Por: ARGELIA RÍOS.
Ambos grupos exhiben la misma conducta política. Pobres y ricos se disputan el botín del Estado...
Ambos grupos exhiben la misma conducta política. Aunque ubicados en los extremos de la estratificación social, pobres y ricos se disputan idénticamente una parte del botín del Estado. A los dos les mueve sólo el pragmatismo... Unos, se conforman con muy poco, las migajas: los otros, jamás se dan por satisfechos. Incluso en situaciones de urgencia republicana, cuando se espera de ellos un gesto de compromiso, giran la mirada en dirección contraria... Nada les incumbe. La patria representa para ellos un valor difuso. Un incidente exiguo... Democracia, monarquía, o dictadura dan lo mismo; nada les importa, salvo su porción del pastel.
Víctimas de la ignorancia, los más infortunados aceptan subyugarse ante la autoridad, con la que mantienen una relación de sobrevivencia utilitaria... El futuro no les angustia. Lo de ellos es el día a día... Sus contrapartes en la estructura de la sociedad -que, al contrario, no son impreparados ni ingenuos-, sí piensan, en cambio, en el porvenir. Por eso se concentran en acumular tanto como sea posible, desentendidos del acontecer, al que apenas observan de reojo para reconocer con tino el momento de poner los pies en Flandes... Los primeros, nada tienen qué perder... Los segundos, tampoco, pues en el cálculo colocaron todo a buen resguardo, fuera de Venezuela, a donde irán a disfrutar -con sus hijos a salvo- el producto de su desdén.
En el medio de estos dos grupos, donde habitan fracciones diversas del país -cada una con sus matices particulares-, destaca otro sector de la población que se ha mimetizado con aquéllos. Están allí los ciudadanos que, teniendo mucho qué perder, andan despreocupados de su entorno, emulando el pragmatismo en el que convergen ricos y pobres... Sin tener con qué -porque viven de un recatado "15 y último"-, han modelado su actitud política conforme al pésimo patrón trazado por los más encumbrados. Pero desprevenidos en su deducción (basada en la creencia banal de que "si los ricos no reaccionan es porque no hay peligro"), desestiman el detallazo de la cuenta bancaria. Sin ella -a diferencia de quienes se gozan "el proceso" para proveerse al máximo mientras alistan el "plan b"-, deberán quedarse aquí en calidad de "participantes-protagónicos" de la desventura.
Este no es tiempo de cálculos. Es el momento de los valores y principios: una responsabilidad que involucra no sólo a los políticos, sino a cada uno de los venezolanos... Pero el mal ejemplo deforma la gravedad de los hechos... No en vano, el rechazo a la reforma está cediendo: por la propaganda del Gobierno; porque un grupo de opositores -aspirantes a asimilarse al sistema- ayudan a mercadear con éxito los "caramelos de cianuro"; y porque quienes, reconociendo el riesgo, prefieren callar para seguir arañando el erario público, hasta justo antes de abordar el avión en Maiquetía.
Fuente:www.eluniversal.com Argelia.rios@gmail.com
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