POR:FAUSTO MASÓ.
Ojalá que por paliza perdiera la oposición las elecciones en El Hatillo, Chacao y Baruta, y alcaldes de franela roja colocaran un cartel del Che en sus despachos. ¡El chavismo se volvería sifrino y estaría a punto de ganar el concurso de Miss Venezuela! De ahí en adelante iría palo abajo. ¿No hay unidad de la oposición en Lechería? ¿Y qué? El futuro lo decidirán barrios como los de Valencia, Barcelona. Pele el ojo con lo que sucede en las grandes ciudades.
Lo que ocurre en Chacao no pasa de la anécdota: en ese municipio se la juegan Liliana, Muchacho y Graterón. Fíjese en lo que está sucediendo en la Alcaldía Mayor, en Miranda y Carabobo: ahí está la clave del futuro. Con los marginales hay que ir a misa. El antichavismo avanzó: nadie grita ya en la plaza Altamira “Chávez, vete ya”; a pesar de que los de siempre lancen comentarios venenosos contra los políticos, son los que llevan trabajando a favor de Chávez desde 1992. A los políticos hay que meterlos en la cárcel, pero nunca criticarlos por ser precisamente políticos, tampoco exigirles virtudes que no tienen ni los empresarios ni los buenos padres de familia.
Lo que ocurre en Chacao no pasa de la anécdota: en ese municipio se la juegan Liliana, Muchacho y Graterón. Fíjese en lo que está sucediendo en la Alcaldía Mayor, en Miranda y Carabobo: ahí está la clave del futuro. Con los marginales hay que ir a misa. El antichavismo avanzó: nadie grita ya en la plaza Altamira “Chávez, vete ya”; a pesar de que los de siempre lancen comentarios venenosos contra los políticos, son los que llevan trabajando a favor de Chávez desde 1992. A los políticos hay que meterlos en la cárcel, pero nunca criticarlos por ser precisamente políticos, tampoco exigirles virtudes que no tienen ni los empresarios ni los buenos padres de familia.
Los dolores del parto, el costo de unificar al antichavismo, revelan una oposición en la que se están colando abstencionistas con la cara bien lavada. El otro día, uno de los que dividió Primero Justicia porque no quería votar en las elecciones regionales juraba que nunca había sido abstencionista. ¡Recíbanlos con los brazos abiertos a estos arrepentidos, igual que a los chavistas! Esa es la política, el arte de tragar grueso, embarrarse las manos y conservar algo de candor en el espíritu.
Un político honesto merece más subir a los altares que cualquier aburrido imitador de Rilke. Marchamos hacia el socialismo, qué jodedera, pero Chávez baja el precio del dólar con políticas nada socialistas. El Gobierno quiere detener la inflación, no le quita el sueño que lo acusen de aplicar un paquete, aunque prefiere que lo tilden de comunista. Está secando la liquidez en la calle, aunque los conflictos con Colombia amenazan con la vuelta del desabastecimiento. El ministro de Hacienda el año pasado disparó artificialmente el dólar, hoy manejan la economía los que la mantuvieron estable varios años. ¿Qué haya un negocito con bonos? ¿Qué es una raya más para un tigre? La unidad de la oposición es como el parto de una primeriza al borde de un ataque de nervios desde el primer mes de embarazo, hasta que alzan el renacuajo y ella respira feliz. Al cerrar Radio Caracas Televisión, Chávez cometió su mayor error, le quitó al país la libertad de usar el control del televisor, demostró que la libertad no es un principio abstracto sino algo tan necesario como el aire.
Por ahora no llore por Chacao. Chacao, ¿no lo sabía?, no es Venezuela. No se haga demasiado ilusiones. Llegó la hora de ganar la calle, de inventar un antichavismo popular. A Chávez lo amenazan escándalos internacionales, demasiados dólares que flotan en el cielo no aparecen en las cuentas oficiales. El petróleo sube y sube. Unos expertos muy serios anuncian que el barril llegará a 200 dólares, otros también muy serios afirman que la burbuja reventará y el petróleo caerá a 70 dólares.
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