POR:ARCANGEL VULCANO.
Lo que en realidad pareciera querer lograr y garantizarse el Sr Chávez es instaurar en Venezuela la “postulación presidencial a un nuevo período” para poder ser candidato presidencial cada vez que así lo requiera, necesite o le convenga. Hemos escuchado hasta la saciedad que su verdadera mal sana intención es eternizarse o perpetuarse en el poder y no dudamos de que esa sea su más recóndita ambición; pero sospechamos que siempre tiene bajo la manga una carta escondida, que contiene su plan “B”.
Aunque no somos especialistas en derecho Constitucional, estamos muy claros en que la pretendida enmienda constitucional es inconstitucional, ilegal, fraudulenta, antidemocrática, anti ética e inmoral y sobran las argumentaciones jurídicas suficientemente expuestas por los mejores y prestigiosos académicos y juristas versados en la materia. Pero más allá de cualquiera consideración jurídica, debemos evaluar también algunos aspectos esenciales de carácter estrictamente políticos, que consideramos de gran impacto.
Intuimos que el Sr Chávez políticamente se enfrenta a varios terribles dilemas que explicarían sus más recientes actuaciones aparentemente desfasadas. De Chávez se pudiera decir cualquier cosa, con él se puede o no estar de acuerdo; pero siempre hemos observado que es un adversario formidable y nada convencional a quien no se debería subestimar jamás. Sus adversarios políticos ya cansados de desmeritarlo, ya han recibido incontables derrotas, de las cuales parecieran haber aprendido lecciones y ahora creen que han por fin encontrado el camino acertado para vencerlo, el electoral, pero soslayando que su proyecto político esconde un plan "B" secreto, que presentimos autoriatario-dictatorial, que conduce indefectiblemente al totalitarismo más rancio.
Chávez sabe que el tiempo se le agota y su gestión gubernamental es pésima, por eso se debe sentir entrampado dentro de su propio traje constitucional confeccionado a su medida, que sin proponérselo se le ha venido encogiendo. La propia Constitución Nacional de 1.999 se le ha transformado en pesadísimo collar de bolas criollas que pende en torno a su cuello, el collar tiene nombre y apellido, es el ya archiconocido artículo 230 que consagra la reelección presidencial por un solo período y que lo manda al prematuro retiro político, el artículo que no pudo modificar el 2-D del año 2.007, para permitir, más que su reelección, en realidad la posibilidad política de garantizarse el derecho de postularse como candidato siempre.
Chávez como político profesional, ambicioso y avezado, desea garantizarse varios aspectos esenciales en caso de verse obligado a entregar el poder simplemente por el término de su período presidencial. Se considera históricamente un dirigente político providencial, luce enfermizamente obsesionado y poseído, se cree importante, por lo que desearía garantizarse impunidad; es decir, no quisiera tener que verse sometido a juicios, y mucho menos tener que encarar la posibilidad cierta de alguna condena judicial, como producto de los evidentes excesos, abusos, atropellos y arbitrariedades durante el ejercicio administrativo del tesoro público en el desempeño de su cargo. Chávez al terminar su mandato, desea no tener que rendir cuentas a la justicia y a sus conciudadanos.
Para lograr impunidad a pesar de tener que entregar el poder, calcula que necesitaría mantener una importante y decisiva influencia política en todos los órganos del poder público nacional, mediante una gran cuota de poder respaldado con una importante dosis de votos, que le permitan mantener suficientes espacios o parcelas de poder en los distintos escenarios políticos, y así negociar con los líderes de algunos partidos opositores una tregua política, amenazándolos con romper la paz desatando una guerra fraticida y generando perturbadora inestabilidad para todos, si no media e interviene su verbo y su mano tutora para regular a sus partidarios más violentos, persiguiendo ser intocable. Chávez para lograrlo hizo hasta ahora lo más necesario y adecuado que le urge a un líder político con vocación de poder, fundando y fortaleciendo a su partido PSUV (es su seguro de vida) necesita ser el único y emblemático líder de su parcialidad política, sabe que debe convertirse en el gran elector, y tratar de ser una suerte de caudillo político a la vieja usanza para encarnar a alguien parecido a los incomparables Betancourt, Caldera o Villalba (ya quisiera igualarlos en estatura política e intelectual) con el objeto de continuar activando con su viva influencia en la complejísima actividad política nacional, porque se sabe aún joven con 54 años, se siente predestinado, fuerte, insustituible; de allí que a pesar de que intentará perpetuarse en el poder oculta y guarda siempre bajo la manga su plan “B”, que consiste en jugar a la supervivencia política ejerciendo la actividad de por vida, así le corresponda ejercer el poder detrás del trono.
Chávez necesita entonces mantener el dedo en el gatillo y hacérselo saber a sus porfiados, insistentes, Inagotables e indoblegables adversarios, que contrario a lo que denuncia Chávez, siempre lo esperarán en la bajadita para derrotarlo electoralmente porque saben que “siempre llueve y escampa” como repetía aquel tristemente célebre inefable veterano dirigente político tachirense nativo de Rubio, a quien se le podía criticar cualquier cosa, pero a quien nadie jamás ha podido acusar de poseer flojos los esfínteres, porque supo mostrar incomparable valor a la hora del te, no así el ilustrísimo inquilino del palacio floreado.
Chávez sorprendiendo a propios y extraños, fríamente, calculadoramente, empleando una muy conveniente premeditada actitud, actuando histriónicamente, a pesar de mostrarse como un autócrata, que suele actuar como un dictador tiránico, y de ser un declarado subversivo que emplea la violencia encubierta y la guerra psicológica contra sus “enemigos”, intenta “por ahora” mantener las apariencias democráticas y la legalidad; pero fingiendo, porque procura seguir jugando a todo evento a la política hasta donde la situación se lo permita; pero él generalmente termina negociando treguas políticas que le permitan extender el tiempo para maniobrar aplicando sus recetas seudo revolucionarias. Lo hace convencido de que Venezuela no es Cuba, y no aceptará sumisamente un giro hacia el comunismo de buena gana; sino que percibe que el expresidente Guzmán Blanco tenía razón cuando afirmó, que “Venezuela se asemejaba a un cuero seco, que si lo pisabas por un lado se levantaba por el otro”; de allí que Chávez está convencido de que la única manera de imponerle al país el comunismo requiere la aplicación de una estrategia y tácticas aplicadas gradualmente por sucesivas y agotadas etapas.
El problema más grave, es que se le acabó su tiempo, y el traje a la medida se le transformó por voluntad popular en una camisa de fuerza, que aunque no lo inmoviliza completamente, comenzó a apretarle muchísimo gracias a su propia terquedad.
Suponemos que varias veces al comandante, le habrán atormentado las tentaciones épicas que lo incitarían a protagonizar alguna suerte de anhelada gesta heroica y gloriosa, apetecida en su atormentada alma de confeso soldado bolivariano, y probablemente se haya visualizado durante sus noches insomnes librando batallas imaginarias contra sus confesos jurados “enemigos oligarcas” que no se cansarán, en sus empeños por enfrentarlo para derrotar su delirante seudo revolución dizque socialista.
Chávez debe seguramente enfrentar terribles dilemas que lo agobian y perturban; desearía ser potable, pero es intragable e in digerible, sus mensajes ya repetitivos cansan a sus feligreses, hastían al país, ensombrecen fechas emblemáticas, él caudillo se asemeja a una especie de amargado predicador en desuso, se ha vuelto un espeso y agridulce brebaje que se nos atraganta a todos en la garganta, ya no empalaga, sino que causa repulsión; para colmo, su fisonomía se ha deformado, luce sombrío, tétrico, patético, lúgubre, apesadumbrado, sus nerviosas risas y burlas lo delatan, cada vez se empequeñece más ante sus semejantes, su espectáculo no sólo es decadente sino que deprimente. Ahora vive enredado en sus propias contradicciones ideológicas, mientras más explica sus motivos más incurre en el error de defender lo indefendible.
Sus sufridos partidarios sin descanso, la gran mayoría ya lucen evidentemente muy desconcertados, asombrados, posiblemente por verse obligados a presenciar y secundar avalando aquel monólogo de interminable e inútil libreto, reaccionando a ratos, pero normalmente parecen estar muy distraídos, apáticos, fastidiados, los vemos haciendo gala de mucha compasión cristiana teniendo que soportar a su insufrible Rey del monólogo en vivo y en directo; pero siempre transmitiéndonos sus poses de obvia incredulidad ante lo que presencian impotentes y sin remedio; las víctimas que son sonríen, luego mirando hacia los lados, volteando los ojos, haciendo delatoras muecas evidencian su auténtica molestia; cada vez que deben aplaudir inertes como robots a su todo poderoso caudillo, su temido Gran Gurú, el aspirante a inmortal Faraón tropical, al neo Napoléon caribeño, el ungido, el yo supremo, el gran Cacique; se saben observados, acosados, hostigados y monitoreados porque su Dios los sopesa siempre, les mide, los calibra, y somete a cada instante a sus infamantes y ofensivas pruebas; pero allí permanecen sumisos y muy obedientes fingiendo lealtades incondicionales, agradecidos como mascotas fieles a su amo, aguardando su esperada ración de galletas, o tal vez, emulando a las aterciopeladas y saltarinas focas de circo, moviendo sus bigotes y dando ridículos brincos al son de la patética música de ocasión, bajo la batuta del arrogante, pretencioso y descomedido oficiante de medio pelo.
¡Qué degradante, y patético escenario, qué tristeza conciudadanos! La Constitución Nacional de ser una traje a la medida para el caudillo, se le ha convertido para su desgracia, y por la voluntad popular, mayoritaria del soberano, libertario, democrático, glorioso, indomable, e invencible pueblo venezolano, expresada categóricamente el 2-D, en una poderosa camisa de fuerza para contener las ansias reeleccionistas de un aspirante a tirano usurpador, que ya no la soporta, colgada como pesadísimo collar de bolas criollas en torno a su cuello.En realidad el artículo 230 de la Constitución Nacional es el Karma de Hugo Chávez, pero él encarna la peor pesadilla de los venezolanos, ambos padecen un Karma.
1 comentario:
De nuevo la Ley del Embudo
Nuevamente vemos a la "Ley del Embudo" en acción. La justicia bolivariana es expedita contra los opositores, pero va sobre morrocoy cuando se trata de los revolucionarios bolivariano$.
Pues ya imputaron a Manuel Rosales, Alcalde de Maracaibo, por enriquecimiento ilícito. Ya van tras Manuitt en Guárico, y detrás de todos los disidentes al proyecto monárquico bolivariano. Pero nadie dice nada acerca de investigar a los que desvalijaron las Gobernaciones y Alcaldías en días pasados. Ni nadie dirá nada acerca de los hechos de corrupción que son públicos y notorios, pero cometidos por funcionarios chavistas...
Al contrario que en el chavismo, la oposición no descansa en una sola persona.
Eliodoro Niklaus
Eliodoro Opina
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