizaciones de maletín. Esa nueva convergencia o coordinadora necesitará un vocero, claro, alguien que no provoque suspicacias entre los aspirantes a la presidencia, un vocero químicamente puro, un castrado político que jure que nunca aspirará siquiera a ser portero de Miraflores. Obviamente, la estrategia para el referéndum seguirá la pauta del 2-D en 2006. Chávez, nuevo Jesucristo, exige estar con él, o contra él, no decidir si a cualquiera, Chávez o Perico Pérez, no le bastan 12 o 14 años para desarrollar su programa de gobierno y mejor designarlo un rey sin corona. En los últimos minutos de la primera película de Terminator, después de ser destruido el malvado biónico, unas patas de metal se levantan entre los restos del herrumbroso esqueleto para volverse un artefacto siniestro, un gigantesco insecto que avanza sobre dos patas y persigue a los buenos de la película, hasta que por fin una inmensa aplanadora lo aplasta. Gane o pierda el referéndum Chávez, a continuación no conoceremos la paz, ni él ni nosotros: esto sigue y sigue. Ni un segundo rechazo a la propuesta de la reelección le impedirá al presidente buscar la reelección por otros medios, o apostar a ser un Putin, reinar detrás de bambalinas. Al país le cayó una peor maldición, un líder que dice pretender cambiar al hombre. ¿Sólo siendo como Chávez se derrota a Chávez? Tal perspectiva quita el sueño, pero peor le irá al país si no acepta el desafío, si se refugia en una ilusión, si cree que sacó más votos la oposición que el PSUV o que el fenómeno de Mario Silva en Carabobo no demuestra el poder en campaña del máximo líder. Este año viviremos en peligro, también el próximo y el próximo, en una permanente guerra civil que no estalla, un conflicto que terminará cuando una de las dos partes supere la otra abrumadoramente, cuente con esa mayoría similar a la que tenía Chávez los dos primeros años de su gobierno. Mientras tanto, palo y palo, sólo que esta cayapa interminable contra gobernadores y alcaldes de la oposición tendrá éxito si éstos se asustan, lo que no está ocurriendo. Al contrario, Chávez está provocando lo que más teme: la unidad de la oposición. ¿Se acobardará el país? Qué va. Unidad y más unidad.

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