Siempre me he negado a la actitud inquisitorial que se ha emprendido en contra de los partidos políticos, tanto desde el Gobierno como desde la oposición. Al insensato antipartidismo debemos en América Latina la subida y permanencia en el poder de autócratas "democráticos", de gendarmes (in)necesarios de nuevo cuño. Bajo el cadalso de la antipolítica han caído justos por pecadores y se ha desprestigiado una de las actividades más excelsas cuando es ejercida por dirigentes con recta visión, preparación y ética política.
Tampoco se trata de pasar por alto sus errores y corruptelas. Pero sí de evaluar la política y a sus militantes altos y bajos con equilibrio, de no tener una actitud tan injustamente negativa.
En esta hora nona de nuestra imperfecta democracia representativa, cuando con las reformas constitucionales el chavismo intenta darle el golpe de gracia, hay que calibrar y estimular el gran esfuerzo que muchos partidos realizan para renovarse y permanecer en esta lucha desigual contra el militarismo neocomunista que nos lleva al garete. Para sobrevivir y defender los espacios de libertad que nos quedan, los partidos siguen luchando con los instrumentos democráticos aunque estos sean menospreciados por muchos de nuestra propia oposición. Un entendimiento real entre todos los sectores opositores sería ciertamente lo ideal, sin embargo sabemos lo difícil que es aquí y en cualquier parte del mundo. ¿Cuánto tardaron los chilenos y los españoles para lograr la tan cacareada concertación?
Sin embargo, aunque se desdeñe, en la base y en el interior del país los partidos están trabajando y logrando acuerdos interesantes. Y en este esfuerzo hay que reconocer muy especialmente el arduo y paciente trabajo de los dirigentes jóvenes, líderes como Luis I. Planas de Copei, Jenny de Freitas de UNT, José Manuel Hernández de Primero Justicia y tantos otros que está columna no da para el merecido reconocimiento. Digan lo que digan muchos de nuestra opositora sociedad civil, sin partidos políticos NO hay lucha democrática, menos a largo plazo.
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