domingo, diciembre 21, 2008

"El circo de "Yo,el indispensable" ("...Chávez hay que nombrarlo emperador del mundo...")

POR:MARTA COLOMINA.

"Un diputado golpeaba la mesa con un micrófono, otro pateaba y brincaba. La señora Flores gritaba vítores al comandante Chávez. Hay que nombrarlo emperador del mundo, decía fuera de sí. El diputado Herrera, que había sido orador, coreaba aquello diciendo, por lo menos emperador de América. De repente sobre el estruendo de las voces airadas de los grupos alborotados, se oía un "c. de m." o un "hijo de p." que provenían de algún diputado que había ya recorrido la gama de los insultos sin satisfacerse. Era una vergüenza que el Parlamento venezolano diera aquel espectáculo. La escena que acababa de ver era digna de un botiquín del suburbio más bronco, de un burdel a media noche en algún recodo maldito. No podía encarnar la representación nacional aquella Asamblea de gentes primitivas, incultas y desmandadas. Mejor sería que todos aquellos fueran voceros de algún gremio de contrabandistas". Lo anterior es parte de la crónica de Domingo Alberto Rangel en El Mundo (18-12-2008) sobre la primera sesión de la AN dirigida (vanamente) al logro de la reelección indefinida de ChávezCuando este jueves la sesión parlamentaria concluiría con la primera "discusión" de la Enmienda, los gritos estentóreos de ¡Uh, ah, Chávez no se va!, fueron coreados también por los gobernadores y alcaldes chavistas, quienes han abandonado sus regiones para formar parte del combo de "Yo, el indispensable". El circo esta vez incluyó el simulacro de "pueblo" apostado a las afueras del hemiciclo (que ahora deben haber pasado de la nómina de la Alcaldía Mayor a la de la AN). El show incluyó el desfile con cajas muy livianas supuestamente contentivas de los aún más presuntos cuatro millones de firmas recogidas a punta de amenazas a los empleados públicos. "En el CICPC y la PM están obligados a firmar. A los jefes les impusieron recoger una cantidad de rúbricas por la Enmienda. Los policías siguen clamando por el pago de deudas" (El Mundo 17-12-2008). A los que participaban en los operativos de cedulación no les entregaban la cédula si no firmaban primero: En "el hallacazo" los obligaron a firmar so pena de no venderles el pernil o los ingredientes de las hallacas. La mentira tiene patas cortas. Una rojita alardeó en la AN al sacar un amplio fajo de supuestas firmas" por si acaso las dudas", y al hojearlas ante las cámaras de televisión, éstas captaron la blancura de las páginas interiores sin una sola rúbrica.

El circo transcurre de espaldas al clamor popular por servicios públicos decentes, seguridad, trabajo y vivienda. El caricaturista Weil (TalCual 16-12-2008) lo graficaba con unos delincuentes que huían del lugar donde quedaba una madre con el hijo muerto en sus brazos, mientras exclamaba "U-A, la delincuencia no se vaaa". La culpabilidad extrema del gobierno se expresó con el caso reciente de un padre que, cansado de esperar en Casalta III a los organismos de seguridad, con inmenso dolor decidió trasladar personalmente hasta la sede del CICPC, el cadáver de su hijo asesinado. Los funcionarios del CICPC no disponen de vehículos oficiales, ni para transportar cadáveres ni para sus demás funciones. ¿No indigna que Chávez haya regalado más de cien camionetas y otras tantas motos a los policías y militares bolivianos, mientras los nuestros tienen que andar a pie? ¿Se preocupan acaso los diputados que gritaban "El comandante se queda, se quedaaaaa", que ese mismo día asesinaran con subametralladoras a cuatro personas en Guaremal y otras tres que se encontraban cerca resultaran gravemente heridas?, ¿que ese mismo día el petróleo más liviano (WTI) cayera a $ 39 y el venezolano a $ 27, a pesar del enorme recorte OPEP de más de 2 millones de bpd? ¿No les parece grave que las reservas hayan caído en más de $ 2 mil millones en un mes y que la intención de Chávez sea liquidarlas irresponsablemente? ¿Les gusta que Pdvsa venda ilegalmente dólares en el mercado libre, ante la mirada cómplice del BCV? ¿Le han echado una mirada al caos de Sidor (con caída de la producción y pérdidas millonarias) y a la quiebra ostensible del resto de las empresas de Guayana? ¿No les avergüenza celebrar el saqueo llevado a cabo por sus malandros rojitos en las gobernaciones y alcaldías que perdieron, al ver que tales delitos van en contra de los más pobres? ¿Se han enterado que el riesgo país esta por encima de 1.800 puntos, que nos está devorando la inflación, que la gigantesca deuda venezolana ha sido calificada de negativa y que si la cosa sigue como va, en 2009 el gobierno será tragado por las protestas laborales y sociales, a las que se unirán los descontentos de las misiones?¡Claro que se han dado cuenta! Por eso la prisa en realizar la Enmienda. Sin embargo, más vale que se vayan acostumbrando a lo que les viene: porque "NO" fue NO el 2D; y será NO hoy, mañana y siempre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Carlos Blanco


Tiempo de palabra
Diciembre 21, 2008

Poco a poco se verá cómo el Libertador desaparece del discurso presidencial.

Si gana y si pierde

A la cirugía que practica Chávez sobre Bolívar se le ven demasiado las costuras. Hasta ahora, el Libertador parecía que decía cosas que acomodaban a las necesidades de la locuacidad presidencial. Hay frases para cada ocurrencia del Comandante. La oficina de corte y costura de Miraflores produce citas como chorizos, y el hombre no vacila en apelar a ellas. El general Pérez Arcay, el que busca las citas, trabaja a marchas forzadas y está a punto de denunciar este socialismo que lo explota sin parar, sobre todo ahora que el Presidente tiene la urgencia reeleccionista. Con lo que no contaban los personajes envueltos en esta sastrería de la palabra bolivariana era que al Libertador se le ocurrieron otras cosas que no se avienen al delirio de poder que se hincha en Miraflores. A Bolívar le pareció, en un momento de su vida, que era detestable que los que mandan quisieran perpetuarse; escribió sobre lo terrible que es para un pueblo que un hombre se acostumbre a mandar y los ciudadanos a obedecer.


El resultado es que ahora no es Bolívar, en la integralidad de sus discursos y proclamas, el que debe ser citado y al cual debe reconocerse, sino una parte de él, porque la otra parte más bien sirve para desenmascarar el hambre de poder. Bolívar le ha echado una gran broma, una irreparable broma, al señor Presidente. Poco a poco se verá cómo el Libertador desaparece de las invocaciones presidenciales, como desapareció el Soberano hace años.

SI GANA. Chávez, a pesar de la polémica con Bolívar, podría ganar por las buenas o por las malas. Aunque hoy la mayoría del electorado está en contra de su ansia de perpetuarse en el poder, pudiera volver a infundir temor en un sector que se le ha alejado; que puede temer represalias o que puede ser susceptible a alguna forma de lisonja. Sin embargo, los datos no parecieran favorecer esta opción. El hombre pierde y pierde apoyo, no porque lo gane necesariamente la oposición, sino porque el desencanto vuelve a cundir entre los suyos. La idea de que Chávez sólo habla y no hace, se apodera de más gente, lo cual conduce a un hastío terminal en muchos que no son de oposición pero, tal vez, quieren ver sus novelas o no desean tener ese ronroneo eterno en sus tímpanos.

Supóngase por un momento que con las buenas y las malas artes se impone con su ambición reeleccionista. En este caso, el país vería como amenaza concreta la consolidación de un orden cuyo diseño excluye a los que no son rojos; el nuevo apartheid se ampliaría y es muy probable que un gran sector del país viera como muy lejana o difícil la sustitución de Chávez en un poder que ya habría logrado controlar no sólo en forma completa, sino con aspiración de eternidad. Sin embargo, por donde las lágrimas podrían rodar con más tristeza es en las familias bolivarianas que verían sus oportunidades políticas reducidas y sólo tendrían como salida pegarse de modo incondicional al costillar del Comandante, el cual podría transformarse en el Juan Vicente Gómez del siglo XXI.

SI PIERDE. Supóngase que se tenga como seria la posibilidad contraria, de que Chávez pierda su juguete reeleccionista eterno. Es decir, que para todos se haga evidente que el No triunfaría en el referéndum. En este caso, Chávez tiene la opción de apelar a toda trampa posible, como ha hecho en diversas oportunidades, y ganar de modo ilegal y arbitrario. Sin embargo, también tendría una opción menos difícil que la del fraude, que es aplazar la consulta. Dadas las dificultades que tiene el proceso, éstas podrían invocarse para demorarlo hasta que las condiciones fuesen favorables. Tales opciones tienen el gravísimo problema de que deterioran más su apoyo social porque sería visto como avorazado por el deseo de poder personal; su imagen como adicto al mando por el mando mismo, podría ser irrevocable para grupos más amplios entre sus partidarios.

Cabe imaginar que Chávez pierde y, aunque le entre esa rabia incontenible e inocultable, las condiciones nacionales e internacionales podrían no permitirle el zapateo y el arrebato; aunque descalificara la victoria ajena con los dicterios que afloran después que ha pasado la pasiflorina, habría una victoria opositora, la cual tendría que encajar.

En caso de perder, una opción es que asuma un comportamiento institucional. Una larga despedida y, mientras tanto, se dispara la dinámica de su sucesión. Chávez podría cambiar el tercio y aspirar a ser algo así como el general Gómez, en su retiro de Maracay o Barinas, jefe del poder administrado por algún presidente marioneta, que le guardaría la poltrona hasta que se hiciese propicio su regreso.

Una variante de la aceptación del resultado negativo del referéndum por parte de Chávez, sería desbordarse en insultos, pero de todos modos, retroceder con prudencia -conducta que suele adoptar cuando tiene el agua bordeándole el labio inferior- para preparar una nueva ofensiva dentro de algún tiempo, en la espera de que la actitud de los dioses cambie. Como el respeto a su Constitución no es algo que le importe mucho, violarla las veces que sea necesario no es un problema especial, por lo tanto se harían los referendos que quiera sin importar su legalidad. Baste que dé la instrucción para que el CNE actúe.

IMPACTO POLÍTICO. Algunas de las posibilidades y consecuencias de lo señalado más arriba son meramente teóricas e, incluso, retóricas. El problema real es que Venezuela puede estar en las proximidades de dilucidar el conflicto que no se terminó de esclarecer el pasado 23 de noviembre. Si Chávez gana, aunque tal circunstancia no elimina las elecciones programadas en los años venideros, le daría una nueva y más densa estabilidad al régimen; los engranajes del sistema se harían más consistentes y la exclusión también. Los actores planificarían en un escenario maluco pero relativamente estable, con Chávez al mando.

Si Chávez pierde, sea como sea que adorne el discurso, su gobierno se convertiría en un gobiernito. La oposición tendría la casi certeza de su victoria electoral futura y los aspirantes a la sucesión del Presidente se lanzarían sin contención a lograr la representación unitaria del antichavismo, lo cual será, cuando sea que ocurra, de las jornadas más duras de las que tendrá memoria el país. Por su parte, los que han guardado silencio y ambiciones al lado del jefe, no dudarían en comenzar a asomar sus naricillas para que éste les otorgue su reconocimiento. El país que ha estado más o menos contenido en materia de precandidaturas presidenciales se descosería, tanto del lado del Gobierno como de la oposición.

Diera la impresión de que la pérdida del referéndum por parte de Chávez desataría una lucha política en los dos grandes sectores en los que se divide el país y que, posiblemente, genere una crisis inmediata de legitimidad en el mandato presidencial existente.

Anónimo dijo...

Alberto Barrera Tyszka


Un toque de plenitud
Diciembre 21, 2008

Aunque sea doloroso, y difícil de tragar, lo que ocurrió en Chacao también puede ser un mensaje duro.

Diciembre siempre trae bajo el brazo la tentación de los balances. Es tan irremediable como su escenografía. Ningún otro mes tiene una decoración tan contundente e invariable. Incluso nosotros, tropicales y salseros, caemos vencidos por esta extraña sensación de pinos y de nieve que le dan a nuestra Navidad una atmósfera desquiciada. ¿Hay algo más extraviado que un reno en Caracas? Pero la tentación de los balances probablemente sea menos incoherente. El calendario ayuda. La idea de ponerle fin al capítulo 2008, puede empujar a cualquiera a evaluar, con relativa seriedad, qué de bueno, qué de malo, nos dejaron estos doce meses.



No te angusties. No voy a escribir un balance. Lo mío es más azaroso e irregular. Sólo recuerdo lo que no comprendo. Si estiro mis pupilas de aquí hasta enero, son pocas las cosas que ­al menos en público­ me interesa recordar.

Lo único que brilla es lo que jamás entendí. Por ejemplo: Ingrid Betancourt. Que me perdonen todas las buena almas, pero yo no comprendo el fenómeno de Ingrid Betancourt.

Yo no sé cuál es su mérito. Es tan víctima como tantas otras y, en verdad, todavía no logro desentrañar por qué anda por el mundo como si ella fuera una reina de belleza.

La reciben aquí y allá, los presidentes hablan con ella, ella habla con los presidentes; Ingrid declara, Ingrid opina, Ingrid ha convertido el planeta en una pasarela. Incluso parece que alguien la ha propuesto como candidata al Premio Nobel de La Paz. O el mundo está enloquecido, o los franceses son unos genios absolutos de la publicidad. En un continente donde soportar la violencia es parte del heroísmo diario, donde sobrevivir es una rutina cotidiana, donde las víctimas se multiplican… el estrellato mediático de Ingrid Betancourt también puede ser una grosera frivolidad.

Te pongo otro ejemplo: la actitud de cierta izquierda ante al triunfo de Barack Obama.

Cuando se lanzó a candidato, dijeron que jamás ganaría, que la sociedad racista de Estados Unidos nunca elegiría a un negro, que su destino más probable era el asesinato. Pasadas las elecciones, con el mismo furor, salieron a decir que en realidad Obama no era negro, que estábamos ante otra fantasía de Hollywood: pura farsa imperialista. Obama es Bush con maquillaje. Es insólito. No dan un solo argumento. No ofrecen ninguna complejidad. No hay manera de probar lo que dicen, de digerirlo, porque razonan a punta de eslóganes. No proponen un debate sino un acto de fe. Quieren que creamos en ellos. Que miremos el mundo con los ojos cerrados.

Lo mismo me pasó en las elecciones del 23 de noviembre. Pero con el municipio Chacao. Todavía me resulta asombrosamente incomprensible la actuación de la oposición durante todo ese proceso. Al no encontrarse amenazados por el peligro del enemigo, rechazaron y sabotearon cualquier camino de unidad. Comenzaron a pelearse, a cuchillo limpio, por el espacio público. Volvieron a convertirse en metáfora de la sociedad depredadora que vamos siendo. Aunque sea doloroso, y difícil de tragar, lo que ocurrió en Chacao también puede ser un mensaje duro, una forma de decirle a todos los venezolanos que tal vez la oposición todavía no está preparada para gobernar este país.

Visto desde esta perspectiva, luce aún más trágica la intención eternizadora del presidente Chávez. Ese es uno de los incomprensibles más enormes de todo 2008. No tiene desperdicio. Es una juma atómica. No hay manera, ni siquiera, de contarlo y que suene medianamente lógico.

Un presidente tiene cuatro años de gobierno por delante y, sin embargo, le impone a su país la urgencia de decidir si, después de ese lapso, puede o no puede volver a postularse para seguir gobernando.

¿Cómo? ¿Qué dices? ¿Podrías repetírmelo, por favor? Olvídate de la discusión de fondo, del poder y de la alternancia. Empecemos por lo primero. No hay forma de justificar la premura, la inminencia, el atore. No hay manera de darle un gramo de coherencia a esta propuesta. Es un delirio personal que desea contagiarse, convertirse en delirio nacional. Las próximas votaciones, más que un acto político, serán una experiencia clínica.

Tal vez caben muchas otras cosas en este raro balance de lo insólito. Pero pienso ahora que hoy es 21 de diciembre, que cierta tradición asegura que esta noche descenderá sobre nosotros el espíritu de la Navidad. También es algo incomprensible, lo sé. Pero al menos es más sabroso.

No nos regala angustias sino placer. Así también es el optimismo. Irracional pero gratificante. Supongo que es la mejor parte del balance.

La incomprensible e insólita esperanza que todavía nos acompaña. Ese misterio que siempre nos da un breve toque de plenitud. Felices fiestas. Nos vemos en enero.